El exceso de sodio en la dieta es perjudicial para la salud
Por: Pedro Ovidio Ordúñez García. Revista Finlay. Vol 2, No 1 (2012).
Disminuir el consumo excesivo de sal en la dieta es una de las intervenciones críticas para reducir el impacto de las enfermedades cardiovasculares a nivel poblacional. Partiendo de esta aseveración, se emiten comentarios acerca del artículo El consumo de sal ¿Riesgo o necesidad?, publicado en el número anterior de la revista. Se enfatiza en el debate científico que trae consigo esta problemática, a la luz de la confrontación de estudios muy recientes.
¿Hipertenso a los 50? Más riesgo cardiovascular en la tercera edad
Unos cuantos kilos de más, las cifras de colesterol elevadas, un pico en la tensión… El cuerpo utiliza sus propias pistas para advertirle de que no se está cuidando todo lo que debiera. Estos signos hablan del presente, del impacto que le están causando determinados hábitos de vida, pero también pueden utilizarse como armas predictivas de lo que puede sucederle si no hace nada para evitarlo.
Una investigación publicada esta semana en la revista Circulation (doi: 10.1161/CIRCULATIONAHA.110.002774) da cuenta de hasta qué punto son clarividentes estas señales. Según sus datos, los individuos que experimentan subidas pronunciadas en sus niveles de tensión en la mediana edad tienen muchas más posibilidades de sufrir un problema de corazón en el futuro que el resto de sus congéneres.
“Nuestro trabajo demuestra que deben aumentarse los esfuerzos para mantener en un nivel adecuado la tensión arterial y evitar, o al menos retrasar al máximo, la incidencia de la hipertensión arterial para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular”, comentan en la revista médica los autores de este trabajo, de la Universidad Northwestern de Chicago (Estados Unidos).
Este equipo repasó el historial de más de 61 500 individuos que habían participado previamente en distintas investigaciones epidemiológicas. Entre otros factores, tuvieron en cuenta los cambios de presión que estos estudios habían reflejado durante una media de 14 años y analizaron si había alguna relación entre estas cifras y sus posibilidades de sufrir un infarto o un ictus en los años posteriores.
Sus datos demostraron que aquellos participantes que habían registrado hipertensión arterial o habían desarrollado la enfermedad en la mediana edad tenían un riesgo mucho mayor que quienes se habían mantenido o habían conseguido hacer descender estas cifras.
De hecho, “casi el 70% de los hombres que presentaba hipertensión arterial en la mediana edad sufrió un problema cardiovascular superados los 80 años”, subrayan los investigadores, quienes también hacen hincapié en que posiblemente exista una relación estrecha entre el tiempo que una persona vive con hipertensión y sus posibilidades de que sus arterias enfermen.
“Por tanto, evitando la hipertensión arterial antes de la mediana edad y retrasando su aparición puede obtenerse un impacto significativo sobre las posibilidades individuales de convertirse en cardiópata”, concluyen.
(Fuente: Boletin Aldía)
El control de la presión arterial en la mediana edad puede reducir el riesgo cardiaco de por vida
Un estudio de 14 años mostró la importancia de lograr niveles normales a mitad de la vida.
Los cambios en la presión arterial en la mediana edad pueden afectar el riesgo de por vida de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular (ACV), sugiere un estudio reciente.
Investigadores de EE. UU. analizaron los datos de casi 62,000 personas cuyas lecturas de presión arterial recibieron seguimiento durante un promedio de catorce años.
Las personas que mantuvieron o redujeron su presión arterial a niveles normales para los 55 años tenían el riesgo de por vida más bajo (de 22 a 41 por ciento) de enfermedad cardiaca. Pero el riesgo de las personas que tenían hipertensión a los 55 era de 42 a 69 por ciento.
Cuando se incluyeron todos los niveles de presión arterial, el riesgo total de por vida de enfermedad cardiaca de las personas mayores de 55 años era de alrededor de 53 por ciento para los hombres y 40 por ciento para las mujeres.
