Guerra no Convencional y DIH
Guerra No Convencional & Derecho Internacional
Por. Leonel Gorrín Mérida
Terminada la Segunda Guerra Mundial las naciones del mundo reafirmaron en la Carta de las Naciones Unidas un añorado objetivo (que no se ha podido lograr en los 75 años transcurridos desde aquel histórico acontecimiento): prohibir la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado. Así se subraya en el artículo 4 del primer capítulo de ese importante documento del Derechos Internacional del cual son Partes todos los países. ¿Qué ha pasado desde que se firmó esa Carta hasta la fecha? Han sobrado las amenazas, han sobrado los usos de la fuerza con los más diversos propósitos y por los más diferentes actores.
El artículo 7 enfatiza que “ninguna disposición de esta Carta autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados”. Lamentablemente, esto se repite casi a diario.
A cada instante, nos llegan noticias de actos de guerra en los más diversos confines, de constantes amenazas a la integridad y soberanía de los pueblos por parte de gobiernos y dirigentes de diferentes rangos. Tal parece que el mundo se ha acostumbrado a las más elementales violaciones del Derecho Internacional, al tiempo que los violadores deambulan por el mundo amenazando, matando y destruyendo todo lo que no esté acorde con sus intereses. Poco hace las Naciones Unidas. El principal violador dicta las normas o al menos obstaculiza las que no le conviene.
El llamado documento sobre la Guerra No Convencional de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos (TC 18-01, del 30 de noviembre de 2010) es una prueba fehaciente de cómo se ríe el imperio del Derecho Internacional.
Tan solo uno comienza a leer el primer capítulo choca con una afirmación inaudita: “La intención de EE.UU. mediante los esfuerzos de la Guerra No Convencional, es la de sacar provecho de las vulnerabilidades psicológicas de un poder político, militar, económico hostil a los intereses de EE.UU.” ¿Acaso esta definición, expresada en un documento de las Fuerzas Armadas de esa nación no es una violación de un principio básico del Derecho Internacional? ¿Quién le ha dado poderes al imperio para determinar la existencia o no de un gobierno por el hecho que no sea afín a los intereses de Estados Unidos?
Alguien pudiera decir: ¿Pero el TC 18-01 es una guía para un tipo de fuerzas del componente militar de Estados Unidos, que como es natural debe estar preparado para diversas contingencias? El propio documento se encarga de desmentir esta interrogante. En el numeral 3 del primer capítulo se afirma: “La Guerra No Convencional es intrínsecamente un esfuerzo entre las agencias del gobierno de EE.UU. ya que por su extensión y frecuencia excede las capacidades del Departamento de Defensa por sí solo”. Este elemento se precisa más adelante, en el numeral 5, donde se expresa: Este documento es contentivo de la estrategia nacional de EE.UU.: la estrategia de seguridad nacional, la estrategia nacional de defensa, y la estrategia nacional militar. La estrategia de seguridad nacional expresa los intereses y objetivos del presidente de EE.UU. La Estrategia Nacional de Defensa es del Departamento de Defensa y contribuye a la Estrategia de Seguridad Nacional.
Es decir, lo publicado sobre la Guerra No Convencional, lo que diariamente estamos viendo en este mundo y muy especialmente en el caso de Venezuela, no es algo proveniente de agencias o individuos aislados. Forma parte de una estrategia al más alto nivel.
Esta concepción de Guerra No Convencional deja bien claro que los esfuerzos del gobierno de Estados Unidos son la creación del conflicto armado y la subversión. En pocas palabras, es sembrar el caos en una nación, para deslegitimar al gobierno y provocar una ruptura de su institucionalización.
La Guerra No Convencional está estrechamente ligada a otros conceptosmuy de moda en los últimos años: Guerra de IV Generación, Guerra Mediática, Guerra Psicológica, Golpe Suave, etc.Todos forman una compleja enramada de acciones, métodos y objetivos que solo son posibles de separarlo en un plano teórico. En la práctica todos constituyen una misma cosa y persiguen un mismo objetivo.
El llamado Golpe Suave no forma parte de ningún documento oficial de alguna de las agencias del gobierno de Estados Unidos. Se trata de un grupo de métodos propuestos por un personaje nombrado Gene Sharp, dirigidos a “desestabilizar gobiernos” y que se agrupan, de una u otra forma, en cinco etapas fundamentales para provocar la caída de un gobierno.
