El tratamiento de la prehipertensión reduce el riesgo de accidente cerebrovascular, según un estudio
El tratamiento de la prehipertensión reduce el riesgo de accidente cerebrovascular, según un estudio
Los medicamentos antihipertensivos ayudan incluso a aquellos que tienen presión arterial ligeramente alta
Un nuevo estudio halló que el riesgo de accidente cerebrovascular disminuyó un 22 por ciento en personas con prehipertensión que tomaban medicamentos para reducir la presión arterial.
Estas personas no tenían todavía presión arterial alta, pero aun así se beneficiaban de tomar los medicamentos, aunque no hubo una reducción significativa en la tasa de ataques cardíacos en personas que tomaban antihipertensivos.
“Sabemos que la relación entre la presión arterial y los accidentes cerebrovasculares es muy estrecha y que la presión arterial alta es un factor de riesgo de peso para el accidente cerebrovascular. “Creemos que si podemos reducir la presión arterial, podríamos disminuir el riesgo de accidente cerebrovascular”, señaló el autor principal, doctor Ilke Sipahi, profesor asistente de medicina en el Instituto Cardiovascular Harrington-McLaughlin de la Universidad Case Western Reserve y el Centro Médico Case de los Hospitales Universitarios en Cleveland.
“Encontramos una reducción estadíscamente significativa en el riesgo de accidente cerebrovascular de 22 por ciento con cualquiera de los antihipertensivos usados”, apuntó Sipahi.
Los resultados del metaanálisis aparecen en la edición en línea del 8 de diciembre y tienen previsto publicarse en la edición impresa de febrero de 2012 de Stroke.
La prehipertensión se define como la presión arterial que se encuentra entre 120 a 139 mm Hg sistólica (el número superior) y de 80 a 89 mm Hg diastólica, según la información de respaldo del estudio. Cualquier cifra que sea de 140/90 mm Hg o más se considera hipertensión. La prehipertensión es muy común y puede afectar a tanto como el 40 por ciento de los estadounidenses, de acuerdo con el estudio.
No todas las personas que tienen prehipertensión desarrollarán presión arterial alta, pero muchos lo harán. Y de acuerdo con el estudio, la prehipertensión por sí sola aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular y ataque cardiaco.
Sin embargo, actualmente no hay directrices que recomienden tratar la prehipertensión con medicamentos. El tratamiento actual consiste en cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, perder peso y hacer actividad física regular. Sipahi señaló que hacer cambios en el estilo de vida puede ser efectivo cuando se introducen de forma consistente.
El presente metaanálisis se centró en el efecto que los medicamentos para reducir la presión arterial podrían tener sobre el riesgo de accidente cerebrovascular, ataque cardíaco y muerte cardiovascular.
Los investigadores encontraron 16 ensayos controlados aleatorios en el que participaron personas con prehipertensión que tomaban una forma de medicamentos para disminuir la presión arterial, como un inhibidor de la ECA, beta-bloqueador o bloqueador de los receptores de la angiotensina. Estos estudios tenían un número total de casi 71,000 personas inscritas.
Para las personas que recibieron tratamiento activo con antihipertensivo, el riesgo de accidente cerebrovascular descendió en 22 por ciento.
Los investigadores también encontraron que para prevenir un accidente cerebrovascular, 169 personas tenían que ser tratadas con un medicamento para la presión arterial durante un promedio de 4.3 años.
El riesgo de ataque cardíaco no se redujo, pero el investigador apuntó que había una tendencia hacia un menor número de muertes cardiovasculares, aunque no alcanzó una significación estadística.
“Ahora sabemos que el riesgo de accidente cerebrovascular se puede reducir, quizá necesitamos estratificar el riesgo. Si usted es alguien que tiene un riesgo particularmente alto, quizá necesitemos comenzar con un tratamiento temprano y no esperar hasta que alcance la cifra mágica de 140/90″, apuntó Sipahi. Señaló que se debe comenzar primero con cambios en el estilo de vida. Si esos cambios no dan resultado, se puede considerar entonces los medicamentos para reducir la presión arterial, destacó.