“Este estudio añade a nuestro conocimiento existente de que la hipertensión es el factor de riesgo modificable más importante para la enfermedad cardiovascular, que incluye la enfermedad cardiaca coronaria y el ACV”, aseguró un experto, el Dr. Robert Graham, internista del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York. “Desafortunadamente, muchos pacientes no toman esta ‘enfermedad silenciosa’ en serio porque no ven ni sienten los efectos de la hipertensión hasta que ha ocurrido algún resultado catastrófico”, añadió.
Entre otros hallazgos se encontró lo siguiente:
Por lo general, las mujeres tenían mayores aumentos en la mediana edad que los hombres, y las mujeres que tienen hipertensión para la mediana edad (una edad promedio de 41 años) tienen un riesgo de por vida más alto de enfermedad cardiaca (49 por ciento) que las que han mantenido una presión arterial normal hasta los 55.
A una edad promedio de 55 años, el 26 por ciento de los hombres tenían presión arterial normal, al igual que 41 por ciento de las mujeres, mientras que alrededor de 49 por ciento de los hombres y 48 por ciento de las mujeres tenían prehipertensión.
Casi el 70 por ciento de los hombres que desarrollan hipertensión en la mediana edad experimentan un evento cardiovascular como un ACV o ataque cardiaco para los 85 años, halló el equipo.
El estudio aparece en la edición del 19 de diciembre de la revista Circulation.
“Tomar en cuenta los cambios en la presión arterial puede proveer estimados más precisos del riesgo de por vida de enfermedad cardiovascular, y puede ayudarnos a predecir el riesgo individualizado, y por tanto, estrategias individualizadas de prevención”, explicó en un comunicado de prensa de la revista la autora del estudio Norrina Allen, profesora asistente del departamento de medicina preventiva de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern.
“Tanto evitar la hipertensión en la mediana edad como retrasar el inicio del desarrollo de la hipertensión parecen tener un impacto significativo sobre el riesgo de por vida restante de enfermedad cardiovascular de un individuo”, anotó Allen.
Graham se mostró de acuerdo. Comentó que la hipertensión en la mediana edad “puede afectar el riesgo de por vida de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular. Afortunadamente, mediante fármacos y cambios en el estilo de vida, los pacientes que controlan su presión arterial en la mediana edad tenían el riesgo de por vida más bajo de enfermedad cardiovascular, mientras que los que sufrían un aumento en la presión arterial tenían el mayor riesgo”.
(Fuente: HealthDay)
El tratamiento de la prehipertensión reduce el riesgo de accidente cerebrovascular, según un estudio
El tratamiento de la prehipertensión reduce el riesgo de accidente cerebrovascular, según un estudio
Los medicamentos antihipertensivos ayudan incluso a aquellos que tienen presión arterial ligeramente alta
Un nuevo estudio halló que el riesgo de accidente cerebrovascular disminuyó un 22 por ciento en personas con prehipertensión que tomaban medicamentos para reducir la presión arterial.
Estas personas no tenían todavía presión arterial alta, pero aun así se beneficiaban de tomar los medicamentos, aunque no hubo una reducción significativa en la tasa de ataques cardíacos en personas que tomaban antihipertensivos.
“Sabemos que la relación entre la presión arterial y los accidentes cerebrovasculares es muy estrecha y que la presión arterial alta es un factor de riesgo de peso para el accidente cerebrovascular. “Creemos que si podemos reducir la presión arterial, podríamos disminuir el riesgo de accidente cerebrovascular”, señaló el autor principal, doctor Ilke Sipahi, profesor asistente de medicina en el Instituto Cardiovascular Harrington-McLaughlin de la Universidad Case Western Reserve y el Centro Médico Case de los Hospitales Universitarios en Cleveland.
“Encontramos una reducción estadíscamente significativa en el riesgo de accidente cerebrovascular de 22 por ciento con cualquiera de los antihipertensivos usados”, apuntó Sipahi.
