A Possible Interaction Between Systemic and Renal Angiotensinogen in the Control of Blood Pressure
Por: Nirupama Ramkumar, Deborah Stuart, Jian Ying y Donald E. Kohan. American Journal of Hypertension, Volume 26, Issue 4, Pp. 473-480.
Angiotensinogen (AGT) is synthesized in the liver and proximal tubule. AGT overexpression at either site might increase blood pressure (BP). We used transgenic mice with AGT overexpression in proximal tubule (K), liver (L), or both sites (KL) to determine the relative contributions of hepatic- and proximal tubule–derived AGT in modulating BP. Mice with liver AGT overexpression manifest salt-sensitive hypertension, whereas mice with renal AGT overexpression are hypertensive regardless of salt intake. Systemic AGT may stimulate endogenous renal AGT synthesis during high sodium intake, leading to hypertension in L mice. [Actualizado: 3 de junio 2013]
Esta sección expone trabajos actuales, de carácter investigativo sobre la hipertensión arterial.
How important is it to control nocturnal hypertension with angiotensin II type 1 receptor blockers?
Por: Shin-ichiro Miura y Keijiro Saku. Hypertension Research (2013) 36, 194–195.
Better blood pressure (BP) control is associated with remarkable clinical benefits with regard to cardiovascular (CV) and renal protection. Patients with chronic kidney disease (CKD) are at significantly higher risk of CV disease (CVD),1 and patients with overt proteinuria as well as albuminuria without a reduction in the estimated glomerular filtration rate (eGFR) are also at significantly higher risk.1 In addition, proteinuria or albuminuria itself should be a target for reducing hard end points. Angiotensin II (Ang II) type 1 (AT1) receptor blockers (ARBs) are highly selective for the AT1 receptor and block the deleterious effects of Ang II.2 ARBs clearly decrease proteinuria and protect the kidneys.3 A nocturnal increase in BP on ambulatory monitoring is superior to office BP for predicting a worsening of albuminuria in elderly individuals with type 2 diabetes. [Actualizado: 11 de marzo 2013]
Esta sección expone trabajos actuales, de carácter investigativo sobre la hipertensión arterial.
Hypertension and the J-curve phenomenon: implications for tight blood pressure control
Por: Fabio Angeli, Gianpaolo Reboldi y Paolo Verdecchia. Hypertension Research (2013) 36, 109–111.
The term J-curve is used in several fields of science to refer to a variety of J-shaped diagrams where a curve initially falls, but then rises to higher levels. In cardiovascular (CV) medicine, the J-curve phenomenon arises when a risk factor becomes inversely related to risk below a certain point, whereas the more widely accepted positive risk association exists across most of the observed risk factor distribution. In simpler terms, when elevated blood pressure (BP) is lowered, the risk of CV events decreases, but lowering BP below a critical ‘nadir’ is no longer beneficial and possibly deleterious, thus shaping a J-curve. [Actualizado: 8 de febrero de 2013]
Esta sección mostrará algunos trabajos que puedan ser útiles a nuestros facultativos por su interés práctico o teórico.
Blood pressure control and favourable pleiotropic effects of aliskiren
Por: Graziano Riccioni. Hypertension Research (2013) 36, 102–103.
Hypertension and its acute and chronic complications are one of the most important risk factors associated with significant morbidity and mortality worldwide and will increase in importance as a public health problem by 2020.1 The Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation and Treatment of High Blood Pressure (JNC7) establishes that the goal of antihypertensive therapy is to reduce cardiovascular and renal morbidity and mortality. Despite the wide range of antihypertensive agents available, less than one third of patients with hypertension have their blood pressure (BP) controlled. The mechanism of primary (essential) hypertension includes genetic predisposition, endothelial cell dysfunction, sympathetic nervous system (SNS) hyperactivity, abnormalities in renin angiotensin aldosterone system (RAAS) function, hyperinsulinism and insulin resistance. [Actualizado: 8 de febrero de 2013]
Presión arterial sin control puede dañar el cerebro a los 40 años de edad.
