noviembre 2009 Archives

Londres, 19 nov (EFE).- Células madre obtenidas de embriones humanos pueden emplearse como sustitutos provisionales de la piel en pacientes que aguardan injertos tras sufrir quemaduras graves.

Así lo indica un estudio dirigido por la directora Christine Baldeschi, del Instituto de Terapia Celular Troncal y Exploración de Enfermedades Monogénicas de Evry Cedex (Francia) y que se publica en la revista médica británica “The Lancet”.

Durante más de veinte años, los pacientes con quemaduras graves han podido recuperarse de sus heridas gracias a la terapia celular.

Este tratamiento consiste en utilizar células de la propia piel del paciente y otras cultivadas en el laboratorio para sustituir la piel dañada.

Pero el principal inconveniente es el plazo de tres semanas necesario para cultivar un número suficiente de células, lo que hace que el paciente corra peligro de deshidratación o infección.

También puede utilizarse piel descelularizada de un cadáver para cubrir las heridas durante ese período provisional, pero ese tejido no está ampliamente disponible y además puede ser objeto de rechazo.

Para superar el problema que presenta la insuficiente disponibilidad se han buscado y desarrollado matrices sintéticas y biosintéticas, pero éstas presentan también problemas.

Ello se debe a que elevan el riesgo de rechazo del injerto y de infección al contener colágeno bovino y células adultas alógenas (de otro organismo).

Frente a todas esas limitaciones, el equipo dirigido por la doctora Baldeschi sembró las células madre de embriones humanos en células alimentadoras durante cuarenta días.

Ese tratamiento permitió su transformación gradual en nuevas células que reunían las características de los queratinocitos (células predominantes de la epidermis).

Una vez colocadas en una matriz artificial, las células pudieron formar una capa de piel, y a las doce semanas de su injerto en cinco ratones, la capa de piel derivada de las células madre tenía una estructura consistente con la piel humana.

“Hemos demostrado que es posible derivar queratinocitos de células madre embriónicas…El cultivo de la epidermis humana a partir de esas células podría tener gran relevancia clínica ya que representaría un recurso ilimitado para la sustitución temporal de la piel en pacientes que han sufrido grandes quemaduras”, explican los autores del informe.

Según los científicos, habrá que seguir trabajando para determinar si esta tecnología permite ampliar el plazo para cultivar suficientes células destinadas a un injerto permanente o si las células podrían utilizarse para este tipo de injertos en la imposibilidad de hacerlo con los queratinocitos del propio paciente.

EFE

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Murcia, 21 nov (EFE).- Un equipo de Científicos del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), dirigido por José Luis Cenis, se ha convertido en referente español en materiales procedentes de la seda con aplicaciones en la medicina regenerativa y para productos cosméticos de alta calidad.

Desde principios del siglo XX el hilo de seda se ha utilizado como material de sutura quirúrgico por su buena biocompatibilidad y resistencia mecánica, pero las investigaciones que se llevan a cabo ahora, principalmente en Estados Unidos, China y España, han dado con nuevas posibilidades para la regeneración de tejidos, que por el momento están en su fase experimental.

En una entrevista con la Agencia EFE, Cenis afirma que la ciencia dispone de materiales sintéticos como los biopolímeros, cerámicas o biovidrio, y con otros más naturales como el colágeno o alginatos, pero la seda, otrora una industria textil floreciente, se ha convertido desde hace poco en uno de los biomateriales de mayor calidad y potencial para la “ingeniería de tejidos”.

En el IMIDA trabajan, en un proyecto conjunto con la universidad china de Zhejiang, con varias presentaciones extraídas del gusano de seda como las esponjas o ‘armazones’, que son adecuados para que crezcan células de médula ósea o tejidos humanos capaces de reemplazar otros que están lesionados, evitando el riesgo de rechazo del sistema inmune.

La fibroína, una proteína presente en la seda, también puede presentarse como microesferas para la liberación controlada de fármacos, lo que supone un campo de enorme interés para la industria farmacéutica.

