La mitad de los ancianos sufren de hipertensión arterial.
De una atención a 500 adultos mayores de la provincia de Acobamba, en el Perú el 50% padece con hipertensión arterial de alto riesgo, según los reportes de la campaña médica de la Unidad Operativa de la Red de Salud de Acobamba.
Según explicaron los médicos que atendieron en la campaña, la hipertensión arterial de alto riesgo conllevaría a una complicación cardiovascular seria, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal o cardiaca.
“La hipertensión arterial es una enfermedad muy frecuente y cuya detección oportuna es un elemento clave para el tratamiento. Muchos elementos pueden hacer variar bruscamente la presión y la mayoría se asocian con hábitos de vida poco saludables como el sedentarismo y el sobrepeso”, explicaron los especialistas.
(Fuente: http://diariocorreo.pe – publicada: 12-12-12) [publicada: 12 de diciembre 2012]
La presión sistólica alta, un riesgo para el adulto mayor
A edades avanzadas, un elevado valor de la “máxima” pasa a ser un indicador de rigidez en las arterias y, por lo tanto, un posible predictor de infarto y de accidente cerebrovascular.
La hipertensión arterial es una condición crónica que padece alrededor de un tercio de la población argentina adulta –gran parte sin saberlo–y se diagnostica cuando los valores de presión arterial sistólica y diastólica, conocidos masivamente como “máxima” y “mínima”, respectivamente, superan la marca de 140 y 90 milímetros de mercurio (mmHg).
Es una enfermedad crónica y un “asesino silencioso”, porque es una de las principales causas de infarto de miocardio, ACV e insuficiencia renal crónica sin dar síntomas previos, y está relacionada íntimamente con el deterioro cognitivo en la vejez, la diabetes, las apneas del sueño y otros trastornos de la salud.
Sin embargo, estudios poblacionales hechos en otros países mostraron que, en los adultos mayores, también son de temer los valores de presión sistólica por encima de 140 mmHg, aun cuando la presión diastólica sea normal.
El famoso estudio Framingham, en el que se realiza el seguimiento de toda la población de una localidad estadounidense a través de los años, revela que en las personas mayores de 60 años, la presión sistólica alta servía por sí sola para predecir con un 94% de exactitud el diagnóstico de hipertensión arterial, mientras que con la presión diastólica la correlación (es decir, el poder predictivo) no alcanza a los dos tercios de la población.
Esto, según el estudio de Framingham, es más frecuente en las mujeres, ya que un 65% de ellas padece esta condición a la edad de 65 años; aunque a los 75, las tres cuartas partes de la oblación (hombres y mujeres) tiene hipertensión arterial sistólica alta.
¿Por qué existe riesgo aun cuando la presión diastólica sea normal?
Según explica el doctor Luis María Pupi, médico cardiólogo y presidente de la Sociedad de Cardiología de Buenos Aires (Socba), el riesgo es mayor justamente cuando la diastólica es normal o incluso más baja, es decir: cuanto mayor sea la diferencia entre los valores de “máxima” y de “mínima” –diferencia a la que los especialistas llaman “presión de pulso”–, mayor es el riesgo para la persona anciana.
“Esto sucede porque la diferencia entre esos valores indica el grado de rigidez de las arterias de la persona”, apunta el doctor Pupi, quien preside además el Segundo Week-End Internacional de Hipertensión Arterial que se realizará en el Hotel Panamericano de la ciudad de Buenos Aires los días 16 y 17 de noviembre de 2012, organizado conjuntamente por Socba y la Sociedad de Cardiología de Corrientes (Socacorr), ambas entidades nucleadas en la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
“La presión arterial sistólica alta tiene un valor predictivo del 93 por ciento para eventos cardiovasculares”, aseguró el doctor Pupi, lo cual implicaría 20 puntos más de importancia que considerar la presión diastólica, “especialmente a partir de los 53 años de edad”.
Los relevamientos poblacionales indican además que, a diferencia de la presión sistólica que siempre tiende a aumentar a medida que se avanza en edad, la presión diastólica tiende justamente a bajar a partir de los 50 años de edad, con lo que la diferencia que marca la presión de pulso –y por lo tanto, el grado de riesgo– es cada vez mayor.
Según el especialista, la presión sistólica puede ser controlada mediante tratamientos farmacológicos específicos, ya que hay varias combinaciones disponibles; y por otra parte, “una medida no farmacológica que suele ser muy eficaz en las personas de mayor edad es la de reducir el consumo de sal en las comidas, porque en ellas la presión sistólica suele ser muy sodio-dependiente”.
La hipertensión arterial en los adultos mayores
El doctor Pupi advierte que es un error común el pensar que es “normal” que las personas mayores de 60 años tengan una mayor rigidez en las arterias; no porque no sea realmente frecuente, porque lo es, pero en realidad representa una importante condición de riesgo que puede ser significativamente reducida mediante un tratamiento farmacológico adecuado y algunas medidas que modifiquen el estilo de vida.