La presión arterial alta no controlada daña la estructura y función del cerebro tan pronto como al inicio de los 40 años de edad, según un estudio de la Universidad de California en Davis.
Según el estudio, incluso los cerebros de personas en edad madura, que no tenían un diagnóstico clínico de hipertensión, muestran evidencia del silencioso daño estructural del cerebro.
La investigación descubrió un “envejecimiento acelerado” del cerebro en personas con hipertensión y prehipertensión en la década de sus 40 años de edad, que incluía daño a la integridad estructural de la materia blanca del cerebro y al volumen de su materia gris.
Ese hallazgo sugiere que la lesión vascular del cerebro “se desarrolla insidiosamente durante toda la vida con efectos visibles”, indicó el estudio.
Se trata del primer estudio que demuestra que hay un daño estructural en los cerebros de adultos al inicio de la edad madura como resultado de la alta presión arterial.
La alta presión arterial ya ha sido vinculada con el daño estructural a la materia blanca del cerebro y el deterioro cognitivo en los individuos de edad avanzada.
La investigación, publicada en línea en la revista médica The Lancet Neurology (doi:10.1016/S1474-4422(12)70241-7) y que aparecerá en el ejemplar impreso de diciembre próximo, enfatiza la necesidad de poner atención a los factores de riesgo vasculares para el envejecimiento del cerebro, explicó Charles DeCarli, coautor del estudio.
“El mensaje aquí es sumamente claro: Las personas pueden influenciar la salud del cerebro a la edad avanzada, conociendo y tratando su presión arterial mientras son jóvenes”, observó DeCarli, profesor de neurología y director del Centro de la Enfermedad de Alzheimer de UC Davis.
“Las personas en nuestro estudio eran normales desde el punto de vista cognitivo, así que la ausencia de síntomas no significa nada”, precisó.
La presión arterial normal debe ser de 120 para la presión arterial sistólica, o sea el número en la parte superior, y por debajo de 80 para la presión diastólica, el número en la parte inferior.
Se calcula que cerca de 50 millones de estadounidenses sufren de hipertensión, condición vinculada con un riesgo del 62 % de enfermedad cerebrovascular, como un ataque isquémico, y un riesgo del 49 % de enfermedad cardiovascular. Es el factor de riesgo más grande de mortalidad en EE.UU., indicó el estudio. Otros estudios han identificado vínculos entre la presión arterial elevada y un mayor riesgo de lesión cerebral y atrofia, que conduce a un desempeño cognitivo reducido y a una mayor probabilidad de demencia. Por ello, se considera que la hipertensión es un importante factor de riesgo “modificable” para el deterioro cognitivo en la vejez.
Según el estudio, hay evidencia de que reducir la presión arterial a partir de los 40 años de edad y entre personas al inicio de su vejez puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo y la demencia en la ancianidad.
El estudio, titulado “Los efectos de la presión arterial sistólica en la integridad de la materia blanca en los adultos jóvenes: del estudio del corazón de Framingham”, incluyó a 579 participantes de Framingham (Massachusetts) que, en promedio, tenían 39 años de edad cuando se les reclutó para el estudio, iniciado en 2009.
Los participantes fueron divididos entre los que tenían presión arterial normal, los que eran prehipertensos y los que tenían alta presión arterial. También se tomó en cuenta factores como el tratamiento médico para la alta presión arterial y el uso de cigarrillos.
El estudio recurrió a imágenes por resonancia magnética (MRI, en inglés) para determinar la salud cerebral de los participantes, usando varias medidas de la lesión de la materia blanca, como la anisotrofía fraccional, y el volumen de la materia gris.
En personas hipertensas, la anisotrofía fraccional en los lóbulos frontales fueron se redujo en un promedio del 6.5% por ciento, y esos individuos también registraron una reducción, en promedio, del 9% de la materia gris en el lóbulo frontal del cerebro.
Los autores notaron que la rigidez de las arterias, con el proceso de envejecimiento, causa un aumento de la presión arterial, lo que a su vez provoca que disminuya el flujo de sangre al cerebro.