Por otra parte, y en el campo cosmético, estos investigadores trabajan con extractos de crisálida y fibroína por su efecto regenerante en la piel.

La seda es segregada por el gusano para elaborar el capullo, y el hilo de seda que se puede extraer consta de dos proteínas, la fibroína, que es el 70 por ciento del capullo, y la sericina, desechada en el proceso textil, aunque con aplicaciones en medicina y cosmética.

Según José Luis Cenis, la fibroína no produce rechazo ni respuesta inflamatoria en los tejidos donde se injerta, tiene gran resistencia mecánica y flexibilidad, es biodegradable, pero a un ritmo más lento que en otros biomateriales orgánicos, y en un año se reabsorbe totalmente. A ello se añade que su producción es sencilla y sostenible.

Una de sus ventajas es la facilidad de fabricación como biomaterial, siendo su presentación más sencilla en forma de film para el recubrimiento de otros materiales, y lo que se ha demostrado es que esta “película” de seda tiene un efecto positivo significativo en la regeneración de la piel.

Usado como vendaje produce una mayor regeneración celular y menor reacción inflamatoria, que se traduce en tiempos de cicatrización más cortos.

En forma de matrices o armazones porosos tridimensionales pueden emplearse como soportes destinados al cultivo de células madre de médula ósea que son capaces de formar nuevo tejido óseo con el que reparar fracturas.

La regeneración del hueso, cartílago o ligamentos son algunas de las aplicaciones de los biomateriales de seda y, en este sentido, un uso muy interesante resulta para la reconstrucción de ligamento cruzado de la rodilla mediante la elaboración de un cordón de fibras de seda que, posteriormente, se siembran con células mesenquimales de la médula ósea.

Pero no solo el gusano de seda resulta interesante para el IMIDA, sino que la morera, de cuya hoja se alimenta, presenta un campo por descubrir, ya que los extractos de su raíz y corteza son empleados en la medicina tradicional china y coreana como productos naturales efectivos frente a diversos problemas.

La universidad de Zhejiang, en Hangzhou (China); la estación sericícola de Padua (Italia) o el Instituto Tecnológico de Massachussets (EEUU) son algunas de las entidades internacionales líderes en estas tecnologías, y con las que el IMIDA lleva a cabo investigaciones conjuntas desde hace varios meses.

 

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Silvia Martínez Elche (Alicante), 22 nov (EFE).- La primera fase de ensayo clínico emprendido por la fundación nacional Diógenes para el tratamiento de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) se desarrolla con éxito, tras once pacientes intervenidos.

El director del estudio, Salvador Martínez (Albacete, 1961), ha explicado a Efe que hasta ahora todo va bien porque “en primer lugar los trasplantados no han experimentado ningún daño adicional” y, lo que es más importante, “ninguno de ellos ha necesitado soporte respiratorio”, por lo que “comparativamente, han mejorado su calidad de vida al poder seguir respirando de forma autónoma”.

Hace dos años el Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) inició una investigación pionera en el mundo con el objetivo de hallar una cura para la ELA, enfermedad degenerativa similar a la esclerosis múltiple pero que, a diferencia de ésta, acaba con la vida de sus afectados en una media de tres años.

El ensayo clínico, en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, consiste en implantar células madre de la médula ósea de un enfermo en su cadera y en su médula espinal, zona que afecta a los músculos de la respiración.

Esto es así porque los enfermos de ELA, un mal que se caracteriza por una inexplicable hasta ahora muerte de las motoneuronas, suelen fallecer por un “fallo respiratorio”, según recuerda la Fundación Diógenes, Elena Contreras.

Esta entidad nacional con sede en Elche fue creada en 2000 para atender a los afectados y su fundador, Javier Cabo, impulsó hace más de seis años la cátedra para el estudio de la ELA en la UMH.

Tras la fase inicial, el siguiente nivel del estudio pasa por ampliar el margen de intervenidos hasta unos 20 para demostrar los resultados con más garantías ante la Agencia Española del Medicamento.