Otro mito que según su criterio debería ser derribado es aquel que reza que para calcular la presión arterial sistólica normal de una persona vale una supuesta regla de sumar “la edad de la persona –en mmHg– más 100”: para dar un ejemplo, una presión de 170 mmHg en una persona de 70 años no puede ser considerado “normal”, sino que implica un elevado riesgo.
Los organizadores del encuentro indicaron que el manejo de la hipertensión en los adultos mayores será uno de los principales temas a tratar en el mencionado encuentro médico científico. En una mesa conjunta con médicos geriatras y psiquiatras, coordinada por los doctores Hugo Schifis (SAGG) y Rosa Ruffa (AAP) se tratará la propensión a los problemas cognitivos en las personas mayores con problemas vasculares, el efecto específico de la hipertensión en el anciano, la prevención de las demencias en base al control de la presión arterial y el efecto de un programa de ejercicios físicos en el control de estas patologías de base.
“Después de los sesenta años la presión arterial no se comporta de la misma manera que en personas más jóvenes, especialmente por problemas como la mayor variabilidad de la presión, y porque aparecen problemas adicionales, tales como el riesgo de que la presión, ante el esfuerzo por ser controlada mediante el tratamiento, baje demasiado”, explica Pupi. La hipotensión ortostática y posprandial (es decir: la baja de presión al pararse o después de comer) son condiciones más frecuentes en las personas añosas, y las exponen a debilitamientos y desmayos, que en casos de movilidad reducida o con una capacidad de recuperación a los accidentes disminuida, terminan significando un riesgo para la propia vida.
En este sentido, señaló que es conveniente un diagnóstico adecuado de la hipertensión, mediante la técnica de monitoreo ambulatorio, un seguimiento que se hace de la presión del paciente durante las 24 horas para conocer los valores con más precisión y evitar la llamada “hipertensión de guardapolvo blanco”, que es el aumento momentáneo de la presión arterial que muchas personas sufren ante la ansiedad de la consulta médica, pero que en realidad no implica que la persona sea hipertensa.
“En las personas añosas, el médico debe procurar la utilización de drogas de mayor tolerabilidad y de vida media larga, con el menor número de dosis posible”, enfatizó el especialista.
“El sentido principal de este week-end es el de tratar los nuevos abordajes terapéuticos”, apunta por su parte el doctor Jorge Castiello, médico cardiólogo del Hospital “Cosme Argerich” de la ciudad de Buenos Aires e integrante del Comité Organizador de la jornada, quien se va a referir al impacto del ejercicio físico en el control de esta afección crónica: “A una persona anciana que mantiene un adecuado nivel de actividad física, la presión le baja uno o dos puntos respecto del que es sedentario –aseguró–. Pero además la persona hipertensa tiene en general otros factores de riesgo, como la diabetes o el colesterol, cuyos valores también mejoran cuando se realiza ejercicio”.
Con los nutricionistas y los especialistas en obesidad y lípidos se debatirán las últimas estrategias para el tratamiento de los trastornos metabólicos asociados con la hipertensión, que está fuertemente ligada a la epidemia de diabetes tipo II, la obesidad y otros factores que colaboran en el deterioro de las paredes de las arterias.
Los principales órganos que resultan blanco de la hipertensión arterial son el corazón (que con el aumento de la presión arterial sufre una hipertrofia capaz de conducir al infarto), el cerebro y los riñones. En estos últimos, la función vital de filtrado de la sangre justamente se vale de la presión en las arterias entrantes, a la vez que la regula. Los riñones también producen la renina, hormona que se transforma en angiotensina e interviene en la regulación de la presión arterial. Presión y función renal se interregulan mutuamente, y por eso la insuficiencia renal en sus grados severos, que pueden llevar a la necesidad de un tratamiento de diálisis o un trasplante, es una de las consecuencias más temidas de la hipertensión.
Por último, la hipertensión no sólo es por antonomasia la gran causa de accidente cerebrovascular (ACV), sino que, según lo van dilucidando cada vez más estudios médicos –tema que tratará el doctor Augusto Vicario en el encuentro de noviembre– produce microlesiones acumulativas a nivel de los vasos cerebrales, imperceptibles al principio, pero que a la larga comprometen de manera seria e irreversible las capacidades cognitivas a medida que pasan los años.
Los doctores Judith Zilberman y Ernesto Ylarri coordinarán la mesa dedicada al tratamiento de la hipertensión en la mujer: los mecanismos fisiológicos que la determinan y sus diferencias con la hipertensión arterial en el hombre, la hipertensión en las mujeres embarazadas y sus consecuencias a largo plazo.
