enero 2011 Archivos

México, 3 ene (Notimex) A pesar de que en invierno aumentan las enfermedades respiratorias, sobre todo entre niños, en las últimas dos décadas ha disminuido 70 por ciento la mortalidad derivada de estos padecimientos, aseguró la especialista Karina Huesca Gutiérrez.

La investigadora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM explicó que 75 por ciento de los casos que se registran durante la temporada invernal entre niños, afecta principalmente a menores de cinco años.

Destacó que en el invierno alrededor de 80 por ciento de estos padecimientos son de tipo viral y que las entidades donde la población es más afectada son Puebla, Tlaxcala, Chihuahua y el Distrito Federal.

Los menores de dos años son más propensos a esos males, pues a esa edad se presentan con mayor frecuencia y severidad, sin embargo, ‘los bebés de menos de dos años pueden presentar complicaciones más graves, e incluso corren el riesgo de ser hospitalizados’, explicó.

Refirió que los síntomas de estas enfermedades son fiebre, tos, escurrimiento nasal, dolor de garganta y malestar general y si el cuadro es más complicado hay sibilancias (sonido silbante durante la respiración), y dificultad o ruidos anormales al respirar.

Huesca Gutiérrez alertó que si un niño presenta dificultad para respirar, lo hace muy rápido, se le hunden las costillas, tiene los labios morados, deja de comer, bebe pocos líquidos o está decaído, son síntomas de alarma y necesita hospitalización.

Para evitar esos síntomas, recomendó procurar alimentar al bebé con leche materna los primeros meses de vida, propiciar un adecuado estado nutricional y tener completo el esquema de vacunación.

Asimismo, mantener a los infantes alejados del humo del tabaco o leña, abrigarlos, no exponerlos a cambios bruscos de temperatura, y conservar ventiladas las habitaciones.

Los cuidados que se deben tener cuando el pequeño ya ha enfermado son alimentarlo e hidratarlo bien, controlar la fiebre, no automedicarlos y acudir a consulta, subrayó.

En general, dijo, es importante lavarse las manos antes de preparar los alimentos, de regreso a casa, después de ir al baño o de toser, cubrirse la boca al estornudar con el antebrazo o con un pañuelo.

Montevideo, 3 ene (PL) La crítica situación de déficit hídrico que atraviesan varios departamentos de Uruguay es objeto de estudio por los comités zonales, informó hoy Gustavo Leal, coordinador del Sistema Nacional de Emergencias (SNE).

Leal especificó que aún no se puede hablar de sequía, por lo que resulta más apto el anterior término para describir la coyuntura de algunos territorios como Cerro Largo, Rivera, Treinta y Tres y Artigas.

En el primero de ellos, abundó, hace tres semanas comenzó la distribución de cerca de 36 mil litros de agua en ocho zonas a 55 familias del interior profundo y esa cantidad de personas crecerá paulatinamente por la desecación de pozos.

Subrayó que el agua, además de ser un elemento vital, es un medio estratégico para la población rural y en tal sentido, “el SNE trabaja para disponer todos los recursos del Estado necesarios y entregarla a todas las familias necesitadas”.

De agravarse el panorama está pensado que el Ejército nacional colabore ya que el Ministerio de Defensa forma parte del SNE y auxilia en situaciones similares.

Leal informó que el SNE de conjunto con Obras Sanitarias del Estado chequean de conjunto el estado actual de las fuentes de abasto para mantener la capacidad operativa de entrega del líquido.

Otras áreas con escenarios complejos de persistir el déficit de precipitaciones son Canelones y San José, indicó Leal.

Una sequía generalizada en el país, aún no planteada pero sin descartar, supone efectos económicos importantes ya que el último evento de este tipo registrado en 2008, le costó al país 1 200 millones de dólares.

El cambio climático, aseveró el coordinador, “está impactando al país desde el año pasado cuando ocurrieron inundaciones en verano que motivaron la evacuación de 16 000 personas”.

La producción rural experimenta algunos efectos de la falta de aguaceros, por lo cual el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca adoptó un plan de medidas como declarar el estado de emergencia agropecuaria en el norte uruguayo,

Esa disposición permitirá el acceso a fondos a los productores rurales, la posibilidad de importar forraje y de implantar otras iniciativas que logren mitigar el impacto en la producción.

