Guardaespaldas de las células madre

Las células madre que forman la sangre viven cómodamente en la médula ósea, rodeadas por un séquito de células de apoyo que favorecen sus necesidades y dirigen su desarrollo – estas son las células mesenquimales. Pero el equipo de investigación, que incluyó al becario postdoctoral Dr. Aya Ludin, al profesor Steffen Jung del Departamento de Inmunología y su grupo, y Ziv Porat de la Unidad de Servicios Biológicos, descubrió otro tipo de célula de apoyo para las células madre. Se trata de una rama de la familia de los macrófagos, literalmente los “grandes comilones” del sistema inmunológico que son importantes, por ejemplo, para la eliminación de bacterias. Sin embargo, el equipo encontró que una rara sub-población de los macrófagos de médula ósea tiene otro papel que desempeñar. Cada uno de estos raros macrófagos puede tomar una célula madre bajo su protección y evitar su diferenciación.
Después de una investigación más profunda, los investigadores revelaron con todo detalle, cómo estos macrófagos protegen las células madre. Ellos segregan unas sustancias llamadas prostaglandinas, que son absorbidas por las células madre. Mediante una cadena de eventos bioquímicos, estas sustancias retrasar la diferenciación y preservar el estado juvenil de las células madre. Además, las prostaglandinas actúan sobre las células mesenquimales vecinas, activando en ellas la secreción de una sustancia enlentecedora y aumentando en las células madre la producción de receptores para esta sustancia Esta actividad, dice Lapidot, puede ayudar a las células madre que no se dividen a sobrevivir a la quimioterapia – un fenómeno conocido. Los macrófagos también sobreviven al tratamiento, y ellos responden aumentando su producción de prostaglandinas, lo que incrementa su vigilancia para la protección de las células madre.
Los macrófagos Guardaespaldas también aumentar su actividad en tiempos de infección. Mientras que otros miembros de la familia de macrófagos son reclutados para combatir a los patógenos, sus primos en la médula ósea son persistentes en su trabajo y de esta forma pueden asegurar que un grupo de células madre resistan la tentación de diferenciarse.
En un trabajo previo en el laboratorio de Lapidot, se descubrió que los tratamientos con prostaglandina pueden mejorar la cantidad y calidad de células madre. Este resultado está siendo probado actualmente por los médicos en ensayos clínicos de trasplante de células madre de la sangre del cordón umbilical para el tratamiento de pacientes adultos con leucemia. Estos ensayos están evidenciando que el tratamiento previo con prostaglandinas mejora la migración y el potencial de la repoblación, permitiendo a las pequeñas cantidades de células madre del cordón umbilical curar mejor a los pacientes. “El presente estudio sugiere la posibilidad de incrementar aún más el apoyo a las células madre de médula ósea mediante la exploración de esta fascinante conexión entre las células inmunes y las células madre”, dijo Lapidot. “La comprensión de los mecanismos que actúan en estas células podría mejorar el éxito de los trasplantes de células madre, especialmente de las de la sangre umbilical”.