Ciudades sedientas

VIENTIÁN, 27 jun  (IPS)  – A los 63 años, Kingkham Duoangsavanh se siente  realizada. Retirada tras décadas de trabajo como enfermera, vive  felizmente en la casa donde se crió, con todas las comodidades. Pero ahora  la falta de agua está dificultando sus tareas diarias.

“Hemos sufrido escasez en los últimos cuatro o cinco años porque más  personas se siguen mudando a esta zona”, dijo Kingkham, quien vive en el  distrito capitalino de Saysettha.

“El año pasado fue el peor”, señaló. “No hubo nada de agua por días.  Teníamos que comprarla  un tanque de 6.000 litros a unos 165.000 kips (20  dólares)-así que decidimos cavar un pozo y colocar un tubo”.

Luego, además de utilizar el pozo de tubo, la familia de Kingkham  finalmente pudo conseguir un suministro bastante regular de parte de la  autoridad estatal.

Para la mayoría de los laosianos, sin embargo, el acceso al agua limpia  y segura sigue siendo un problema.

El gobierno tiene como meta incrementar su suministro de agua por  cañería para 2020, pero en el mejor escenario podría beneficiar a hasta 80  por ciento de la población.

Unos 1,36 millones de los más de seis millones de laosianos habitan en  ciudades. Sólo 49,9 por ciento de su población urbana tiene agua por  cañería.

Aun así, muchos como Avi Sankar, del Programa de las Naciones Unidas  sobre Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT), destacan los esfuerzos de  Vientián.

“El agua y el saneamiento constituyen un elemento clave en los ODM  (Objetivos de Desarrollo del Milenio)”, dijo Sankar, jefe técnico asesor  de la ONU-HABITAT para Asia sudoriental. “En cierta medida, están  relacionados con otros ODM, como el analfabetismo o la pobreza o la  salud”.

En septiembre de 2000, líderes de 189 países se comprometieron a  alcanzar ocho objetivos generales de desarrollo en 2015. El acceso al agua  potable, junto a “significativas” mejoras en la vida de los habitantes de  asentamientos para 2020, se incluyen en el objetivo número siete,  destinado a “garantizar la sostenibilidad ambiental”.

El gobierno de Laos preparó un plan de inversiones en el sector público  de saneamiento urbano que podría llevar agua a unos 1,95 millones de  habitantes. El proyecto, por 266 millones de dólares, será financiado en  parte con ayuda y préstamos internacionales e incluirá la creación de  varias nuevas estaciones de suministro.

“Los habitantes de las ciudades no tienen suficiente acceso al agua  porque la población urbana crece muy rápido, al igual que la industria de  servicios, como hoteles y restaurantes”, explicó Phouvong Chanthavong,  subjefe de la División de Suministro del Departamento de Vivienda y  Planificación Urbana del Ministerio de Obras Públicas y Transporte

Funcionarios de gobierno estiman que la tasa de crecimiento de la  población urbana en Laos es de entre cuatro y cinco por ciento al año.

“Quisiéramos proveer agua por cañería a todos, ya que no podemos  asegurar cuán potable y segura es la que se extrae de la tierra”, dijo  Phouvong.

De hecho, Buoakeo Suvanthong, vicedirector del Centro para Salud  Ambiental y Suministro de Agua, alertó que “existe contaminación de  arsénico en el sur de Laos, por lo cual no es seguro usar agua subterránea  en algunas partes”.

“El agua puede contaminarse, así que es mejor testearla”, añadió.

“Realmente depende del ambiente que rodea al lugar donde se cava el  pozo”, dijo Buoakeo. “Un pozo es más limpio que otras fuentes, pero  todavía se necesita hacer un testeo antes y supervisarlo una o dos veces  al año”.

Información oficial muestra que 58 por ciento de la población rural  depende de pozos para obtener agua, mientras que el resto acude a arroyos  y ríos. Los pozos de tubo son más populares en la población urbana, debido  a las dificultades estatales para asegurar el suministro a todas las  viviendas.

Pero esto también puede ser caro. Cuesta entre dos millones de kips  (unos 240 dólares) colocar un sistema de tubos, mientras que un pozo común  puede costar cuatro millones de kips (unos 486 dólares).

La construcción de ambos implica el uso de máquinas para cavar, más  bombas de agua y conexiones eléctricas, entre otras cosas.

Mientras, instalar agua por cañería implica un solo gasto de 100  dólares, aunque también se debe añadir una cuota mensual de alrededor de  dos dólares.

La mayoría de las casas con agua por cañería, sin embargo, aun deben  hervirla o filtrarla antes de beberla. Otras familias prefieren comprar  agua embotellada.

A veces, el sistema por cañerías se atasca con lodo, obligando a las  familias a acudir a sus vecinos con pozos para obtener un suministro  temporal.

Un informe ambiental realizado por diferentes agencias en coordinación  con el Banco Asiático de Desarrollo y el Programa de las Naciones Unidas  para el Medio Ambiente alertó que la calidad del agua se estaba  “deteriorando” en Laos.

“En áreas urbanas”, indica el trabajo, “la contaminación de las  carreteras, de las áreas comerciales e industriales, y de las propiedades  privadas, se van por el desagüe. La basura, el polvo, la suciedad, el  petróleo, la grasa, así como partículas de goma de las llantas o de  plástico y plomo de los vehículos, son los contaminantes más comunes”.

Buoakeo señaló que la población podría contactar a su agencia para  constatar la calidad del agua antes de instalar un pozo de tubo. Afirmó  que de esta manera se podría aconsejar a las personas sobre las  “diferentes opciones de tratamiento al agua, como el filtrado o el uso de  cloro”.