Little Rock, EE.UU., ene 3 (Reuters) El estrés por los fuegos artificiales de la víspera de Año Nuevo podría ser la causa de la muerte de hasta 5 000 pájaros en Arkansas, que comenzaron a caer misteriosamente del cielo el viernes por la noche, dijeron el lunes las autoridades del estado.

Las autoridades creen que es más probable que el estrés sea la causa de lo ocurrido en la localidad de Beebe, en el centro-sureste de Estados Unidos, y no malas condiciones meteorológicas como el granizo o una tormenta de rayos, pues el mal tiempo ya había pasado.

“Nos inclinamos más por un evento de estrés”, dijo el portavoz de la Comisión de Caza y Pesca de Arkansas, Keith Stephens, que agregó que los fuegos artificiales podrían haber llevado a las aves, mirlos en su mayoría, a volar hacia casas o a tener ataques cardíacos. Se espera el resultado de varios análisis para esta semana.

La comisión también está intentando determinar cuál fue la causa de la muerte de hasta 100 000 peces en una franja del río Arkansas cerca de una presa en Ozark, 201 kilómetros al oeste de Beebe. Los peces fueron descubiertos el 30 de diciembre.

Stephens dijo que la comisión espera tener resultados de las pruebas sobre los peces en alrededor de un mes e indicó que podría ser una enfermedad, ya que pertenecen todos a la misma especie.

El portavoz agregó que ambos acontecimientos no parecen estar relacionados. Tanto la zona afectada del río como el aire en el lugar de la muerte de los pájaros han sido analizadas en busca de toxinas, indicó.

Beebe es una localidad de unos 4 500 habitantes situada a casi 50 kilómetros al noreste de la capital estatal.

Santiago de Chile, 3 ene (PL) El temblor de 6,9 grados en la escala de Richter que desató el pánico en el sur chileno fue una tardía réplica del terremoto de 8,8 grados de febrero del 2010, aseguraron hoy aquí expertos en sismología.

La especialista Diana Comte destacó que el temblor, registrado la víspera a la región de la Araucanía, se localizó en el área de ruptura del megasismo del 27 de febrero pasado y por tal razón clasifica como una réplica del mismo, criterio con el que coincidió el también sismólogo Sergio Barrientos. Comte evaluó de sabia la decisión de los pobladores de las zonas costeras de autoevacuarse hacia lugares altos, aunque luego la Oficina Nacional de Emergencias descartara la posibilidad de un tsunami.

Nadie debe esperar a que alguien le toque el hombro y le sugiera que se aleje del borde costero, señaló la experta, quien llamó a fortalecer la cultura sísmica en Chile, teniendo en cuenta la singularidad geográfica del territorio nacional.

“Lo más importante no es si tenemos el récord del terremoto más grande en la historia de la humanidad (el de 1960, con 9,5 grados Richter). Tenemos que aspirar a ser el país mejor preparado frente a eventos sísmicos”, recalcó Comte.

El fuerte movimiento telúrico abarcó unos mil kilómetros y afectó a seis regiones de Chile: O’Higgins, Maule, Bío Bío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.

Aunque sólo se produjeron cortes de electricidad y fallas en las comunicaciones telefónicas en algunas ciudades, los chilenos volvieron a vivir situaciones de temor asociadas al terremoto y posterior tsunami de febrero último, con saldo de 500 muertos, 56 desaparecidos y dos millones de damnificados.

Sidney 4 ene (PL) Más de 200 000 personas permanecían aisladas en el noreste de Australia ante el desastre provocado por las peores inundaciones en los últimos 50 años, según reportes oficiales.

Ciudades como Rockhampton, con 75 000 habitantes, estaban recibiendo suministros por vía aérea mientras las regiones carboníferas estaban paralizadas debido a las aguas, las cuales empiezan a ceder tras la diminución de las lluvias.

La región australiana inundada equivale a una superficie superior al millón y medio de kilómetros cuadrados, una superficie similar a la de Francia y Alemania juntas.

Datos oficiales confirmaron la muerte de al menos 10 personas y la evacuación de más de 100 mil hacia zonas más altas a la vez que los expertos pronosticaron que las inundaciones no cederán por lo menos durante dos semanas más.