Los procedimientos oftalmológicos son considerados de alto riesgo de infección por COVID-19. Los que requieren de mayor cercanía, contacto con la superficie ocular y lágrimas son de mayor riesgo.
El crecimiento del globo ocular es progresivo desde el nacimiento; a los 3 años de vida se obtiene casi su tamaño total. Los valores biométricos son los factores más importantes para los defectos refractivos.
Un resultado refractivo no esperado luego de una cirugía de catarata puede tener múltiples causas, ya sean preoperatorias, operatorias y posoperatorias.
Las células endoteliales tienen muy poca capacidad de regeneración, por lo que cualquier lesión endotelial es compensada por la expansión y migración de las células residuales adyacentes.
La vía ocular no ha demostrado ser prevalente en la transmisión del SARS-CoV-2, quizás por el papel protector de la película lagrimal que podría ser significativo en la prevención de la infección.
El ojo seco es una condición frecuente que tiene un impacto importante sobre la calidad de vida, pues conlleva a una sensación de incomodidad y discapacidad visual.
La visión binocular tiene como ventaja principal la visión única que resulta en estereopsis y para que se produzca, los ojos han de estar alineados y tener capacidad de mantener esa alineación.
Estudios presentan el índice neutrófilo/linfocito como indicador inflamatorio en pacientes con trasplante de órganos (riñón y corazón). Sin embargo, su uso es limitado en la oftalmología.
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