Los betabloqueantes no influyen en el riesgo de cáncer colorrectal.
Los usuarios de betabloqueantes no parecen tener algún menor riesgo de cáncer colorrectal, dicen investigadores alemanes.
El Dr. Michael Hoffmeister del Centro de Investigación de Cáncer Alemán en Heidelberg dijo aReutersHealth por correo electrónico: «Por lo que sabemos en la actualidad, el riesgo de cáncer colorrectal probablemente no sea algo que se deba valorar al administrar betabloqueantes».
El Dr. Hoffmeister y sus colaboradores utilizaron datos del estudio demográfico de casos y testigos DACHS para analizar vínculos entre los betabloqueantes y el cáncer colorrectal.
Comunicaron recientemente en un artículo de la versión en línea de Cancer que 390 de 1708 pacientes (22,8%) y 450 de 1762 testigos (25,5%) utilizaron betabloqueantes con regularidad durante un mínimo de dos años.
Al realizar el ajuste sólo con respecto a edad, género sexual y condado de residencia, el empleo a corto plazo de betabloqueantes, betabloqueantes cardioselectivos o metoprolol se relacionó significativamente con una disminución del riesgo de cáncer colorrectal. Sin embargo, después del ajuste adicional con respecto a posibles factores protectores y factores de riesgo, no hubo ninguna relación entre el riesgo de cáncer colorrectal y el uso de betabloqueantes o la duración de uso de betabloqueantes.
En el análisis específico de etapas, el uso de betabloqueantes durante seis o más años se relacionó con un incremento del doble en el riesgo de cáncer colorrectal en etapa IV, pero no hubo ninguna relación para el cáncer colorrectal en etapas I, II o III.
Añadió, «No obstante», señalan los investigadores, «nuestros resultados específicos de etapas se debieran interpretar con cautela e investigarse con detalle en estudios adicionales; debido a las múltiples pruebas y pequeños tamaños de la muestra en nuestros análisis específicos de etapa, no podemos descartar la posibilidad de que los resultados fuesen causados por el azar».
El Dr. Hoffmeister dijo: «No me sorprendió tanto, pues el efecto protector observado por Assimes et al (2008) no fue tan pronunciado y se basó en la exploración de fármacos diferentes en neoplasias malignas diversas, de modo que podría ser un hallazgo fortuito, como los propios autores lo señalan». «Así mismo, los dos estudios previos sobre el riesgo de cáncer colorrectal se vieron limitados por su capacidad para realizar el ajuste con respecto a otros factores relevantes que podrían relacionarse con el empleo de betabloqueantes».
El Dr. Hoffmeister explicó: «A medida que continúe el estudioDACHS y aumente el número de participantes, estamos pensando reanalizar el riesgo de cáncer colorrectal en etapa IV en una muestra más extensa para determinar si persiste este hallazgo». «Los pacientes del estudio DACHS también son objeto de un seguimiento extenso después del diagnóstico, a fin de que se disponga de información sobre tratamiento del cáncer colorrectal, recidiva, avance y supervivencia. El siguiente paso evidente es que en la actualidad estamos planificando un estudio en torno a la relación del uso de betabloqueantes y la supervivencia en el cáncer colorrectal».
Añadió, «Es importante investigar el efecto de fármacos sobre otros resultados diferentes a los establecidos como objetivo, para valorar mejor los riesgos y beneficios. Los estudios epidemiológicos extensos con el potencial para hacer el ajuste con respecto a factores de riesgo pertinentes relacionados con el empleo de fármacos o con la enfermedad de interés pueden proporcionar respuestas a estas preguntas».
(Fuente: http://bit.ly/LaJQxC)
Episodios de gota: no todos los antihipertensivos son iguales
Se estima que tres de cada cuatro pacientes con episodios de gota son hipertensos. El riesgo de sufrir ataques de gota esta asociado a la hipertensión a través de una disminución del flujo
renal con un incremento de la resistencia renal y periférica así como una disminución de la excreción renal de uratos.