Comienza por la creación de desabastecimiento y la promoción de otros factores generativos de malestar en la población; se alienta la criminalidad para crear un clima de inseguridad ciudadana; se manipulan prejuicios; se lanzan rumores para desacreditar a dirigentes y organizaciones estatales. Más tarde, se avanza hacia la movilización de calle y se promueve la generalización de las protestas. Los errores o fallas del gobierno se maximizan para provocar la desconfianza de los dirigentes en sacar a la nación de la situación. La prensa nacional e internacional, subordinada a los intereses del imperio y de las burguesías nacionales, despliega una infernal guerra mediática. En la mente de los ciudadanos se libra un fuerte combate. Las personas tienen la impresión que están entre dos frentes de batalla. Nada de esto es espontáneo; todo es dirigido y financiado por los grandes centros de poder, contrarios al gobierno legítimo de la nación.
El llamado Golpe Suave (que como se puede apreciar de “suave” no tiene nada) pasa otras etapas de su desarrollo: Se cierran calles; se asaltan o incendian instituciones estatales; se hacen “pases de cuenta”, contra militantes o simpatizantes del gobierno; se infiltran grupos armados. Ya en este nivel del Golpe Suave comienzan a verse las señales de la Guerra No Convencional.
Las acciones violentas se sistematizan y se hacen cada vez más agresivas. La consecuente reacción de las fuerzas encargadas de mantener el orden y la ley se muestra como exceso de poder, como violatorias de los derechos humanos. Medios de prensa y organismos internacionales obvian el derecho y deber del Estado de emplear los medios necesario y legales, para reestablecer el orden y la ley, tal y como se subraya en el artículo 3 del II Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949. Se busca la forma de desacreditar a las fuerzas del orden y a los miembros de las instituciones armadas.
Al llegar la situación a este estado de cosas, los encargados de planificar la Guerra No Convencional precisan los planes y las formas, métodos y vías de llevarla a cabo. En este sentido, el imperio entra a considerar el nivel de aceptación o rechazo dentro de la población nacional para un apoyo manifiesto de Estados Unidos en la situación interna del país. El mando-político militar norteamericano conoce muy bien el rechazo mundial que existe en los pueblos ante su hegemonismo y agresiones. Por eso, lo más común es ir en busca de un gobierno de la región, que le sea afín para actuar a través de este. Estados Unidos limita su accionar, en cierto grado, a las medidas de aseguramiento logístico y asesoramiento. El denominado TC 18-01 enfatiza que esta labor “indirecta” no es solo propia de la Fuerzas Especiales, sino de todas o casi todas las agencias del gobierno norteamericano.
El propósito fundamental de la Guerra No Convencional en este nivel de desarrollo del escenario nacional es la creación por parte de las Fuerzas Especiales de EE.UU. o de terceros países, de una base de operaciones para que grupos nacionales pasen, con su apoyo, a la resistencia armada. Para ello se infiltran equipos entrenados para la lucha guerrillera y cumplen, entre otras misiones,la preparación y equipamiento de los llamados “cuadros” de la resistencia. Comienzan a realizarse acciones combativas aisladas, bajo la dirección de las Fuerzas Especiales. Se crean las condiciones para la intervención armada directa por parte del imperio.
Cuando se analizar todos estos elementos y otros muchos que el espacio de un pequeño artículo no permiten exponerlos con todos los detalles y se valora lo que hoy sucede en la hermana Venezuela, uno comprende rápidamente dos cosas: La nación de Bolívar se encuentra bajo los azotes de la Guerra No Convencional y esa “guerra” está siendo dirigida, financiada y preparada por el imperialismo (padre y gestor de esa “guerra)
Los principios de soberanía, de integridad territorial de las naciones, de no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, la independencia, han sido y siguen siendo pisoteados por el imperialismo, con la complacencia de otros gobiernos e instituciones regionales. Hay en el mundo un gran silencio ante estas violaciones del Derecho Internacional, al tiempo que se condena al Estado atacado de violador de los Derechos Humanos. La víctima se convierte en victimario y el victimario en víctima. Tal es la lógica del imperio.
En Venezuela se aplica el mismo guion ya ensayado en otras regiones. Ese mismo guion continuará aplicándose en el futuro en otros escenarios. El imperio tiene las manos sueltas. Por eso, hace público un documento contrario al Derecho Internacional y se vanagloria de ello.
Ante el silencio y manipulación de la realidad por parte de los grandes medios de prensa del mundo, las fuerzas progresistas, las personas dignas tenemos solo una alternativa: desenmascarar al imperio con su llamada Guerra No Convencional, que al parecer puede también entenderse como una guerra no sujeta a ningún convenio o tratado internacional. Al menos así actúa el imperio en su intento de declararse “dueño” del mundo.
Publicado en: jul 20th, 2017.
Haga un comentario