Tomado: Effects of systolic blood pressure on white-matter integrity in young adults in the Framingham Heart Study: a cross-sectional study.The Lancet Neurology, 2 Nov 2012.
(Fuente: Boletin Aldia. Infomed) [Publicada por: EFE el 31 de octubre 2012] [publicada en la página 15 de noviembre 2012.]
Nuevos datos del estudio PURE: 40% de la población adulta tiene hipertensión
La hipertensión es una verdadera epidemia mundial y tiene una alta prevalencia en todas las poblaciones del mundo, según los nuevos datos del estudio Prospective Urban Rural Epidemiology (PURE). Otros hallazgos muestran que hay muy escasa concienciación en torno a esta enfermedad y que una vez que los pacientes se dan cuenta de que la padecen, la mayoría se trata, pero el control es muy deficiente.
La cohorte de hipertensión del estudio PURE fue presentada en el Congreso de 2012 de la European Society of Cardiology (ESC) la semana pasada por el Dr. Rafael Díaz (Instituto Cardiovascular de Rosario, Argentina). El estudio tuvo como propósito valorar la prevalencia, la concienciación y el control de la hipertensión en todo el mundo mediante la medición de la tensión arterial en 153.000 individuos de 528 poblaciones urbanas y rurales de 17 países de cinco continentes.
La media de edad de los participantes fue 50,4 años, 60% eran mujeres y 46% provenían de poblaciones rurales.
La prevalencia de la hipertensión fue más baja en los países con más bajos ingresos (alrededor de 30%) y más alta en los países con ingresos medios altos (alrededor de 50%), teniendo un nivel intermedio (alrededor del 40%) en los países con altos y bajos ingresos.
Sólo se controla el 13% de los hipertensos
Sólo el 30% de la población tuvo una tensión arterial óptima y otro 30% se encontraba en el intervalo de la prehipertensión. Del 40% con hipertensión, 46% de estos individuos estaban al tanto de su trastorno, 40% recibían tratamiento pero sólo 13% tenían controlada su enfermedad.
En los países con bajos ingresos hubo tasas más altas de hipertensión en las zonas urbanas que en las zonas rurales, pero esto se invirtió en los países con ingresos más altos, donde la hipertensión tuvo más prevalencia en poblaciones rurales.
Los hombres tuvieron más probabilidades de ser hipertensos que las mujeres de los países con ingresos altos y medianos, pero las mujeres tuvieron más posibilidades de ser hipertensas que los hombres de países con bajos ingresos.
Los bajos grados de escolaridad se relacionaron con un incremento de la prevalencia de hipertensión en los países con ingresos altos y medianos, pero lo opuesto fue aplicable en los países con bajos ingresos, donde la hipertensión fue de hecho más frecuente en personas con mejor formación educativa.
La concienciación, el tratamiento y el control de la enfermedad fueron mejores en las poblaciones urbanas que en las rurales para todos los niveles de ingresos y las mujeres tuvieron tasas más altas de concienciación, tratamiento y control de la enfermedad que los hombres en general.
El empleo de antihipertensivos múltiples fue muy bajo, de sólo 14% y «prácticamente inexistente» en los países con bajos ingresos, informó Díaz.
Terminó diciendo que se necesitan mejores métodos de detección y es preciso que se utilice más la politerapia.
Se necesita más cooperación
El designado para coordinar el debate en torno al estudio, Dr. Georg Ertl (Universidad de Wurzburgo, Alemania) dijo que el estudio tenía las fortalezas de ser muy extenso y verdaderamente internacional y que abarcaba una amplia gama de antecedentes sociales y culturales.
«Para mí, los datos más interesantes son los que muestran que la concienciación, el tratamiento y el control de la enfermedad son muy insatisfactorios en todo el mundo y prácticamente nulos en las poblaciones rurales de países con bajos ingresos», comentó Ertl. Señaló que las enseñanzas obtenidas en los países con altos ingresos pueden ayudar a los países con bajos ingresos y afirmó que debía fomentarse la cooperación entre los organismos sanitarios de los dos tipos de países.
(Fuente: Theheart.org)
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