microdiscos con anticuerpos específicos

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Una nueva técnica para el tratamiento del cáncer podría evitar los efectos secundarios de la quimioterapia. Un estudio publicado en la revista científica “Nature Materials” señala que unos discos magnéticos ultrafinos de un micrón de diámetro y unos sesenta nanómetros de espesor pueden destruir células cancerígenas sin dejar efectos indeseados. Las células cancerígenas se caracterizan por una supervivencia prolongada ya que no obedecen al proceso natural de muerte programada (apoptosis) al cual se someten las células normales. A esa característica, la medicina responde con procedimientos mecánicos o químicos susceptibles de iniciar su autodestrucción. En las pruebas de laboratorio, los discos minúsculos, sometidos a un campo magnético alternativo, lograron dañar las membranas de células cancerígenas y provocaron así su apoptosis.

Fue suficiente con someterlas sólo 10 minutos a un campo magnético de baja frecuencia -algunas decenas de hercios- para “obtener la destrucción de 90% de las células cancerígenas” en tubos de ensayo, subrayaron Elena Rozhkova, del Argonne National Laboratory de Estados Unidos, y sus colegas. El procedimiento utiliza las propiedades magnéticas especiales de esos microdiscos compuestos de una aleación de hierro y níquel y cubiertos de una fina película de oro, en la cual la magnetización de todos los átomos se organiza en círculos concéntricos, detalla el estudio.

De igual forma que en la Imagen por Resonancia Magnética (IRM), los microdiscos explotan una propiedad de la materia a escala del átomo (en este caso del electrón) llamada “spin”, que puede compararse a la aguja de una brújula que se orienta en función del campo magnético. Cuando se les aplica un campo magnético alternativo de baja frecuencia, los discos ultrafinos oscilan con vueltas y sus vibraciones repercuten en las membranas celulares y provocan la muerte de las células cancerígenas.

La asociación de los microdiscos con anticuerpos específicos para que se focalicen en el cáncer que se quiere destruir desemboca en una “técnica elegante y rápida” de destrucción del tumor sin los efectos secundarios de las quimioterapias, comentó Jon Dobson de la Universidad de Keele, en Gran Bretaña.

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