Los resultados del metaanálisis aparecen en la edición en línea del 8 de diciembre y tienen previsto publicarse en la edición impresa de febrero de 2012 de Stroke.
La prehipertensión se define como la presión arterial que se encuentra entre 120 a 139 mm Hg sistólica (el número superior) y de 80 a 89 mm Hg diastólica, según la información de respaldo del estudio. Cualquier cifra que sea de 140/90 mm Hg o más se considera hipertensión. La prehipertensión es muy común y puede afectar a tanto como el 40 por ciento de los estadounidenses, de acuerdo con el estudio.
No todas las personas que tienen prehipertensión desarrollarán presión arterial alta, pero muchos lo harán. Y de acuerdo con el estudio, la prehipertensión por sí sola aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular y ataque cardiaco.
Sin embargo, actualmente no hay directrices que recomienden tratar la prehipertensión con medicamentos. El tratamiento actual consiste en cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, perder peso y hacer actividad física regular. Sipahi señaló que hacer cambios en el estilo de vida puede ser efectivo cuando se introducen de forma consistente.
El presente metaanálisis se centró en el efecto que los medicamentos para reducir la presión arterial podrían tener sobre el riesgo de accidente cerebrovascular, ataque cardíaco y muerte cardiovascular.
Los investigadores encontraron 16 ensayos controlados aleatorios en el que participaron personas con prehipertensión que tomaban una forma de medicamentos para disminuir la presión arterial, como un inhibidor de la ECA, beta-bloqueador o bloqueador de los receptores de la angiotensina. Estos estudios tenían un número total de casi 71,000 personas inscritas.
Para las personas que recibieron tratamiento activo con antihipertensivo, el riesgo de accidente cerebrovascular descendió en 22 por ciento.
Los investigadores también encontraron que para prevenir un accidente cerebrovascular, 169 personas tenían que ser tratadas con un medicamento para la presión arterial durante un promedio de 4.3 años.
El riesgo de ataque cardíaco no se redujo, pero el investigador apuntó que había una tendencia hacia un menor número de muertes cardiovasculares, aunque no alcanzó una significación estadística.
“Ahora sabemos que el riesgo de accidente cerebrovascular se puede reducir, quizá necesitamos estratificar el riesgo. Si usted es alguien que tiene un riesgo particularmente alto, quizá necesitemos comenzar con un tratamiento temprano y no esperar hasta que alcance la cifra mágica de 140/90″, apuntó Sipahi. Señaló que se debe comenzar primero con cambios en el estilo de vida. Si esos cambios no dan resultado, se puede considerar entonces los medicamentos para reducir la presión arterial, destacó.
“Es un estudio de gran tamaño que se suma al argumento de pasar a la intervención temprana. Determinar el momento preciso para iniciar el tratamiento para una “pre” enfermedad es un reto, y se necesitan más estudios”, apuntó el doctor Robert Graham, internista del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York.
“Todavía recomiendo a las personas que sigan trabajando en los factores de riesgo conocidos. No renuncie a los cambios en el estilo de vida”, agregó.
(Fuente:HealthDay News.)
Por: Aric A. Prather, James A. Blumenthal, Alan L. Hinderliter y Andrew Sherwood. American Journal of Hypertension (2011); 24 12, 1338–1344.
Las diferencias étnicas en la presión arterial dipping (BP) puede contribuir al aumento del riesgo de eventos cardiovasculares adversos observado en los afroamericanos (AA). El DASH (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión) ha demostrado ser eficaz en la reducción clínica y ambulatoria de la PA, sin embargo, el efecto de la dieta DASH sobre la presión arterial dipping es definitorio.
Interaction between serum uric acid and triglycerides in relation to blood pressure
Por: F Teng, R Zhu, C Zou, Y Xue, M Yang, H Song y J Liang. Journal of Human Hypertension (2011) 25, 686–691.
