Empeora escándalo por dioxina en granjas alemanas

Berlín, 5 ene (Notimex) Más de1 1 100 granjas fueron cerradas en Alemania tras ser detectada dioxina en el forraje y los consumidores de este país se sienten desorientados ante la contaminación de alimentos básicos como los huevos y la carne de pollo.

La fiscalía alemana ya abrió una investigación contra un fabricante de forraje del norte del país (Emden), a quien se le exigirán responsabilidades judiciales por emplear ácido graso de biodiesel (un lubricante) en la fabricación de piensos para animales.

De acuerdo con la Federación de Agricultores alemanes (DBV), dicho productor de biodiesel vendió el ácido graso al productor de piensos Harles & Jentzsch de Uetersen (Schleswig-Holstein), quien fabricó 547 toneladas de alimentos para animales con estas sustancias químicas altamente venenosas. La venta de productos tóxicos se produjo a su vez a través de una tercera empresa holandesa.

“Esto va a durar varias semanas para efectuar los controles de contaminación con dioxina. Pero la protección del consumidor es lo prioritario”, indicó un portavoz del ministerio de Agricultura del Estado regional de Baja Sajonia (centro), donde están situadas la mayor parte de las granjas consumidoras de forraje contaminado.

Por su parte, el ministro de Agricultura de Thuringia convocó una reunión con todos sus homólogos alemanes “para exigir sanciones a los charlatanes de la industria”.

El gobierno de Renania del norte-Westfalia publicó la primera lista de números de serie de huevos contaminados, que al parecer ya fueron consumidos, por lo que los consumidores continúan a la expectativa.

Las dioxinas son residuos formados por combustiones y son consideradas como cancerígenas por la Organización Mundial de la Salud. No obstante, el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos aseguró que “la contaminación con dioxinas en la comida para animales no representa un riesgo para el consumo humano”.

El pienso contaminado se suministró a granjas porcinas y avícolas de los estados de Renania del Norte-Westfalia, Sajonia-Anhalt, Sajonia, Turingia y Brandeburgo, y el pasado 28 de noviembre se detectaron las primeras muestras de dioxina.

Así, el 23 de diciembre se cerró la primera granja en Renania del norte-Westfalia, donde ya han sido sacrificadas unas ocho mil gallinas ponedoras. Para entonces, dicha granja ya había distribuido 120 mil huevos contaminados en los comercios alemanes.

El gerente de la fábrica de pienso contaminado, Siegfried Sievert, lamentó en el Westfalen Blatt la “ingenuidad” de su empresa al utilizar las grasas sin comprobar que eran adecuadas.

En este sentido, la Federación alemana de Agricultores exigió al fabricante que asuma toda la responsabilidad y pague las pérdidas causadas a los granjeros.

También la comisión europea solicitó información a las autoridades alemanas, ya que existe la posibilidad de que algunas partidas de huevos o carne contaminada fueran exportadas.

“Tenemos que comprobar si otros países están también afectados”, justificó Frédérik Vincent, portavoz de salud del ejecutivo comunitario.

“Estamos en contacto con las autoridades alemanas” y “hemos solicitado una clarificación”, pero ‘es demasiado pronto para prohibir las exportaciones de huevos y carne procedentes de