Remontan aguas del Sena tras la nieve

París, 27 dic (PL) Las aguas del río Sena se mantienen hoy por encima de los 3,70 metros tras un fin de semana de importantes crecidas que provocaron el cierre de algunas calles y un consiguiente caos en la circulación vial.

Según las autoridades el plan de vigilancia ante inundaciones fue activado aunque se aclaró que no se constatarían daños importantes.

Ayer la compañía de Bateaux Mouches canceló los recorridos de los barcos turísticos que hacen excursiones a través del río.

Se espera que las aguas comiencen a bajar a partir del miércoles.

Ciertamente, este evento inusual, está bien lejos del París que 100 años atrás vivió entre el ingenio y el drama una de las más grandes catástrofes naturales de su historia al quedar sumergida gran parte de la ciudad y sus alrededores bajo el agua.

En aquel entones, el emblemático río convirtió 40 kilómetros de calles en verdaderos afluentes.

Algunos registros de la época recogidos en el Larousse mensual ilustrado número 40 de ese año refieren que las aguas alcanzaron 8,50 metros en el puente de Austerlitz, en otras anotaciones de la Biblioteca Histórica de París, se citan 8,62 metros. En cualquier caso, son cifras récord.

A partir del 21 de enero de 1910 la capital sufrió una metamorfosis que perturbó los transportes públicos, la electricidad, el suministro y las comunicaciones y 20 000 inmuebles se vieron sumergidos de los 80 000 existentes en aquel momento.

En los barrios periféricos, las llamadas banlieues, se reportaron unas 30 000 casas devastadas y 150 000 siniestradas.

Este escenario marítimo, donde metros, tranvías y buses desaparecieron para dar paso a caballos con carretas y otras disímiles vías de tránsito resucita cada año y un siglo después se recuerda gracias a imágenes, filmes y documentos expuestos en varios centros culturales de la capital.

El gran desbordamiento del río fue atribuido al impacto de las condiciones meteorológicas (un verano previo muy lluvioso y un invierno con precipitaciones débiles pero continuas) sobre el contexto geológico y urbanístico de la capital.

A pesar de los años no puede asegurarse que una crecida de esta envergadura no se repita, según los expertos.

Por el contrario, París se prepara desde hace algunos años para una similar y puso en marcha un plan de prevención para aminorar la devastación, pero aún así sería un desastre.