Algunos fármacos antihipertensivos aumentan los niveles séricos de acido úrico contribuyendo a aumentar el riesgo de sufrir ataques de gota, siendo bien conocido el incremento de los niveles
de acido úrico y episodios de gota inducidos por los diuréticos. El uso de betabloqueantes se ha relacionado igualmente con aumento de los niveles de acido úrico en ensayos de corta duración,
mientras que los calcioantagonistas y losartan se han relacionado con disminución de los niveles de ácido úrico.
Sin embargo, hasta la fecha no se había llevado a cabo ningún estudio que relacione el riesgo de sufrir ataques de gota para las diferentes familias de fármacos antihipertensivos.
Para responder esta cuestión, se ha publicado en BMJ un estudio de casos y controles anidados realizado por Choi y colaboradores, con la colaboración del Centro Español de
Investigación Farmacoepidemiológica. Al inicio del mismo, los pacientes debían estar libres de padecer gota y cáncer. La muestra se seleccionó a partir de una base de datos de Reino Unido
con unos cuatro millones de registros entre enero de 2000 y diciembre de 2007. Finalmente el estudio incluyó 24.768 pacientes con nuevo diagnostico de gota y 50.000 controles.
Los autores encontraron un menor riesgo de sufrir ataques de gota en pacientes hipertensos en tratamiento con calcioantagonistas (RR: 0.87, IC95%: 0.82-0.93) y losartan (RR: 0.81, IC95%:
0.70-0.94). La diferencia absoluta de riesgo fue de 60 y 86 casos por 100.000 personas año.
El uso de diuréticos (RR: 2.36, IC95%: 2.21-2.52), de betabloqueantes (RR: 1.48, IC95%: 1.40-1.57), de IECAs (RR:1.24, IC 95%: 1.17-1.32) y de ARA2 excluido losartan (RR: 1,29,
IC95%: 1.16-1.43) se asoció a un mayor riesgo de ataques de gota. La diferencia absoluta de riesgo fue respectivamente de 572, 218, 109 y 132 casos por 100.000 personas año.
Respecto a las terapias combinadas, la magnitud y dirección de la asociación en el riesgo relativo fue coincidente con el observado en monoterapia. En terapia dual con diuréticos el riesgo
fue mayor con betabloqueantes (RR: 3.33, IC95%: 3.03-3.66) y con IECAs (RR:3.17, IC95%: 2.90-3.47) que con calcioantagnistas (RR: 2.11, IC95: 1.87-2.38). En utilización combinada con
betabloqueantes el riesgo relativo fue mayor con IECAs (RR:1.70, IC95%:1.48-1.96) que con calcioantagonistas (RR:1.24, IC95%: 1.7-1.96), mientras que no fue significativo en el caso de la
combinación de IECAs y calcioantagonistas (RR:1.13, IC95%: 0.96-1.32).
Los autores indican que los resultados del estudio podrían tener implicaciones prácticas en el manejo de los pacientes hipertensos, particularmente entre los de mayor riesgo de sufrir ataques
de gota.
El editorial que acompaña al trabajo finaliza diciendo que, además de reducir los ataques de gota, un descenso en los niveles de ácido úrico puede mejorar el pronóstico renal y
cardiovascular en los pacientes con hipertensión.
(Fuente: Hemos.es)
http://www.hemosleido.es/?p=1214
Se estima que tres de cada cuatro pacientes con episodios de gota son hipertensos. El riesgo de sufrir ataques de gota esta asociado a la hipertensión a través de una disminución del flujo
renal con un incremento de la resistencia renal y periférica así como una disminución de la excreción renal de uratos.
Algunos fármacos antihipertensivos aumentan los niveles séricos de acido úrico contribuyendo a aumentar el riesgo de sufrir ataques de gota, siendo bien conocido el incremento de los niveles
de acido úrico y episodios de gota inducidos por los diuréticos. El uso de betabloqueantes se ha relacionado igualmente con aumento de los niveles de acido úrico en ensayos de corta duración,
mientras que los calcioantagonistas y losartan se han relacionado con disminución de los niveles de ácido úrico.
Sin embargo, hasta la fecha no se había llevado a cabo ningún estudio que relacione el riesgo de sufrir ataques de gota para las diferentes familias de fármacos antihipertensivos.
