nov 4th, 2011 Archivos

Una de las enfermedades de transmisión sexual más peligrosas para el ser humano, aunque puede ser tratada y curada, es la sífilis, conocida también como la gran imitadora, pues sus signos y síntomas no se distinguen fácilmente de otros padecimientos.

Esta infección puede afectar el organismo, incluso causar la muerte, de no recibir un tratamiento rápido y efectivo. En el caso de las embarazadas, los daños para el bebé pueden ser letales, pues el niño corre el peligro de sufrir retraso en el desarrollo y severas convulsiones, y hasta nacer muerto.

Cada año en el mundo se diagnostican unos 12 millones de casos de sífilis, la mayor parte de ellos en África subsahariana con 4 000 000, el Sur de Asia y Asia Pacífico con 4 000 000, y Latinoamérica y el Caribe con 3 000 000.

Uno de los riesgos mayores es que algunas personas infestadas pueden no presentar síntomas durante años. Sin embargo, de no tratarse la enfermedad pueden tener complicaciones en su fase avanzada.

FASES PELIGROSAS

Las personas que están en la etapa primaria o secundaria de la enfermedad transmiten la infección, aunque muchas veces las úlceras sifilíticas no se puedan reconocer. Por lo tanto, quienes no saben que están infectados son una fuente de contagio.

La fase primaria de la sífilis suele estar marcada por la aparición de una sola úlcera llamada chancro, aunque puede haber otras más. El tiempo que transcurre entre la infección por sífilis y la aparición del primer síntoma varía de 10 a 90 días, con un promedio de 21 días.

En las fases latente y terciaria la sífilis comienza con la desaparición de los síntomas de las fases primaria y secundaria. Sin tratamiento, la persona infectada seguirá teniendo sífilis aún cuando no presente sintomatología ya que la infección permanece en el cuerpo.

Esta fase latente puede durar años, y en el 15 por ciento de las personas que no son diagnosticadas y tratadas, la enfermedad puede avanzar hasta las fases latente y terciaria, y aparecer de 10 a 20 años después de haberse adquirido la infección.

En esta fase avanzada la sífilis puede afectar algunos órganos internos como el cerebro, los nervios, los ojos, el corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, los huesos y las articulaciones.

PREVENIR ES LA MEJOR MEDICINA

Cada año en Cuba se notifican entre 40 y 50 mil casos de Sífilis, Blenorragia y Condiloma acuminado, con tendencias a un incremento, a pesar de existir un programa nacional de educación sexual orientado principalmente a los grupos poblacionales de mayor riesgo.

Aunque en todo el país se complementan el sistema de atención primaria de salud, los promotores y centros especializados para asesorar a la población, a la familia, la escuela y la comunidad, aún no todos han concientizado el riesgo de mantener relaciones íntimas desprotegidas, ya sea por tabúes o desconocimiento.

Solo las pruebas de laboratorio pueden confirmar si una persona tiene sífilis, dado que las úlceras sifilíticas pueden estar ocultas en la vagina, el recto o la boca, puede ser que una persona no se entere de que su pareja sexual tiene sífilis.

Ante tales peligros, lo más sensato es mantener una estabilidad en la vida sexual, y protegerse lo más posible. Confiarse de la suerte solo abrirá más las puertas a una posible infección, lejos del placer, la salud y el bienestar. Ampliar.

La Habana, noviembre 4/2011 (Cuba Ahora)

. En: En la prensa cubana, Propuesta del editor#

La bisexualidad ha tenido lugar en todas las épocas históricas y no siempre fue percibida como dicotómica. Ha sido la sexualidad más invisible, estigmatizada y discriminada de las mal llamadas sexualidades periféricas en las sociedades.

Para que a un hombre se le reconozca su masculinidad debe cumplir los patrones asignados a su género y uno de ellos es tener una sexualidad exclusiva de la masculinidad hegemónica. Al igual sucede con las mujeres y su patrón tradicional de feminidad.

Por lo general, la sexualidad femenina es pasiva, dominada, débil, responsable, se socializa en la intimidad y su espacio es el doméstico/privado. Mientras, la sexualidad masculina tiene libertad de expresión, su espacio de socialización es el público, es irresponsable y orientada genitalmente (falocéntrica). A su vez, es superior, fuerte y sirve como medio para pronunciar la violencia permitida a la masculinidad.

Hace algunos años televisaron una novela cubana titulada La cara oculta de la Luna, que abordaba, en una de sus historias, la bisexualidad. Fue una propuesta osada de una realidad encubierta. Si bien el caso del personaje en particular no diferenciaba con exactitud si era una homosexualidad reprimida o una bisexualidad, mostraba las vicisitudes que un hombre sufre en el proceso de identificación y aceptación, que puede ser delicado e intenso. Asimismo, las incomprensiones y rechazos sociales que generan la soledad en el individuo, debido al hecho de reconocerse con una sexualidad diferente a la norma heterosexual.

Vulnerabilidad, riesgos y VIH/sida

Existen varias teorías que dejan el debate sobre la bisexualidad en un estado primario, ya que se establece en relación directa con la homosexualidad y en etapas tempranas de la vida humana, con una base mayormente biologicista.

La psicología y la sociología se han apropiado de una nueva categoría de la epidemiología, conocida como Hombres que tienen Sexo con otros Hombres (HSH), para agrupar en ella a homosexuales, bisexuales, travestis/transexuales. Referencia un comportamiento sexual. Más que identidades, son prácticas sexuales que se encuentran entre lo esporádico y lo habitual; no importa si las prácticas son voluntarias, por una satisfacción sexual o económica, o por una violación.

Esta sexualidad en general, al ser marginada y discriminada, se convierte en vulnerable ante el VIH/sida. El espacio en que mayormente socializan los hombres bisexuales es en la clandestinidad y de madrugada en zonas oscuras. Las relaciones en estos lugares se establecen con una marcada violencia y es un espacio idóneo para el sexo.

Además de la vulnerabilidad social, este grupo presenta una vulnerabilidad biológica referida a la penetración anal. Otra es la epidemiológica, ya que el grupo más afectado por la epidemia es este, por tener relaciones sexuales con los dos sexos. También lo hace vulnerable la sexualidad masculina, que aumenta el riesgo a contraer el VIH/sida, debido a sus características socioculturales. Ampliar.

La Habana, noviembre 3/2011 (Revista Mujeres)