“Es un estudio de gran tamaño que se suma al argumento de pasar a la intervención temprana. Determinar el momento preciso para iniciar el tratamiento para una “pre” enfermedad es un reto, y se necesitan más estudios”, apuntó el doctor Robert Graham, internista del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York.
“Todavía recomiendo a las personas que sigan trabajando en los factores de riesgo conocidos. No renuncie a los cambios en el estilo de vida”, agregó.
(Fuente:HealthDay News.)
Por: Aric A. Prather, James A. Blumenthal, Alan L. Hinderliter y Andrew Sherwood. American Journal of Hypertension (2011); 24 12, 1338–1344.
Las diferencias étnicas en la presión arterial dipping (BP) puede contribuir al aumento del riesgo de eventos cardiovasculares adversos observado en los afroamericanos (AA). El DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) ha demostrado ser eficaz en la reducción clínica y ambulatoria de la PA, sin embargo, el efecto de la dieta DASH sobre la presión arterial dipping es definitorio.
Interaction between serum uric acid and triglycerides in relation to blood pressure
Por: F Teng, R Zhu, C Zou, Y Xue, M Yang, H Song y J Liang. Journal of Human Hypertension (2011) 25, 686–691.
El objetivo de este estudio fue examinar la relación independiente entre el ácido úrico sérico (SUA) y la presión arterial, y para evaluar su efecto conjunto sobre la obesidad, glucosa y los lípidos. Las muestras del estudio eran de una encuesta de salud basados en la comunidad de examen en Xuzhou, provincia de Jiangsu de China (2009).
La lactancia reduciría el riesgo de padecer hipertensión arterial
Un estudio sugiere que las madres que amamantan durante el período recomendado tendrían algo menos de riesgo de desarrollar hipertensión arterial.
El resultado, que surge de una investigación sobre enfermeras de Estados Unidos, no prueba que la lactancia controle la presión, pero se suma a las pruebas de que sus efectos no beneficiarían solo a los bebés.
Se recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé y, recién entonces, combinarla con alimentos sólidos hasta el año de vida.
La lactancia protege a los bebés de ciertas enfermedades, como la diarrea y las infecciones del oído medio, pero también hay evidencia de que reduciría el riesgo de que las mujeres desarrollen algunos problemas de salud, como la diabetes mellitus, la hipercolesterolemia y la enfermedad cardíaca.
En el nuevo estudio, los autores analizaron la correlación entre la lactancia y el riesgo materno de desarrollar hipertensión arterial en unas 56 000 mujeres estadounidenses que participan del ensayo Nurses’ Health Study II. Todas habían tenido por lo menos un bebé.
En general, las que habían optado por la lactancia exclusiva durante por lo menos los seis primeros meses de vida del bebé fueron menos propensas a desarrollar hipertensión en 14 años que las que habían elegido utilizar el biberón.
A unas 8 900 mujeres se les diagnosticó hipertensión. Pero esa posibilidad fue un 22% más alta en las que no habían amamantado a su primer hijo que en las que sí lo habían hecho.
Y las mujeres que nunca habían amamantado o lo habían hecho durante tres meses o menos fueron casi un cuarto más propensas a desarrollar hipertensión que las que habían amamantado durante por lo menos un año. Y todo aún tras considerar factores como la dieta, el ejercicio y el tabaquismo.
Nada de esto prueba que la lactancia proteja de la hipertensión, según concluyó la autora principal del estudio, doctora Alison M. Stuebe, de la University of North Carolina, en Chapel Hill.
Pero es posible que así sea, dijo Stuebe, ya que estudios con animales revelaron que la hormona oxitocina, que está asociada con la lactancia, tiene efectos duraderos en la presión sanguínea.
Además, se sabe que las mujeres suelen tener reducciones pasajeras de los valores de presión inmediatamente después de amamantar.
Si se comprueba esta protección de la lactancia materna, el equipo de Stuebe estima que el 12% de los casos de hipertensión arterial en mujeres con hijos podría estar asociado con la lactancia “subóptima”.
La autora dijo que “si la relación es causal, eliminar las barreras de la lactancia podría marcar una diferencia en la salud femenina a futuro”.