Para responder esta cuestión, se ha publicado en BMJ un estudio de casos y controles anidados realizado por Choi y colaboradores, con la colaboración del Centro Español de
Investigación Farmacoepidemiológica. Al inicio del mismo, los pacientes debían estar libres de padecer gota y cáncer. La muestra se seleccionó a partir de una base de datos de Reino Unido
con unos cuatro millones de registros entre enero de 2000 y diciembre de 2007. Finalmente el estudio incluyó 24.768 pacientes con nuevo diagnostico de gota y 50.000 controles.
Los autores encontraron un menor riesgo de sufrir ataques de gota en pacientes hipertensos en tratamiento con calcioantagonistas (RR: 0.87, IC95%: 0.82-0.93) y losartan (RR: 0.81, IC95%:
0.70-0.94). La diferencia absoluta de riesgo fue de 60 y 86 casos por 100.000 personas año.
El uso de diuréticos (RR: 2.36, IC95%: 2.21-2.52), de betabloqueantes (RR: 1.48, IC95%: 1.40-1.57), de IECAs (RR:1.24, IC 95%: 1.17-1.32) y de ARA2 excluido losartan (RR: 1,29,
IC95%: 1.16-1.43) se asoció a un mayor riesgo de ataques de gota. La diferencia absoluta de riesgo fue respectivamente de 572, 218, 109 y 132 casos por 100.000 personas año.
Respecto a las terapias combinadas, la magnitud y dirección de la asociación en el riesgo relativo fue coincidente con el observado en monoterapia. En terapia dual con diuréticos el riesgo
fue mayor con betabloqueantes (RR: 3.33, IC95%: 3.03-3.66) y con IECAs (RR:3.17, IC95%: 2.90-3.47) que con calcioantagnistas (RR: 2.11, IC95: 1.87-2.38). En utilización combinada con
betabloqueantes el riesgo relativo fue mayor con IECAs (RR:1.70, IC95%:1.48-1.96) que con calcioantagonistas (RR:1.24, IC95%: 1.7-1.96), mientras que no fue significativo en el caso de la
combinación de IECAs y calcioantagonistas (RR:1.13, IC95%: 0.96-1.32).
Los autores indican que los resultados del estudio podrían tener implicaciones prácticas en el manejo de los pacientes hipertensos, particularmente entre los de mayor riesgo de sufrir ataques
de gota.
El editorial que acompaña al trabajo finaliza diciendo que, además de reducir los ataques de gota, un descenso en los niveles de ácido úrico puede mejorar el pronóstico renal y
cardiovascular en los pacientes con hipertensión.
(Fuente: Hemos.es)
Betabloqueantes para la hipertensión
Por: Wiysonge CS, Bradley H, Mayosi BM, Maroney R, Mbewu A, Opie LH y Volmink J. Cochrane Plus. 2011, Número: 1 ISSN 1745-9990. (Traducida de The Cochrane Library, 2008 Issue 3. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.).
Dos revisiones sistemáticas recientes encontraron que los betabloqueantes de primera línea eran menos efectivos para reducir la incidencia de los accidentes cerebrovasculares y la variable principal de evaluación combinada de accidente cerebrovascular, infarto de miocardio y muerte, comparados con todos los otros fármacos antihipertensivos juntos. Sin embargo, los betabloqueantes pueden ser mejores o peores que una clase específica de fármacos en una medida de resultado particular, de manera que comparar los betabloqueantes con todas las otras clases juntas puede ser engañoso. Además, estas revisiones sistemáticas no evaluaron la tolerabilidad de los betabloqueantes en relación con otros fármacos antihipertensivos. Por lo tanto, se realizó esta revisión para reevaluar el papel del bloqueo betaadrenérgico como tratamiento de primera línea para la hipertensión en relación con cada una de las otras clases principales de fármacos antihipertensivos.
Re-examining the efficacy of b-blockers for the treatment of hypertension: a meta-analysis.
Por: Nadia Khan y Finlay A. McAlister. CMAJ, June 6, 2006, -174(12).
En un recientemente metanálisis publicado, investigadores afirmarón que los beta bloqueadores no deben utilizarse para tratar hipertensión, porque la fisiopatología de hipertensión difiere en pacientes mayores y más jovenes. Diseñamos este metaanálisis para aclarar la eficacia de los beta bloqueadores en los diferentes grupos etarios.
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