“La hipertensión arterial hoy es absolutamente frecuente, y mucha gente desconoce que la tiene –resumió el doctor Castiello– por eso es necesario informarnos sobre las últimas novedades en el tema y cómo tratar mejor a los pacientes”.
(Fuente: ANDigital – publicada el 08 de noviembre 2012)
Advierten a los ancianos del riesgo de incumplir la prescripción médica
Los expertos recomiendan al paciente comentar con el médico o el farmacéutico los tratamientos que forman parte de su pauta terapéutica.
La Sociedad Estatal de Medicina Geriátrica (SEMEG) ha avisado a las personas mayores de 65 años de que no cumplir las dosis de medicamentos prescritas por el médico puede provocar una pérdida de eficacia y, al mismo tiempo, aumentar la toxicidad.
Entre los pacientes con enfermedades crónicas es habitual el incumplimiento de la prescripción como consecuencia de olvidos y confusiones en los regímenes de dosificación o debido a los efectos adversos, que hacen que estos enfermos dejen de tomar el medicamento.
Asimismo, según ha explicado el presidente de SEMEG, Juan Macías, las dificultades económicas por las que atraviesan los enfermos crónicos, agravadas actualmente con la entrada en vigor del copago sanitario, son también una de las principales causas del incumplimiento de las pautas marcadas por el profesional sanitario.
Según advierte Macías, estos descuidos pueden producir graves consecuencias para la salud de los pacientes, ya que, por ejemplo, aquellos con patología coronaria que interrumpen bruscamente el tratamiento con betabloqueantes pueden sufrir un fenómeno de rebote con aparición de arritmias cardiacas.
Además, el incumplimiento de los tratamientos antihipertensivos incrementa el riesgo de morbimortalidad cardiovascular y el de los inhibidores de la proteasa se asocia a un incremento de la resistencia y de los fracasos terapéuticos.
“El enfermo geriátrico puede padecer diversas enfermedades agudas y crónicas a la vez, y a menudo un mismo enfermo toma más de un medicamento. Cuando esto pasa, el riesgo de que se produzcan interacciones o reacciones adversas a los medicamentos aumenta. Por lo tanto, se debe ser cuidadoso en el seguimiento de estos pacientes para prevenir situaciones indeseables y establecer una serie de normas que faciliten la administración, seguimiento y cumplimiento de los tratamientos de manera que se consigan los objetivos de forma segura y eficaz”, ha señalado Macías.
Recomendaciones
Por ello, los expertos recomiendan pedir consejo al médico o al farmacéutico, explicándole todos los tratamientos que forman parte de su pauta terapéutica, informar a los profesionales sanitarios acerca de si están siguiendo tratamientos con productos naturales, y disponer de un lista de todos los fármacos que se toman, indicando el nombre, el motivo por el cual se administran, la dosis utilizada, la frecuencia y el comienzo y el final del tratamiento.
Asimismo, es importante que los pacientes conozcan exactamente la técnica de administración de los medicamentos; pregunten en qué momento del día hay que ingerir el fármaco, y si éste puede afectar el estado de alerta o habilidad manual.
(Fuente: Jano.es)
Association between chlorthalidone treatment of systolic hypertension and long-term survival.
Por: Kostis JB, Cabrera J, Cheng JQ, Cosgrove NM, Deng Y, Pressel SL, y Davis BR. JAMA. 2011 Dec 21;306(23):2588-93.
In the Systolic Hypertension in the Elderly Program (SHEP) trial, conducted between 1985 and 1990, antihypertensive therapy with chlorthalidone-based stepped-care therapy resulted in a lower rate of cardiovascular events than placebo but effects on mortality were not significant.
Por: Toshio Ogihara, Masunori Matsuzaki, Seiji Umemoto, Hiromi Rakugi, Hiroaki Matsuoka, Kazuyuki Shimada, Jitsuo Higaki, Sadayoshi Ito, Akira Kamiya, Hiromichi Suzuki, Yasuo Ohashi, Kazuaki Shimamoto y Takao Saruta for the Combination Therapy of Hypertension to Prevent Cardiovascular Events Trial Group. Hypertension Research (2012) 35, 441–448.
La terapia combinada de la hipertensión para prevenir los eventos cardiovasculares ensayo COPE, demostró que los bloqueadores de los canales de calcio (benidipine) en terapias combinadas con un bloqueador del receptor de angiotensina (ARB), un bloqueador ß-, o un diurético tiazida (tiazida) fueron igual de eficaces en la prevención de eventos cardiovasculares y la consecución del objetivo de presión arterial (BP, 140/90 mm Hg).
Es recomendable tratar la hipertensión arterial en el paciente anciano
Puede leerse del original si tiene Internet. (La noticia esta copiada completa)
Durante mucho tiempo se puso en duda si el tratamiento antihipertensivo podía mejorar el pronóstico de la hipertensión arterial en el anciano y muchos médicos eran poco propensos incluso a intentar reducir la presión arterial.