Para continuar, Contreras ha indicado que necesitan financiación ya que “los ensayos cuestan mucho”, aunque ha añadido que tienen la esperanza de que las ayudas solicitadas al Sistema Murciano de Salud “se aprueben como la vez anterior, porque si no llega el dinero será imposible seguir”.

De momento, la vía de investigación de la UMH es la que mayores resultados aporta pues en el área de los medicamentos los avances son muy escasos o nulos.

“Los hay que actúan contra la rigidez muscular, los espasmos y otros males asociados a la enfermedad, pero no hay a día de hoy cura alguna y sólo el Rilutec ha demostrado ayudar un poco en la mejora del paciente”, ha añadido Contreras.

Cada día se detectan en España tres casos nuevos de ELA, unos 900 al año, pero la cifra se mantiene siempre alrededor de los 4.000 afectados ya que “se van sustituyendo”, ha lamentado Contreras.

“Por eso”, ha añadido Martínez, “a pesar de tener una incidencia tan alta, es una enfermedad tan desconocida: Porque cuando se logra diagnosticar, a los tres o cinco años perece el afectado”.

Cuando se diagnostica este mal, el afectado “siente como si su cuerpo fuera una cárcel, está encerrado en un organismo que no logra dominar mientras su mente permanece perfectamente lúcida”.

“No aparece dolor más allá de la incomodidad de mantener una postura corporal fija y dependiendo de dónde afecte perjudica más o menos”, aunque “cuando llega a los músculos de los pulmones, la calidad de vida baja muchísimo”.

Con el fin de facilitar el diagnóstico, la fundación ha escrito un libro que el próximo 27 de noviembre presentará en el hospital General de Alicante.

Por el momento, los pacientes se mantienen a la espera aunque muchos “sienten ansia, ganas y miedo de no llegar” ya que saben que la investigación del Instituto de Neurociencias de la UMH y del hospital Virgen de la Arrixaca es un referente internacional.

Por todo ello, el investigador Martínez, junto a su colega murciano José María Moraleda, señala que “España se sitúa al mismo nivel que el resto de países avanzados” en la investigación con células madre.

Desde la fundación Diógenes se anima a la colaboración tanto pública como privada pues se “necesita ayuda humana y económica”.

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Barcelona, 23 nov (EFE).- Una dieta rica en polifenoles y ácidos grasos poliinsaturados aumenta la producción de células madre en el cerebro, según un estudio en ratones realizado por investigadores del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

El estudio, publicado en Journal of Alzheimer Disease, demostró que hay más proliferación celular en la zona del bulbo olfativo y del hipocampo del cerebro de los animales alimentados con una dieta antioxidante, unas zonas que resultan especialmente dañadas cuando se padece Alzheimer.

Los polifenoles se encuentran en alimentos como la cerveza, el té, la uva, el aceite de oliva, el cacao y en frutas y verduras, y los ácidos grasos poliinsaturados en el pescado azul, el maíz, la soja, el girasol y la calabaza, entre otros alimentos.

Según ha informado la UAB, estos resultados pueden hacer pensar que una dieta basada en alimentos ricos en sustancias antioxidantes podría retrasar la aparición de esta enfermad o retrasar su evolución.

Los investigadores han señalado que durante el desarrollo del cerebro, las células madre generan diferentes células neuronales que formarán el cerebro adulto, aunque hasta hace unos años se pensaba no se renovaban.

Desde la UAB se ha destacado que actualmente se ha descubierto que sí se forman nuevas neuronas en el cerebro del adulto, aunque esta capacidad está restringida a dos zonas del cerebro, el bulbo olfativo y el hipocampo, que es el área implicada en la memoria.

Para este trabajo los investigadores trabajaron con dos grupos de ratones, uno de ellos alimentados con una dieta estándar y otro con una dieta enriquecida con una crema rica en polifenoles y ácidos grasos poliinsaturados, durante 40 días, que equivalen a 5 años de una persona.