Por ahora, Stuebe señaló que una forma de ayudar a las mujeres es enseñarles cómo alimentar a sus hijos adecuadamente desde el hospital.
La Organización Mundial de la Salud promueve que los hospitales tomen ciertas medidas “amigables con los recién nacidos” que mejoren la lactancia materna, como no alimentarlos con otra comida que no sea la leche de la madre, evitar el chupete y dejar que la madre y el bebé estén juntos las 24 horas.
noviembre 6/2011 (medline)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo del artículo a través de Hinari.
Alison M. Stuebe, Eleanor B. Schwarz, Karen Grewen, Janet W. Rich-Edwards, Karin B. Michels, E. Michael Foster, et. al.. Duration of Lactation and Incidence of Maternal Hypertension: A Longitudinal Cohort Study. Am. J. Epidemiol. (2011) 174(10): 1147-1158, publicado en versión preliminar octubre 12/ 2011. doi:10.1093/aje/kwr227
(Fuente: Noticias Al día)
Quizás sea mejor tomar los antihipertensivos antes de irse a la cama
Un estudio muestra que los pacientes que lo hacían tenían una mejor salud cardiaca que los que seguían un horario matutino.
Millones de estadounidenses toman antihipertensivos, y un estudio reciente sugiere que tomárselos antes de irse a la cama podría ser lo mejor.
Se sabe que tomar antihipertensivos a distintas horas del día puede afectar los patrones de presión arterial de los pacientes, pero no se conocía el impacto sobre la salud.
El nuevo estudio español incluyó a 661 pacientes de enfermedad renal crónica e hipertensión. La mitad se tomaba el antihipertensivo recetado antes de irse a la cama y la mitad inmediatamente tras levantarse en la mañana.
Tras un seguimiento promedio de 5.4 años, los investigadores hallaron que los pacientes que tomaban al menos un antihipertensivo antes de acostarse tenían un mejor control de su presión arterial y tenían alrededor de un tercio menos de probabilidades de sufrir un evento relacionado con el corazón, como un ataque cardiaco, insuficiencia cardiaca o un accidente cerebrovascular.
El equipo de la Universidad de Vigo también halló que la presión arterial durante el sueño provee una medida mucho más precisa de la salud cardiaca que la presión arterial durante la vigilia.
El estudio aparece en la edición en línea del 24 de octubre de la revista Journal of the American Society of Nephrology.
“Nuestros resultados indican que las tasas de eventos cardiovasculares en los pacientes de hipertensión se pueden reducir en más de 50 por ciento con la estrategia sin costo alguno de administrar los antihipertensivos antes de irse a dormir en lugar de en la mañana”, escribió el autor del estudio Ramón Hermida en un comunicado de prensa de la revista.
Un médico de EE. UU. dijo que aprovechar la “cronoterapia”, o sea programar la administración de fármacos según los biorritmos de un paciente, podría tener un valor real.
“Los médicos por lo general no especifican a qué hora del día los pacientes deben tomar sus medicamentos. Sin embargo, la mayoría de pacientes de hipertensión se toman sus antihipertensivos por la mañana. Con frecuencia, los pacientes se quejan de efectos secundarios al tomar estos medicamentos, y los más comunes son fatiga y somnolencia”, anotó el Dr. Robert Graham, internista del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York.
Cree que el estudio revela un “abordaje sin costos en que todos salen ganando” con una mejor adherencia a los antihipertensivos y una mayor eficacia cuando se toman en la noche en lugar de la mañana. “Como resultado, la cronoterapia podría ayudar a minimizar los efectos secundarios y maximizar los efectos beneficiosos de los antihipertensivos”, aseguró Graham.
Otro experto estuvo de acuerdo.
“La idea del uso nocturno de los medicamentos no es nueva”, apuntó el Dr. Howard S. Weintraub, director clínico del Centro de Prevención de la Enfermedad Cardiovascular del Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York. “Esta estrategia podría ser particularmente eficaz en el uso de [antihipertensivos como] los inhibidores de la ECA, los bloqueantes del receptor de la angiotensina o los inhibidores directos de la renina”.