La Organización Mundial de la Salud y la Sociedad Internacional de Hipertensión (OMSISH) recoge textualmente que «las personas ancianas son las más afectadas por las enfermedades vasculares relacionadas con la hipertensión arterial».
La hipertensión arterial es un problema frecuente en el anciano, llegando a alcanzar una prevalencia de hasta el 60 al 80%.
Para definir a un anciano como hipertenso se utilizan los mismos criterios señalados para los adultos de 18 años o más, según la clasificación del Joint National Committee (JNC-7), cifras iguales o superiores a 140 mm Hg de presión arterial sistólica y 90 mmHg o mas de presión arterial diastólica . La presión sistólica se incrementa en forma lineal con la edad en contraste con la presión diastólica, por lo que la forma más característica en el anciano es la hipertensión sistólica aislada, respondiendo al 60- 70% de los casos.
Los principales factores de riesgo son: Edad , hombres y mujeres postmenopáusicas, herencia, tabaquismo, dislipemias, diabetes mellitus, hipertrofia ventricular izquierda, nefropatía, enfermedad arterial periférica, retinopatía, obesidad, escasa actividad física, entre otras. Si bien es cierto que la presión arterial aumenta con la edad, esto no ocurre en otras latitudes, como por ejemplo en algunas comunidades tribales lo cual pone en evidencia que factores dependientes del estilo de vida, como la ingestión de sal, influyen en la tendencia a presentarse la hipertensión arterial en pacientes mayores de 60 años.
Los efectos del envejecimiento y la fisiopatología de la hipertensión arterial están interrelacionados y tienden a potenciarse uno a otro: a nivelcardíaco hay hipertrofia de pared posterior del ventrículo izquierdo, además se producen calcificaciones en el aparato valvular. En el árbol vascular vamos a encontrar aumento de ésteres de colesterol que provoca endurecimiento. En el riñón cae el filtrado glomerular y el flujo sanguíneo. A nivel bioquímico encontramos intolerancia a la glucosa, tendencia a la hipercolesterolemia e hiperuricemia, disminución de calcio, magnesio y fosfatos. Todo esto hace que el anciano presente mayor variabilidad tensional, (hipotensión pospandrial, vacios o gapauscultatorios y seudohipertensión).
El diagnóstico de hipertensión arterial se establece cuando se obtienen dos o más determinaciones correctas de presión arterial, tras permanecer el paciente en reposo y relajado durante al menos cinco minutos.
Las pruebas rutinarias de laboratorio recomendadas antes de iniciar la terapia antihipertensiva incluye un electrocardiograma, análisis de orina, glucosa sanguínea y hematocrito, potasio , creatinina , niveles lipídicos ,colesterol y triglicéridos. La Monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA) proporciona información sobre la Presion arterial durante las 24 horas. La automedición domiciliaria puede ser útil para diagnosticar la hipertensión arterial de bata blanca, valorar la respuesta al tratamiento y aumentar la responsabilidad y participación activa del paciente en su enfermedad.
Se debe insistir en el tratamiento no farmacológico (pérdida de peso, ejercicios moderados, restricción de sal, eliminación de alcohol y tabaco) como coadyuvante ya que potencializa la acción de las drogas antihipertensivas y quizás puede constituir el único tratamiento de pacientes con hipertensión sistólica aislada. La idea estereotipada del anciano como una persona empeñada en sus costumbres e incapaz de modificar sus hábitos de vida debe ir desapareciendo mediante el consejo de forma conceptual e individualizado.
El tratamiento debe iniciarse de forma cautelosa.Se debe comenzar con bajas dosis del fármaco e incrementar paulatinamente espaciando los intervalos al mayor tiempo posible.
En lo que respecta a la elección del fármaco más adecuado, en general, podemos decir que todas las drogas antihipertensivas son efectivas: los diuréticos, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina , los betabloqueadores, los antagonistas del receptor AT-2 de la angiotensina, los anticálcicos estos, por su mecanismo de acción y tolerancia los convierten en una opción atractiva para el tratamiento de ancianos hipertensos. por cuanto la elección debe basarse en las condiciones clínicas de cada paciente en concreto, hay que ajustar cuidadosamente la dosis y retirar el fármaco en caso de ineficacia o toxicidad.
Algunos de los estudios que sustentan el tratamiento de la hipertensión arterial en el anciano son: el estudio EWPHE, publicado en 1985, en 1991 se publicaron el STOP Hypertension , que incluye pacientes entre 70 y 80 , el SHEP, después el SYST-EUR. Otros estudios realizados en pacientes de edad avanzada son el ELITE, el SCOPE, y el VALISH.
(Fuente: El Jaya)
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