Tras este periodo de tiempo, los análisis realizados en diversas regiones del cerebro de los ratones mostraron que los alimentados con la dieta enriquecida registraban un aumento significativo de la población de células madre, así como de células diferenciadas en el bulbo olfativo y en el hipocampo.

También se estudió si esta crema enriquecida podía prevenir el daño oxidativo y la muerte neuronal en cultivos celulares, y se vio que con un tratamiento previo de esta dieta, se disminuía e incluso en algunos casos se evitaba el daño.

Estos investigadores, encabezados por la doctora Mercedes Unzeta, estudian desde hace años el papel de las oxidasas en el estrés oxidativo como factor implicado en desordenes neurodegenerativos como el Parkinson o el Alzheimer. EFE

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Varios grupos de investigadores, del Centro de Regulación Genómica (CRG) y del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), publican hoy en Science los elementos imprescindibles para el funcionamiento de una célula autosuficiente, la bacteria Mycoplasma pneumoniae

Diario Medico.com

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La Clínica Universidad de Navarra ha iniciado un ensayo clínico para valorar la eficacia de un tratamiento de inmunoterapia que consiste en la aplicación de vacunas personalizadas, producidas con células sanas y tumorales del propio paciente, dirigido a tratar glioblastomas, uno de los tumores cerebrales malignos “más agresivos y frecuentes”. La nueva terapia es combinada con el tratamiento estándar para tratar esta clase de tumores que consiste en la extirpación quirúrgica del tumor seguida de la administración de radioterapia y quimioterapia con temozolomida, según explicó en rueda de prensa uno de los especialistas encargados del estudio José Javier Aristu. Este nuevo tratamiento está dirigido a pacientes recién diagnosticados de glioblastoma o con sospecha de sufrirlo.
El médico especializado en Oncología Radioterápica destacó que la Clínica Universidad de Navarra es actualmente el único centro español que realiza un estudio de estas características para el que ha recibido autorización de la Agencia del Medicamento del Ministerio de Sanidad. Según manifestó, a nivel mundial menos de 200 pacientes han sido tratados con estas vacunas, que tienen como objetivo “enseñar a los linfocitos a lucha contra los restos del tumor”.
El neurocirujano Ricardo Díez Valle comentó que glioblastoma es un tipo de tumor cerebral “muy maligno” que “crece muy rápido”, y se detecta con “claridad”. Este tumor presenta una incidencia aproximada de 6 casos por cada 100 mil habitantes al año, lo que significa que en España al año hay más de 2400 nuevos afectados.
Los especialistas encargados del ensayo destacaron que en la actualidad no existe un tratamiento eficaz para esta clase de tumores cerebrales, por lo que se convierte “en uno de los diez tumores causantes de mayor número de muertes al año”. Los pacientes que tienen un glioblastoma y han sido tratados mediante el procedimiento estándar presentan una media de supervivencia entre 12 y 15 meses.
Sin embargo, sostuvieron, en alguno de los escasos estudios efectuados en el mundo, en los casos tratados con inmunoterapia “la media de supervivencia supera los 30 meses”. Así, defendieron que el sistema inmunológico de cada persona es “capaz de reconocer y destruir células tumorales”.
El nuevo tratamiento que se ensaya actualmente intenta que las células dentríticas del propio paciente, que son las encargadas de dirigir y coordinar la inmunidad del organismo, “sean cargadas con parte del tumor extirpado” para que “activen a las células del sistema inmune y dirijan las defensas del organismo contra los restos de tumor en el momento en que las células tumorales son más escasas, es decir, tras la extirpación del tumor y la aplicación de radio-quimioterapia”.
El objetivo es que, una vez extirpado el tumor, la vacuna elimine la masa tumoral restante, como máximo de un centímetro cúbico, y que el sistema inmunológico ataque a las células tumorales que se han dispersado en el cerebro y que podrían provocar recidivas, ya que, según precisaron los facultativos, “aproximadamente un 90% de los glioblastomas se reproducen una vez extirpada la masa tumoral, lo que precisa el desarrollo de nuevas estrategias complementarias a las tradicionales de quimio y radioterapia”. El ensayo se realizará a un total de 37 pacientes, de los cuales uno de ellos será operado quirúrgicamente el próximo viernes para extirparle el tumor. La Clínica Universidad de Navarra ha comenzado a aplicar ya esta vacuna a cinco pacientes.
Los resultados del ensayo, explicaron los especialistas, se conocerán en un año y medio o dos años cuando previsiblemente se conocerán datos preliminares al ser tumores que se reproducen con facilidad.
En total, por cada paciente se prevé la producción de unas doce vacunas celulares personalizadas elaboradas en el Laboratorio de Terapia Celular. Durante el tiempo que se prolongue el tratamiento, las vacunas se conservan congeladas en el propio laboratorio.
El tratamiento habitual de estos tumores comprende la extirpación por cirugía, seguida de un tratamiento de radioterapia combinada con quimioterapia de cinco semanas de duración y a continuación entre seis y doce ciclos de quimioterapia (administrados cada cuatro semanas). Las vacunas celulares se administran por vía intradérmica simultáneamente con estos tratamientos, al principio una vez al mes, después cada dos meses y las últimas dosis, cada tres meses.
Los especialistas aseguraron que se trata de un tratamiento seguro y destacaron que en los pocos pacientes tratados con esta vacuna no se ha registrado ninguna complicación grave. Según manifestaron, es un tratamiento con muy poco riesgo que tiene ventajas respecto a la otra línea que se investiga para tratar los tumores, la quimioterapia.