Weintraub añadió que “aunque tomarse un diurético antes de irse a la cama podría interrumpir el sueño, en general creo que muchos lo hemos estado haciendo por un tiempo con la intención de controlar mejor la presión arterial nocturna y también para mitigar parte del aumento en la presión arterial que ocurre usualmente a principios de la mañana (más o menos a partir de las 5 am)”.
En Estados Unidos, alrededor de un tercio de los adultos tienen hipertensión.
(Fuentes: Journal of the American Society of Nephrology, news release, Oct. 24, 2011)
Los tratamientos antihipertensivos administrados en un paciente al acostarse reducen “significativamente” el riesgo cardiovascular en comparación a un tratamiento convencional matutino, y con independencia del fármaco utilizado, según revela un estudio de la Universidad de Vigo presentado recientemente en Sevilla en el marco del XLI Congreso Nacional de Nefrología.
Este trabajo, al que ha tenido acceso Europa Press, sostiene que cuando el tratamiento se administra al acostarse –en concreto los antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA-II)–, “aumentan significativamente” la supervivencia sin evento cardiovascular con respecto a la utilización nocturna de cualquier otro fármaco.
De hecho, esta investigación partió de la premisa de que diversos ensayos clínicos ya han documentado diferencias en función de la hora de administración de las diferentes familias de antihipertensivos en su eficacia para reducir la presión arterial, la duración de acción, el perfil de seguridad y los efectos sobre el perfil circadiano de la presión arterial.
Además, aluden a los resultados del reciente estudio MAPEC, que también han documentado que la administración de uno más fármacos al acostarse, en comparación con la estrategia habitual de administrar toda la medicación al levantarse, mejora el control de la presión arterial, reduce la prevalencia del patrón ‘no-dipper’ y, sobre todo, reduce el riesgo cardiovascular.
Por ello, los autores de este estudio han evaluado la posible diferencia sobre la reducción de riesgo cardiovascular entre las diferentes familias de antihipertensivos utilizados en el estudio MAPEC.
Para tal fin, se analizó a un total de 2.156 personas hipertensos (1.044 hombres y 1.112 mujeres), que fueron aleatorizadas a tomar toda su medicación antihipertensiva al levantarse o a tomar uno o más fármacos al acostarse.
Esta aleatorización se hizo de forma independiente para cada fármaco permitido en el estudio, La presión arterial se monitorizó durante 48 horas consecutivas a la inclusión y de nuevo anualmente, o con mayor frecuencia (cada 3 meses) si era necesario ajustar el tratamiento antihipertensivo.
Entre los principales resultados extraídos de este trabajo, cuya mediana del tiempo de seguimiento fue de 5,6 año, fue que las personas tratadas con uno o más fármacos al acostarse evidenciaron un riesgo cardiovascular (ajustado por sexo, edad y diabetes) significativamente menor que los sujetos tratados al levantarse, con independencia de la familia de antihipertensivos utilizada para su tratamiento.
Del mismo modo, encontraron que “los mayores beneficios” se observaron con la administración al acostarse frente al levantarse y que, cuando el tratamiento se administró a la hora levantarse, el riesgo cardiovascular fue “similar para las diversas familias de antihipertensivos”. Sin embargo, cuando los fármacos se utilizaron al acostarse, los ARA-II fueron “significativamente superiores” en términos de reducción de riesgo cardiovascular a las demás familias.
Por todo ello, estos autores sostienen en su trabajo recogido por Europa Press que el tratamiento antihipertensivo administrado al acostarse “reduce significativamente el riesgo cardiovascular en comparación al tratamiento convencional matutino, con independencia del fármaco utilizado”.
Los resultados indican, además, que no existen ventajas significativas de una familia frente a otras en términos de reducción de riesgo cardiovascular cuando el tratamiento se administra al levantarse. Cuando el tratamiento se administra al acostarse, los ARA-II aumentan significativamente la supervivencia sin evento cardiovascular con respecto a la utilización nocturna de cualquier otro fármaco.
(Fuente: Tomado de la página de cardiocirguía de Infomed)
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