Sexualidad y demografía, espacios que se entrecruzan
Los cambios ocurridos en la manera de asumir la sexualidad, el noviazgo y las relaciones de pareja durante las últimas décadas en Cuba han influido en el comportamiento de indicadores demográficos como la fecundidad.
Heydi Cárdenas, una enfermera capitalina de 37 años, comparte esta afirmación basada en su experiencia personal. Mi madre me contaba a menudo que casarse con 18 años y tener cuatro hijos, prácticamente uno detrás de otro, había sido el mayor error de su vida. Pero lo hizo para poder escapar de las múltiples prohibiciones que le imponían mis abuelos. Yo me prometí que no iba a repetir su historia, contó a SEMlac.
Con esa experiencia familiar, Cárdenas tuvo varios novios, paseó mucho con sus compañeros de estudios y comenzó a convivir con una pareja estable cuando ya había cumplido 28 años.
Entrevistada por SEMlac, al final de un reciente panel organizado en La Habana por la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (SOCUMES), Cárdenas cree, a estas alturas de su vida, que podría haberse organizado mejor, pues le hubiera gustado tener aunque sea dos hijos.
Las reflexiones de esta trabajadora de la salud estuvieron desencadenadas por la descripción de la situación demográfica actual de la isla, compartida por especialistas invitados al debate sobre Sociedad, demografía y sexualidad. ¿Dónde estamos y hacia donde vamos? Cuba presenta bajas tasas de mortalidad y, sobre todo, de fecundidad. Desde 1978 las mujeres de la isla no alcanzan el nivel de reemplazo poblacional, al no dejar al menos una hija al finalizar su período reproductivo.
En consecuencia, la nación caribeña vive un acelerado proceso de envejecimiento, en el cual la población de 60 años y más supera el 17 por ciento. En paralelo, disminuyen los matrimonios, aumentan las uniones consensuales y se advierte una liberalización de la sexualidad.
Para la también doctora Marisol Alfonso, actual oficial de programas de la Oficina del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Cuba, en la isla se confirma una singular autonomía de la mujer que no deriva solo de la elevada escolaridad y participación en la actividad económica. Existe también una elevada seguridad en el sistema de salud y en los derechos sociales, explicó a SEMlac.
Durante su investigación de doctorado en el CEDEM, titulada La singularidad de una segunda transición demográfica en Cuba, Alfonso constató que las mujeres entrevistadas revelaron una mezcla de valores en relación a cómo toman sus decisiones sobre sexualidad, reproducción, relaciones y arreglos familiares en general.
Así, en ese proceso intervienen, entre otros asuntos, la diferenciación de los roles de género, de acuerdo con lo cual las mujeres suelen mostrar una actitud más pasiva frente a la relación sexual, por solo citar un ejemplo.
Pero también parece confirmarse una pérdida del valor del matrimonio, sobre todo entre las personas más jóvenes y escolarizados, precisó. Ampliar.
La Habana, septiembre 23/2011 (Revista Mujeres)