Fuente: Pamplona, noviembre  25/2009 (Europa Press)
Tomado de Infomed

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Una nueva técnica para el tratamiento del cáncer podría evitar los efectos secundarios de la quimioterapia. Un estudio publicado en la revista científica “Nature Materials” señala que unos discos magnéticos ultrafinos de un micrón de diámetro y unos sesenta nanómetros de espesor pueden destruir células cancerígenas sin dejar efectos indeseados. Las células cancerígenas se caracterizan por una supervivencia prolongada ya que no obedecen al proceso natural de muerte programada (apoptosis) al cual se someten las células normales. A esa característica, la medicina responde con procedimientos mecánicos o químicos susceptibles de iniciar su autodestrucción. En las pruebas de laboratorio, los discos minúsculos, sometidos a un campo magnético alternativo, lograron dañar las membranas de células cancerígenas y provocaron así su apoptosis.

Fue suficiente con someterlas sólo 10 minutos a un campo magnético de baja frecuencia -algunas decenas de hercios- para “obtener la destrucción de 90% de las células cancerígenas” en tubos de ensayo, subrayaron Elena Rozhkova, del Argonne National Laboratory de Estados Unidos, y sus colegas. El procedimiento utiliza las propiedades magnéticas especiales de esos microdiscos compuestos de una aleación de hierro y níquel y cubiertos de una fina película de oro, en la cual la magnetización de todos los átomos se organiza en círculos concéntricos, detalla el estudio.

De igual forma que en la Imagen por Resonancia Magnética (IRM), los microdiscos explotan una propiedad de la materia a escala del átomo (en este caso del electrón) llamada “spin”, que puede compararse a la aguja de una brújula que se orienta en función del campo magnético. Cuando se les aplica un campo magnético alternativo de baja frecuencia, los discos ultrafinos oscilan con vueltas y sus vibraciones repercuten en las membranas celulares y provocan la muerte de las células cancerígenas.

La asociación de los microdiscos con anticuerpos específicos para que se focalicen en el cáncer que se quiere destruir desemboca en una “técnica elegante y rápida” de destrucción del tumor sin los efectos secundarios de las quimioterapias, comentó Jon Dobson de la Universidad de Keele, en Gran Bretaña.

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