Acceso a servicios de prevención de its y vih en trabajadoras sexuales en zonas fronterizas de Centroamérica
El trabajo sexual se encuentra estrechamente vinculado con la movilidad poblacional de mujeres y hombres que ejercen esta actividad fuera de sus comunidades o de sus países de origen. Este fenómeno de movilidad se encuentra condicionado por la forma en que se organiza la oferta de servicios sexuales en los diferentes espacios laborales, que se caracteriza por una rápida incorporación y recambio de trabajadores de ambos sexos que se insertan en distintas áreas y escalas laborales. En general, se considera al trabajo sexual como una ocupación que se caracteriza por la precariedad, desprotección social y de salud, riesgos y estigma sociocultural. Además, en diferentes países del mundo se ha definido como una actividad ilegal, lo que reduce las posibilidades de exigibilidad de derechos. Esta situación de vulnerabilidad puede agravarse en contextos fronterizos, donde una parte importante de la población es de mujeres extranjeras, indocumentadas en una situación de estancia ilegal, como ocurre em diferentes áreas de Centroamérica y México.
En México, Centroamérica y el Caribe se han realizado estimaciones sobre la prevalencia de its y vih en trabajadoras sexuales para diferentes regiones y años: en República Dominicana fue de 25-29% de its -sin diferenciar por tipo de its-; en Honduras, 3.3% -clamidia-; Guatemala, 8.7% -vih-; en la frontera norte de México, gonorrea 4%, sífilis 10%, clamidia 13%, vih 5%, y en la frontera México-Guatemala, 86% -herpes genital-. Los datos epidemiológicos colocan a este grupo laboral como población en más alto riesgo de transmisión de its y vih respecto a la población general.
Fuente: Salud pública Méx vol.55 supl.1 Cuernavaca mayo 2013