El cáncer de esófago es uno de los tumores más agresivos, con una supervivencia global inferior al 20 % a los 5 años. Su incidencia está en aumento en los últimos años, a expensas fundamentalmente de aquellos que se localizan en la unión gastroesofágica, por su asociación con la metaplasia de Barrett. Si bien el carcinoma epidermoide de esófago está claramente asociado al tabaquismo y al alcoholismo, la asociación con el Virus del Papiloma Humano (VPH) es aún controversial. El primer reporte sobre la asociación del virus y carcinoma epidermoide la hizo el Syrjanen en 1988. El VPH es un virus DNA epitelio trópico, cuyo ciclo de vida está inseparablemente ligado al proceso de diferenciación del epitelio pluriestratificado de la piel y membranas mucosas.
En esta revisión se reportó positividad en el 22,9 % de los 11 485 casos de carcinomas escamocelulares analizados por hibridización in situ y en el 15,2 % de los 2 020 casos de carcinomas de células escamosas analizados por reacción en cadena de la polimerasa. Existen muy escasos estudios que confirmen la correlación virus del papiloma humano/cáncer de esófago, en el mundo y en Cuba, por lo que aún resulta un tema controversial.
Cáncer de esófago y Virus del Papiloma Humano: breve mirada al tema. Dra. Odalys Durruthy Wilson; Dr. Juan Carlos Piña Napal ; Dr.CM Jorge Santana Álvarez. Rev. Arch med Camagüey Vol16n(5)2012
La criptococosis meníngea es una enfermedad oportunista que resurge en las últimas décadas, asociada a la inmunodepresión. Esta patología puede ser ignorada y no diagnosticarse si no existe el conocimiento y la sospecha de su presencia, y debido a esto, confundirse con otras causas de meningoencefalitis lo que favorece errores de terapéutica, impide la curación, y provoca complicaciones o la muerte en los casos más severos.
El caso fue diagnosticado en una clínica privada en un país de África durante la estancia de dos de los autores, y se considera de interés general y alerta a profesionales de la medicina sobre el hecho de que el sida no tiene rostro y al parecer, en muchos países tampoco tiene edad.
Se presenta el caso de una paciente femenina de 75 años de raza negra, con antecedentes de paludismo y parasitismo intestinal, que acude a consulta por pérdida de la sensibilidad y la motilidad discreta en ambos miembros inferiores y cefalea occipital. En dos consultas previas se le diagnosticaron cambios artrósicos en ambas piernas y se le indicó tratamiento con vitaminas y antiinflamatorios no esteroideos, sin lograr mejoría.
Al examen físico se observó: discreta palidez cutánea mucosa, temperatura corporal de 37°C, marcha atáxica, hipopalestesia en ambos miembros inferiores. Se realizó el examen de la esfera meníngea donde apareció rigidez nucal (signo de Lewinson), y las maniobras de Kerning y Brudzinsky fueron positivas.
A pesar de no existir toma de pares craneales, se sospechó inicialmente la posibilidad de una meningitis tuberculosa, sin embargo el examen respiratorio fue normal. Se realizó punción lumbar, donde se encontró un líquido cefalorraquídeo (LCR) claro, con aumento de su presión, que microscópicamente tenía las células aumentadas en cifra de 200/mm³ a predominio de linfocitos y un aumento de las proteínas con valores de glucosa normales. Simultáneamente se realizó examen microbiológico directo del LCR, donde no se constataron bacterias, pero sí la presencia de gérmenes encapsulados con la característica apariencia de “huevos fritos”, coincidente con criptococosis meníngea.
Recibió tratamiento médico con antimicóticos y antirretrovirales. La paciente a pesar de su edad respondió bien al tratamiento. Las manifestaciones neurológicas regresaron en un 75%, la anemia mejoró y aún vivía cuando los autores abandonaron su país. Es aleccionador el hecho de que a cualquier edad, se debe mantener el índice de sospecha de VIH, sobre todo en países donde la pandemia es fuerte, también en otros como Cuba, donde mantenerse alertas ante cualquier manifestación sospechosa, como una criptococosis inexplicable, puede contribuir al tratamiento precoz y al control y disminución de las incapacidades y la muerte por VIH.
La afectación renal en el sida es un tema poco abordado a pesar de su frecuencia, la misma depende de la acción directa e indirecta del virus, así como de las complicaciones y del tratamiento. La más frecuente de las complicaciones es la Insuficiencia Renal Aguda. La forma más típica de nefropatía asociada al virus de la inmunodeficiencia humana se caracteriza por alto grado de proteinuria con progresión rápida a Insuficiencia Renal Terminal. En el sida se presentan diversas formas de glomerulopatías cuya expresión clínica va desde el Síndrome Nefrítico hasta el Síndrome Nefrótico.
Se presenta la experiencia de un caso infectado por el VIH/sida con 5 años de evolución, en tratamiento hemodialítico donde se mostró una alta morbilidad en el proceder.
Paciente varón, blanco, de 54 años. La etiología de la insuficiencia renal crónica terminal fue una nefropatía asociada al VIH (NAVIH) que se caracterizó por un alto grado de proteinuria con progresión rápida a insuficiencia renal terminal. No se comprobó que el paciente fuera un ex adicto a drogas por vía parenteral. Tenía antecedentes de hipertensión arterial al inicio del tratamiento renal sustitutivo y una malnutrición por defecto con un índice de masa corporal (IMC) en 16,3 Kg/m².
