Reparan con células madre corazón infartado
BARCELONA, 7 Ene. (EUROPA PRESS) –
El equipo de Roura, dirigido por Antoni Baés-Genís, ha constatado así que los corazones de ratones que habían sufrido un infarto y eran tratados con este tipo de células presentan hasta “tres veces más tejido vivo” que los animales no tratados.
El estudio ha sido publicado en la revista ‘Plos One’ y ha contado con la colaboración del grupo de Bioluminiscencia del Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), más allá del grupo del Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud del Germans Trias i Pujol –conocido como Can Ruti–.
Por el momento, los resultados han sido corroborados en ocho ratones de laboratorio a los que se indujo un infarto –cuatro fueron tratados y otros cuatro no–, si bien los investigadores trabajan ahora en demostrar que el efecto regenerados de las células mesenquimales se traduce en una mejora de la función cardiaca.
Roura confía en tener resultados en este sentido a lo largo de 2013, mediante un nuevo estudio que se llevará a cabo con 20 ratones, ya que aunque “una cosa llevaría a la otra” es preciso ser cauto y contar con evidencias científicas para darlo por hecho.
TRABAJO CON CERDOS
El estudio parte de un convenio firmado con el Banco de Sangre y Tejidos de Cataluña en 2007, por el que éste cedió muestras de sangre de cordón umbilical, y Roura confía en ampliar la investigación en un futuro cercano a modelos porcinos, por ser el cerdo uno de los animales con un sistema cardiovascular más parecido al humano.
Hasta la fecha se había constatado la importancia de la sangre del cordón umbilical para el tratamiento de enfermedades relaciones con la sangre, como es el caso de la leucemia, pero la investigación del Germans Trias i Pujol es “una de las primeras” que hace hincapié en el uso de estas mismas células para regenerar órganos.
Adicionalmente, Roura ha explicado que el método de implantar las células es novedoso porque no se realiza mediante inyecciones directas ni circulación intracoronaria, sino mediante una “matriz biológica” que se coloca sobre el mismo corazón infartado, lo que garantiza una mayor retención y una regeneración más duradera.
El investigador, no obstante, ha descartado ofrecer un plazo de cuándo será posible trasladar este mecanismo a humanos, por tratarse de algo complejo y para evitar crear falsas expectativas sobre una nueva medicina que, si bien muestra un gran potencial, debe conocerse antes mejor.
Roura sí ha subrayado la importancia de los recursos económicos para proseguir con proyectos científicos de este tipo, pese a ser consciente del contexto económico general.