El Nobel de Medicina distingue la lucha contra el cáncer y el envejecimiento
El galardón premia a tres investigadores estadounidenses descubridores de la fuente de la juventud celular 06.10.09 – N. RAMÍREZ DE CASTRO. MADRID
ELIZABETH H. BLACKBURN JACK W. SZOSTAK CAROL W. GREIDER
La telomerasa alberga los secretos del crecimiento tumoral y la juventud celular
En el origen y desarrollo del cáncer hay muchos actores involucrados por descubrir. Pero algunos de los personajes más importantes de esta trama se esconden en el interior de las células, en una pequeña porción de los cromosomas. Son los telómeros, estructuras protectoras del material genético situadas en el extremo final de los cromosomas. La figura más utilizada para explicar cómo actúan los telómeros es la de las estructuras de plástico que se colocan en el extremo del cordón de los zapatos para evitar que se deshilachen. Los telómeros, como los plásticos de los zapatos, protegen el final de los cromosomas para evitar que se dañen cuando las células se dividen y envejecen.
Los telómeros y la telomerasa, la enzima que los controla, se han convertido en estrellas de la investigación del cáncer y del envejecimiento gracias a los trabajos de tres estadounidenses: Elizabeth H. Blackburn, Carol Greider y Jack W. Szostak, que ayer fueron recompensados con el Nobel de Medicina 2009 después de tres décadas de trabajo. Sus investigaciones demostraron que la telomerasa alberga los secretos del crecimiento tumoral y la «juventud celular», dos procesos íntimamente unidos.
En 1984, Gereider, entonces estudiante de doctorado, y su tutora, Blackburn, descubrieron la telomerasa y el papel crucial que desempeña en el envejecimiento de las células. Después, Szostak avanzó en ese hallazgo e identificó mutaciones que causaban una reducción gradual de los telómeros. En definitiva, demostraron que la telomerosa era la enzima de la «juventud celular», la encargada de mantener jóvenes las células sanas, pero al mismo tiempo las tumorales.
Las células sanas, a medida que se dividen, pierden fragmentos de los telómeros -su estructura protectora- hasta que mueren. Las tumorales, en cambio, escapan a su destino aumentando los niveles de telomerasa.
Frutos
Los descubrimientos de los tres especialistas en biología molecular y genética «añadieron una nueva dimensión para la comprensión de la célula, arrojaron luz sobre los mecanismos de enfermedades y estimularon el desarrollo de nuevas terapias», argumentó el Instituto Karolinska al anunciar el galardón.
La nueva página del conocimiento inaugurada por los tres estadounidenses ya han empezado a dar sus frutos, tanto en el tratamiento de la enfermedad oncológica como del envejecimiento. En cáncer, se trabaja en el desarrollo de fármacos que puedan reducir la telomerosa para que las células tumorales dejen de dividirse. Contra enfermedades que causan envejecimiento prematuro, se busca cómo activarla de manera artificial.
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