Juntos acabaremos con el sida

Lazo rojo

Han transcurrido dos años desde la celebración de la XVIII Conferencia Internacional sobre el Sida en Viena. En aquel momento, la comunidad internacional habí­a comenzado a celebrar con cautela los frágiles progresos en la prevención y el tratamiento del VIH. No obstante, el mundo estaba evidentemente en un momento decisivo y seguir avanzando no estaba garantizado. Poco después de la Conferencia, ONUSIDA comienza a articular una nueva visión para el futuro del sida: una visión que dejaba a un lado toda aspiración tenue a mejoras graduales y retaba al mundo a imaginar cómo deberí­a ser el fin del sida, y desafió a todos y cada uno a alcanzarlo, sin miedo y sin concesiones.
Era una visión atrevida (algunos dijeron incluso que era un sueño) pero el mundo no se merece menos que un futuro con cero infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida.

Al día de hoy, los avances hacia esta visión se están acelerando exponencialmente en varias áreas. Muchos líderes prominentes están hablando abiertamente sobre el principio del fin del sida, llegar a cero y el comienzo de una generación libre de esta enfermedad. El mundo está invirtiendo en esta visión y la inversión está dando sus frutos.

En el 2011, más de 8 millones de personas que vivían con el VIH recibían terapia antirretrovírica en países de ingresos bajos y medios, por encima de los 6,6 millones de 2010, lo que supone un aumento de más del 20%. Esto sitúa a la comunidad internacional en el buen camino para conseguir el objetivo de que 15 millones de personas seropositivas reciban tratamiento para 2015, tal y como se estableció en la Declaración polí­tica sobre el VIH y el SIDA de 2011 y adoptaron de forma unánime los Estados miembros de las Naciones Unidas.

Las nuevas infecciones entre niños han descendido drásticamente por segundo año consecutivo. De los 1,5 millones de mujeres embarazadas que se calcula viví­an con el VIH en paí­ses de ingresos bajos y medios en 2011, el 57% recibió medicamentos antirretroví­ricos efectivos para prevenir la transmisión del virus a sus hijos, frente al 48% de 2010. Con el impulso del Plan mundial para eliminar las nuevas infecciones por VIH entre niños para el 2015 y para mantener con vida a sus madres, la comunidad internacional ha marcado un camino sólido para conseguir una generación libre de sida.

El año pasado muchos países, especialmente las economí­as florecientes de África, aprovecharon la oportunidad de demostrar su apropiación de la respuesta nacional al sida y su responsabilidad compartida en la respuesta mundial, dejando atrás el anticuado paradigma donante-receptor y utilizando la respuesta al sida para crear una nueva agenda más sostenible para la salud mundial y el desarrollo. Esta agenda de responsabilidad compartida está arraigando con firmeza. Estamos siendo testigos del aumento de la inversión nacional en VIH de los países, que están compartiendo la carga y la responsabilidad de los resultados. Compartir esta carga, sin embargo, es algo más que realizar inversiones: significa abordar colectivamente los obstáculos políticos, institucionales y estructurales que impiden progresar. Significa garantizar que los recursos vayan donde puedan tener mayor impacto.

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Fuente: ONUSIDA