Las lesiones de la médula espinal cortan las fibras nerviosas que llevan las señales entre el cerebro y el resto del cuerpo, causando diversos grados de parálisis dependiendo del sitio y el alcance de la lesión. El deterioro funcional suele ser permanente, ya que las fibras nerviosas cortadas no vuelven a crecer y la falta de regeneración se ha atribuido a un bloqueo del tejido de la cicatriz que se forma en la lesión. Por lo tanto, se ha sugerido que las fibras nerviosas pueden regenerarse y que la recuperación podría mejorar si se inhibe la formación de cicatrices, por lo que se han diseñado muchas estrategias terapéuticas en torno a este concepto. Ver más…