Dos descubrimientos sobre el aedes aegypti que atemorizan al mundo
Los mosquitos y los virus que transmiten son amenazas que dejaron de ser tropicales, según estudios.
Los mosquitos de la familia Aedes que trasmiten enfermedades han poblado la tierra por casi 200 millones de años y su presencia no ha sido inocua. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se cree que su reinado de terror ha terminado con la vida de al menos 52 000 millones de personas, al punto que ha sido catalogado, de lejos, como el animal más peligroso en el planeta.
Son tan lesivos, según la OMS, que incluso se cree que los dinosaurios fueron afectados por ellos. Y es que estos insectos han tenido la capacidad de adaptarse a todas las condiciones, tanto que de todas las especies similares el humano no ha podido erradicar ninguna, a pesar de todos los esfuerzos.
Por mucho tiempo estuvieron confinados a zonas donde el humano no llegaba, pero con la globalización, la urbanización, el cambio climático y las consecuentes modificaciones en las características del desarrollo humano estos bichos han podido colonizar casi todos los rincones del mundo para continuar con su tarea de transmitir enfermedades.
Hasta ahora, bajo esas condiciones se pensaba que solo la mitad de la población del mundo estaba expuesta al riesgo que representan los mosquitos, como ocurre con algunos tipos de la familia Aedes, la responsable de transmitir virus como dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla, entre otros.
En América Latina, según indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS), solo el dengue ha alcanzado en la región en los últimos meses un máximo histórico de casos con 2,7 millones de enfermos y 1.206 muertes contadas hasta finales de octubre.
Nueva amenaza
Y si bien en Latinoamérica es un virus endémico, lo cierto es que en algunas regiones hasta ahora consideradas inmunes el dengue empieza a generar preocupación. Es el caso de Europa, y específicamente de España, donde se empezaron a registrar casos autóctonos (trasmitidos localmente) e incluso en una persona se encontró una infección por la vía sexual, algo hasta ahora inédito en este mal en específico.
Este hallazgo es clave porque si bien el Aedes es el responsable, los casos en Europa han sido relacionados con el tipo tigre (albopictus), a diferencia de América, donde la mayoría son por el Aegypti.
Aunque hay que mencionar que el mosquito tigre está muy extendido en la región mediterránea y en algunas zonas al interior de Francia y en el Rin en Alemania, no se quiere decir que los demás territorios estén libres de estos males.
Pero hay más
Y si esto no era motivo suficiente para generar alarma, a finales del mes pasado la revista The Lancet publicó un artículo en el que se confirmaron los primeros casos de transmisión local del zika por el mosquito Aedes local en Europa.
Los investigadores indicaron que más allá de las tres personas afectadas, este brote representa “una nueva fase en la amenaza global del zika”, una enfermedad que desde su aparición por primera vez en el Pacífico, en el 2007, y su expansión a las Américas y el Caribe, hace cuatro años, afectó a millones de personas.
Para entonces, la comunidad mundial comenzó a hablar del zika como un mal epidémico, aunque mucho más devastador que los otros virus, porque además de la sintomatología común, en Colombia y en Brasil se comprobaron sus efectos en el sistema nervioso tanto de adultos como de embriones en desarrollo en los que el Guillain-Barré y la microcefalia fueron relacionados directamente con esta infección viral.
De acuerdo con los epidemiólogos que publicaron en The Lancet, se esperaba que el zika se expandiera desde el Pacífico hacia Asia, pero cuando comenzó la vigilancia no solo se descubrió que los casos que empezaron a presentarse en ese continente habían sido causados por cepas autóctonas, sino que, además, había estado circulando en silencio por varias décadas.
Con esta información, al enfrentar este inédito brote europeo, el mundo se encamina hacia un patrón de circulación impredecible del virus del zika, asegura el infectólogo Carlos Álvarez, expresidente de la Asociación Colombiana de Infectología.
Y es que según The Lancet, la llegada del zika al viejo continente es parte de un patrón muy amplio y acelerado de presencia del virus y de este vector que exige además de entendimiento, acciones.
No en vano, aunque el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades describe el riesgo individual en muchas áreas como muy bajo, la perspectiva real es que 177 países en el mundo pueden tener las condiciones para la impredecible expansión del virus con una afectación potencial de hasta 6 000 millones de personas en el mundo, lo que es el 80 % de la población global, según este estudio.
En este contexto, la conclusión es simple: el virus del zika y sus afectaciones dejaron de ser una enfermedad tropical, y eso exige de manera urgente modificaciones inmediatas de los esquemas epidemiológicos y los patrones de conducta que se venían siguiendo para contenerlo.
Y por el lado del dengue, la alerta no debe ser menor porque encontrar su presencia en el semen, tal como ya se había hecho con el zika, plantea nuevos retos en el control de su amenaza.
Para rematar, también se debe mencionar la adaptación progresiva del Aedes, transmisor de estos males, a altitudes por encima de los 2 300 metros sobre el nivel del mar , como se ha documentado en Colombia, lo que pone en riesgo a poblaciones hasta ahora a salvo.
En conclusión, según The Lancet, todo esto desafía la opinión de que el zika sea enfermedad tropical y pone en evidencia que es un mal cosmopolita.
noviembre 29/2019 (elpaís.com)
Relacionado con: Aedes, Guillain Barré.