Actualizado: 26/01/2023
Publicado oficialmente el 17de mayo de 2007
El estricto cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias para evitar contagios por el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, define la rutina diaria en la escuela especial Ernesto Che Guevara, que se encuentra en esta ciudad oriental y beneficia a estudiantes de varios municipios de la provincia de Granma.
De acuerdo con las orientaciones del Ministerio de Educación y las autoridades locales, exigimos y controlamos el uso correcto y permanente del nasobuco (mascarilla), el distanciamiento físico, la pesquisa de salud y el empleo de sustancias químicas para la desinfección de las manos a la entrada del centro, destacó Rafael Aguilar Tamayo, fundador y actual director de la institución.
En declaraciones exclusivas a la Agencia Cubana de Noticias, el licenciado en Defectología y máster en Educación Especial recordó que en la primera etapa de enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19 en el país el plantel funcionó como centro de aislamiento para alcohólicos y personas con conductas deambulantes.
Fueron 95 días en los cuales tuvimos que modificar actividades e implementar todo un sistema a partir del cual el colectivo se fortaleció y disciplinó más, por cuanto ahora estamos en mejores condiciones para continuar aportando al desarrollo del proceso educativo, explicó.
Subrayó que la responsabilidad colectiva y familiar, así como la comunicación estrecha entre padres, organizaciones de masas en comunidad y escuela, también resultan imprescindibles para la prevención y el éxito en el enfrentamiento a la enfermedad.
Aguilar Tamayo precisó que la Ernesto Che Guevara brinda atención integral a 105 niños, entre sordos, hipoacúsicos, autistas, sordo-ciegos y otros aquejados por baja visión, estrabismo y ambliopía.
De ellos, acotó, 21 pequeños están acogidos al régimen interno pues residen fuera de Bayamo, en varios municipios de la provincia.
Particularmente en esos casos, junto a la responsabilidad que atañe a las familias, el centro asumió la elaboración de nasobucos con el objetivo de asegurar la cantidad necesaria para su empleo permanente en aulas y albergues, además de velar por el cumplimiento de todas las medidas higiénicas en baños, comedor y el resto de las áreas, añadió.
Licenciada en Optometría y Óptica, y responsable hace aproximadamente 32 años de la rehabilitación visual de niños con estrabismo y ambliopía, Ivon Gudiña Figueredo indicó que en el departamento se evita la manipulación innecesaria de los equipos.
También practicamos y exigimos el uso de la mascarilla y lavado frecuente de las manos, unido a la higienización general, con énfasis en aquellas partes de los aparatos donde los niños apoyan la barbilla o la frente.
Fuente: ACN – 16 enero 2021
Haga un comentario