Sexualidad: Delitos ¿sin nombre?

La educación sexual representa derecho y deber en la Mayor de las Antillas. Alma Mater se pregunta entretanto: ¿caminamos en este terreno hacia el cabal entendimiento de lo diverso o nos contentamos con apuñalar por la espalda tal concepto cada día?

Unas tres décadas consagradas al trabajo de avanzada en materia de sexualidad avalan al CENESEX como institución puntera en la lucha por la igualdad para individuos, sin distinción alguna. Por su parte, el machismo con sello tropical apuntala aún en la Cuba del siglo XXI la más rancia homofobia, amparada por condicionantes históricas y culturales inamovibles.

En entrevista concedida al tabloide La calle del medio, Mariela Castro Espín, directora del CENESEX, anunció algunas propuestas de modificación al actual Código de Familia, entre ellas el reconocimiento para parejas homosexuales de similares derechos patrimoniales y personales a los del resto de la sociedad en circunstancias de unión consensual, sin incluirse, por el momento, la alternativa del matrimonio, ni de la adopción.

Dos años después varias son las dudas suspendidas en el aire: ¿cuánto hemos avanzado realmente en el plano legal en lo concerniente al respeto de la libre orientación sexual e identidad de género? ¿lograrán las leyes barrer algún día con los prejuicios y estereotipos atrincherados durante centurias en el imaginario social?

Las constituciones nacionales no tienen el objetivo de otorgar o retirar derechos, sino garantizarlos, acota oportuno a nuestra revista el Dr. Alberto Roque Guerra, al frente del Departamento de Servicios, Redes Sociales y Derechos Sexuales del CENESEX.

Consecuentemente, la aceptación no es un principio de derechos humanos y las constituciones debieran ser inclusivas de todas las orientaciones sexuales e identidades de género de forma explícita. Sus contenidos no debieran legitimar como válida únicamente una vía.

Ahora bien, en su sentido más positivo y con los necesarios matices el concepto también pudiera interpretarse como un camino en la transformación del pensamiento humano hacia el respeto y la equidad.

¿Se concretan o no iguales oportunidades en el terreno laboral y educacional para individuos con diferente identidad sexual? Pensemos en los transgéneros, ¿puede hablarse de una correspondencia accidental o condicionada entre estos grupos y un status socioeconómico desfavorable?

Los seres humanos con sexualidades diferentes a la heterosexualidad (gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales y transgéneros) enfrentan muchas dificultades para acceder a puestos de trabajo y ocupar responsabilidades en la esfera profesional, circunstancia sostenida por la discriminación y el estigma que vivencian dada su condición.

En las regulaciones laborales no se alude de ningún modo al tema, sin embargo, quienes administran niegan este derecho desde sus prejuicios, con lo cual violan, de paso, la Constitución Socialista.

Los cambios culturales son lentos y nos parecerán eternos mientras no se aplique un enfoque participativo y emancipatorio real. Aunque todas y todos podemos acelerar las transformaciones, nuestros jóvenes constituyen los principales agentes de cambio. Ampliar.

La Habana, noviembre 2011 (Revista Alma Mater)