A principios de 2004 un equipo de científicos del Corea del Sur dirigido por Hwang Woo-suk anunciaba haber conseguido por primera vez en la historia la clonación con éxito de embriones humanos y el haber obtenido células madre de ellos, y en mayo del año siguiente volvían a dar el aldabonazo al anunciar que habían conseguido clonar células madre adaptadas a una persona determinada manipulando su contenido genético para hacerlas indistinguibles de las propias de la persona en cuestión.
Los dos anuncios provocaron muchísimo interés ya que la investigación con células madre, capaces a grandes rasgos de convertirse en cualquier otra célula del cuerpo, es un campo con gran promesa que algún día podría permitirnos conseguir tejidos e incluso órganos de reemplazo para aquellos que hayan fallado o que hayan sufrido algún daño.
El problema es que en diciembre de 2005 comenzaron a circular rumores de que los estudios podían haber sido falsificados, y pronto se confirmaba que habían sido un fraude total.
Esto le valió al profesor, que en algún momento llegó a hablar de una conspiración, perder su licencia de investigador, ser suspendido de empleo y sueldo, más tarde ser despedido de la Universidad de Seúl, y finalmente ser procesado en un juicio que comenzó en junio de 2006.
Ahora acaba de saberse que Hwang Woo-suk ha sido condenado a dos años de cárcel por malversar unos 470.000 euros y comprar óvulos humanos para sus experimentos, algo que las leyes de bioética del país no permiten, aunque no ingresará en esta al haberle sido conmutados por tres años bajo vigilancia al entender el tribunal que no deja de ser un experto en la clonación animal y que el dinero malversado por él se había destinado a asuntos relacionados con la investigación
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