Los bichos del cambio climático
La crisis climática va más allá. No solo se refleja en el aumento de la temperatura del planeta, deshielo, sequías prolongadas o migraciones humanas y de animales terrestres y marinos. Significa también la propagación de enfermedades, algunas mortales, otras no, pero ni una sola debe quedar sin ser tratada. Sea como sea, es un problema de salud pública local y global.
Científicos del clima y médicos coinciden en señalar que el cambio climático crea ambientes propicios en los cuales los padecimientos pueden prosperar al grado de convertirse en pandemias.
Enfermedades que ya son problemas críticos de salud pública son las transmitidas por vectores, como lo son los mosquitos, como lo son zika, dengue, chikungunya, paludismo y Fiebre Amarilla. La inestabilidad climática es la culpable de la aparición de vectores e infecciones donde antes no había.
Hace unos días se confirmaron los primeros casos de zika, causa de defectos de nacimiento y neurológicos, en Europa.
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades confirmó tres personas infectadas en Hyères, al sur de Francia, cuando anteriormente eran casos importados, es decir, personas que habían viajado a zonas tropicales, África o Latinoamérica, y ahí habían sido picadas por el mosquito.
El aumento de la temperatura del planeta contribuye, de acuerdo con especialistas, a que enfermedades tropicales como el zika florezcan más en Europa.
El zika lo transmite el mosquito Aedes aegypti, pero en el sur de Europa ha aparecido otro mosquito portador: Aedes albopictus. Mientras más cálido se vuelva el continente europeo, más enfermedades tropicales aparecerán.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha documentado fiebre chikungunya en más de 60 países de Asia, África, América y Europa.
Así, los bichos enemigos fortalecidos por el cambio climático son los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus, este, además, puede transmitir dengue.
Otra enfermedad por picadura de mosquito y vinculada al clima es el paludismo
Esta se transmite por el mosquito del género Anopheles y, de acuerdo con la OMS, mata a casi 600 mil personas cada año, sobre todo niños africanos menores de cinco años.
Un estudio de la Universidad de Oxford halló que la inestabilidad del clima podría exponer a la mitad de la población mundial a enfermedades propagadas por mosquitos hacia 2050.
Estamos hablando de más de cuatro mil millones de personas que estarían expuestas, en particular en los países pobres y de renta media se correrán mayores riesgos sanitarios.
Otro de los padecimientos que crece es la enfermedad de Lyme, la cual se vincula con el aumento de las temperaturas, pues mientras más altas sean, las garrapatas, portadoras de la bacteria, serán más abundantes.
Los huéspedes son animales silvestres, como los venados, pero también llegan a los de compañía y de granja. Debido a la cercanía de esas especies con los humanos, estos son susceptibles a las picaduras e infectarse.
Es una enfermedad que puede incapacitar debido a que ataca el sistema nervioso central y provoca fiebre.
Anteriormente, solo se registraba en Europa y en Estados Unidos, pero ahora se ha trasladado hacia otros países, como enfermedad emergente.
De 2016 a 2018, en México se registraron 63 casos, mientras que en Estados Unidos se detectan aproximadamente 300 mil casos por año y en los próximos años se prevé que en la Unión Americana aumente más del 20 por ciento.
Pero los humanos no somos los únicos expuestos a enfermedades vinculadas con el cambio climático.
Hace unos días, un nuevo estudio reveló que, a causa del deshielo del Ártico, leones marinos, focas y nutrias, habitantes del océano Pacífico, frente a Alaska, están infectados con un virus letal.
Se trata del moquillo focino, que en 2002 mató a miles de focas moteadas europeas del Atlántico norte y en 2004 fue identificado en nutrias marinas del norte de Alaska, hecho que generó dudas sobre cuándo y cómo el virus se espació.
El estudio llevó 15 años y acaba de publicarse en Scientific Reports. Indica que la barrera física se elimina con la pérdida de hielo marino, lo cual lleva a la fauna a buscar alimento a nuevos hábitats.
El movimiento de las especies hace que entren en contacto con otras y es cuando se transmiten las enfermedades infecciosas, cuyas consecuencias pueden ser mortales.
El vuelo de un mosquito dejó de ser una zumbante molestia para convertirse en una amenaza letal.