El paciente presentó varios ingresos hospitalarios relacionados por la alta morbilidad intradiálisis secundaria al uso de catéteres transitorios por un primer intento fallido por trombosis temprana del acceso vascular permanente, posteriormente se coloca catéter permanente tunelizado y se le realizó fístula arterivenosa en su segundo intento a nivel de la flexura del codo izquierdo con buen funcionamiento.
En las infecciones intravasculares diagnosticada en dos ocasiones el germen aislado fue el Estafilococo aureus, además de un absceso de tiroides en el lóbulo izquierdo. Desde el punto de vista psicológico se trataba de un paciente de bajo nivel escolar, retraso mental ligero por lo que se dificultaba el manejo terapéutico de sustitución renal, por su poca comprensión de la enfermedad renal terminal y una dinámica familiar disfuncional.
El uso de transfusiones fue frecuente por su alta morbilidad y la anemia secundaria por lo que la Eritropoyetina recombinante humana se reajustó en múltiples ocasiones hasta el uso de 120 uds. por kg de peso 3 veces por semanas. El paciente fue remitido al Centro Nacional de Referencia (CNR) Instituto de Medicina Tropical ¨Pedro Kourí¨ (IPK), donde fallece con el diagnóstico de infección intravascular por Estafilococo aureus.
El síndrome de Stevens-Johnson tiene una evolución grave, a menudo fatal. Se considera como una variedad de eritema multiforme en su forma ampollar cutáneo-mucosa. Su comienzo es repentino, con fiebre de 39 a 40, cefalea, malestar general, dolor de garganta, lesiones de vesículas y ampollas en cavidad oral, que se agravan con la presencia de pseudomembranas, salivación y ulceraciones que dificultan la ingestión de los alimentos.
Otras manifestaciones son la conjuntivitis bilateral, úlcera de la córnea, epistaxis, retinitis y formación de costras en los orificios nasales. La cara, las manos y los pies pueden estar lesionados y presentar erupción hemorrágica, ampollas, y/o petequias, inflamación de algunos o todos los orificios: boca, fosas nasales, conjuntiva, vagina, y ano, se observa con frecuencia, así como la vaginitis y la balanitis pueden ser graves.
Se presenta una paciente de 35 años de edad, de la raza negra, que ingresó en el Hospital Provincial Ginecobstétrico Ana Betancourt de Mora de la ciudad de Camagüey, hospitalización realizada por protocolo de la institución. Con diagnóstico de Síndrome de Steven-Johnson como variante severa de un mes de evolución e infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Presentaba embarazo a término de 39,2 semanas que comenzó en trabajo de parto, con pruebas de bienestar fetal idóneas, anunciada para intervención quirúrgica cesárea de urgencia. Ante una paciente obstétrica con estas entidades los cuidados anestésicos constituyen hoy un reto para los anestesiólogos.
La sífilis, es una afección de transmisión sexual que, a pesar del progreso de la sociedad, la mayor difusión de información científica y el avance de las terapias, continúa siendo de alta prevalencia mundial. El compromiso hepático por Treponema pallidum es una de las tantas complicaciones descritas, tanto en su etapa secundaria como en la terciaria, y aunque es infrecuente, puede llegar a ser extremadamente grave.
En esta ocasión se presentó un paciente de 40 años, con antecedentes patológicos personales de sepsis urinaria a repetición en los últimos 2 años, que 1 mes antes del ingreso comenzó con decaimiento, pérdida de peso y del apetito, dolor abdominal difuso y orinas oscuras. Se describió la evolución clínica y los estudios realizados mediante los cuales se le diagnosticó sífilis secundaria con afectación hepática y dermatológica.
Los investigadores MA. Carlos Aragonés-López y MD. MS. Jorge Pérez-Ávila, del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, y ScD. Mary C. Smith Fawzi y PhD. MPH. Arachu Castro, del Department of Global Health and Social Medicine, Harvard Medical School, han publicado un artículo sobre los resultados de un estudio del efecto de la terapia antirretroviral (TAR) en la calidad de vida de los cubanos con VIH/sida.
Para el análisis realizó un estudio transversal incluyendo una encuesta de salud a una muestra representativa de 1592 cubanos que recibieron TAR en el año 2004. Luego de la aplicación de los modelos estadísticos seleccionados a los resultados de los 354 participantes (73 mujeres y 281 hombres), se obtuvo que las puntuaciones de las actividades funcionales mostraron medias de más de 80 sobre 100 y el dolor interfería más en mujeres que en hombres. Cuando el diagnóstico del VIH se produjo después de 2001, la probabilidad de experimentar dificultades para realizar el trabajo y la presencia de dolor se incrementó en comparación con el diagnóstico en años anteriores. Las personas tratadas con indinavir mostraron una mayor percepción de salud general y una mayor mejoría. Aunque los cubanos que reciben tratamiento antirretroviral mantienen una alta calidad de vida, se observaron diferencias significativas por sexo y momento de diagnóstico.
La evaluación del índice de calidad de vida puede servir como indicador de resultado de salud y permite identificar disminuciones potencialmente relacionadas con los efectos secundarios del TAR.
Carlos Aragonés-López, Jorge Pérez-Ávila, Mary C. Smith Fawzi, and Arachu Castro. Quality of Life of People With HIV/AIDS Receiving Antiretroviral Therapy in Cuba: A Cross-Sectional Study of the National Population. American Journal of Public Health. e-View Ahead of Print. Marzo 15, 2012.