El objetivo de este estudio fue examinar la relación independiente entre el ácido úrico sérico (SUA) y la presión arterial, y para evaluar su efecto conjunto sobre la obesidad, glucosa y los lípidos. Las muestras del estudio eran de una encuesta de salud basados en la comunidad de examen en Xuzhou, provincia de Jiangsu de China (2009).
La lactancia reduciría el riesgo de padecer hipertensión arterial
Un estudio sugiere que las madres que amamantan durante el período recomendado tendrían algo menos de riesgo de desarrollar hipertensión arterial.
El resultado, que surge de una investigación sobre enfermeras de Estados Unidos, no prueba que la lactancia controle la presión, pero se suma a las pruebas de que sus efectos no beneficiarían solo a los bebés.
Se recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé y, recién entonces, combinarla con alimentos sólidos hasta el año de vida.
La lactancia protege a los bebés de ciertas enfermedades, como la diarrea y las infecciones del oído medio, pero también hay evidencia de que reduciría el riesgo de que las mujeres desarrollen algunos problemas de salud, como la diabetes mellitus, la hipercolesterolemia y la enfermedad cardíaca.
En el nuevo estudio, los autores analizaron la correlación entre la lactancia y el riesgo materno de desarrollar hipertensión arterial en unas 56 000 mujeres estadounidenses que participan del ensayo Nurses’ Health Study II. Todas habían tenido por lo menos un bebé.
En general, las que habían optado por la lactancia exclusiva durante por lo menos los seis primeros meses de vida del bebé fueron menos propensas a desarrollar hipertensión en 14 años que las que habían elegido utilizar el biberón.
A unas 8 900 mujeres se les diagnosticó hipertensión. Pero esa posibilidad fue un 22% más alta en las que no habían amamantado a su primer hijo que en las que sí lo habían hecho.
Y las mujeres que nunca habían amamantado o lo habían hecho durante tres meses o menos fueron casi un cuarto más propensas a desarrollar hipertensión que las que habían amamantado durante por lo menos un año. Y todo aún tras considerar factores como la dieta, el ejercicio y el tabaquismo.
Nada de esto prueba que la lactancia proteja de la hipertensión, según concluyó la autora principal del estudio, doctora Alison M. Stuebe, de la University of North Carolina, en Chapel Hill.
Pero es posible que así sea, dijo Stuebe, ya que estudios con animales revelaron que la hormona oxitocina, que está asociada con la lactancia, tiene efectos duraderos en la presión sanguínea.
Además, se sabe que las mujeres suelen tener reducciones pasajeras de los valores de presión inmediatamente después de amamantar.
Si se comprueba esta protección de la lactancia materna, el equipo de Stuebe estima que el 12% de los casos de hipertensión arterial en mujeres con hijos podría estar asociado con la lactancia “subóptima”.
La autora dijo que “si la relación es causal, eliminar las barreras de la lactancia podría marcar una diferencia en la salud femenina a futuro”.
Por ahora, Stuebe señaló que una forma de ayudar a las mujeres es enseñarles cómo alimentar a sus hijos adecuadamente desde el hospital.
La Organización Mundial de la Salud promueve que los hospitales tomen ciertas medidas “amigables con los recién nacidos” que mejoren la lactancia materna, como no alimentarlos con otra comida que no sea la leche de la madre, evitar el chupete y dejar que la madre y el bebé estén juntos las 24 horas.
noviembre 6/2011 (medline)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo del artículo a través de Hinari.
Alison M. Stuebe, Eleanor B. Schwarz, Karen Grewen, Janet W. Rich-Edwards, Karin B. Michels, E. Michael Foster, et. al.. Duration of Lactation and Incidence of Maternal Hypertension: A Longitudinal Cohort Study. Am. J. Epidemiol. (2011) 174(10): 1147-1158, publicado en versión preliminar octubre 12/ 2011. doi:10.1093/aje/kwr227
(Fuente: Noticias Al día)
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