Lluvias amainan, irrumpe el cólera

LUSAKA, 12 abr (IPS)  – Cuando la temporada de lluvias e inundaciones cede  en Zambia, un fuerte brote de cólera azota a la capital.

La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) emitió un  comunicado el 9 de este mes sobre la propagación de la enfermedad.

“En las últimas cinco semanas, el número de casos de cólera ha crecido  drásticamente, a más de 4.500, y más de 120 personas han perdido la vida”,  informó Luke Arend, jefe de la misión de MSF en Zambia.

“La semana pasada sufrimos un pico en el brote, con un total de 1.054  casos. Es por lejos el número más alto registrado en la última década”,  añadió.

La respuesta inicial del gobierno a la epidemia fue negarla. Incluso  cuando los medios informaron sobre una creciente tasa de muertes por la  enfermedad en febrero, el Ministerio de Salud insistía en que no existía  un brote.

Unos 17 distritos en todo el país han sido afectados, pero Lusaka más  gravemente. La mayoría de los más de tres millones de habitantes de la  capital viven en 38 asentamientos informales.

Estos tugurios sufren brotes de cólera cada año cuando las lluvias  torrenciales contaminan los pozos con aguas servidas. Grandes áreas de la  capital no cuentan con servicios municipales básicos.

Incluso en áreas donde la municipalidad está presente, el sistema de  drenaje se obstruye, lo que permite que se produzcan inundaciones incluso  con una lluvia ligera. Los lugares donde hay mercados están siempre  sucios, con montañas de basura. Los baños públicos son pocos, están lejos  unos de otros y se encuentran en estado deplorable.

Las últimas inundaciones, las peores en varios años, tuvieron un severo  impacto a pesar de una gran inversión realizada por el gobierno en la  reparación del sistema de desagüe. Las lluvias hicieron que miles de  personas de la capital fueran desplazadas.

La Sociedad de la Cruz Roja de Zambia reconoció que la situación era  grave. El director de la organización, Charles Mushitu, dijo que debieron  instalar más tiendas de campaña fuera de la capital para los desplazados.

El campamento es administrado en forma conjunta por la Cruz Roja y la  gubernamental Unidad para Migraciones y Manejo de Desastres, que proveen  servicios básicos como cloro para purificar el agua y comidas en base a  maíz.

Las autoridades de la capital zambiana solicitaron a aquellos que  recibieron refugio temporal que regresen a sus hogares, aun cuando en  muchos casos las viviendas han colapsado y los barrios se encuentran  destruidos.

Esther Lungu está preocupada por la idea de volver a su barrio de  Misisi. Ella fue una de las personas reubicadas por la Cruz Roja luego de  que una represa fuera superada por el agua y el complejo habitacional  donde vivían quedara sumergido.

A ella y a sus cuatro hijos se les dio lugar en una tienda de campaña,  donde ahora dicen sentirse relativamente cómodos.

“No sé qué pasará cuando nos digan que debemos abandonar este lugar”,  dijo Lungu, quien no está casada y no tiene empleo formal. Antes del  desastre, vendía verduras en el mercado para sostener a su familia.

Pero ahora está inquieta, pues no sabe si la pequeña vivienda que  alquilaba todavía sigue en pie. Tampoco está segura si será capaz que  recuperar el lugar que tenía en el mercado.