La mitad de los 70 millones de estadounidenses que sufren hipertensión arterial la tiene controlada con medicamentos, con lo que se cumple una meta fijada por el gobierno hace una década y se reduce el riesgo de que esos enfermos pierdan la vida, sugirió un estudio.Casi uno de cada tres adultos sufre hipertensión arterial. En 1988, solo un 27% de ellos la tenía controlada.
Para el 2007-2008, ese número ha subido a 50%, de acuerdo con el estudio publicado en la edición reciente de la Journal of the American Medical Association (JAMA).
“Los hallazgos deben ser motivo de celebración, pero hace falta más trabajo por hacer”, señaló el doctor Aram Chobanian, de la Universidad de Boston, quien no estuvo involucrado en el estudio.
Millones de estadounidenses sufren todavía niveles descontrolados de presión arterial, lo que eleva el riesgo de infarto cardiaco, derrame cerebral e insuficiencia renal. Y la incidencia de este padecimiento se incrementa.
Muchas personas requieren de más de una droga para reducir la presión arterial. Para algunos, el problema reside también en el costo y en la falta de acceso a atención médica.
El nuevo análisis comparó varios estudios gubernamentales de salud desde 1988. Hace unos 10 años, el gobierno fijó metas para prevenir los altos niveles de presión arterial y reducir el número de personas que la sufren pero que no pueden controlarla.
La primera meta -reducir el número de personas con hipertensión arterial- no fue alcanzada, de acuerdo con un reporte preliminar publicado en diciembre. La incidencia de la enfermedad aumentó a alrededor del 29% en 2007-2008. El nuevo análisis muestra que la segunda meta, controlar este problema, sí se alcanzó.
“Hacemos un mejor trabajo en el tratamiento, pero no mejoramos en la primera misión”, dijo el principal autor del estudio, el doctor Brent Egan, de la Universidad Médica de Carolina del Sur.
El estudio analizó encuestas periódicas nacionales en las que participaron casi 43 000 personas.
(Fuente: AP)
El 30% de la población brasileña y más de 50% de los ancianos sufren de hipertensión arterial, según datos divulgados con motivo del día nacional de combate a esa dolencia.
La Sociedad Brasileña de Hipertensión (SBH) alerta además que cinco de cada 100 menores y adolescentes brasileños son hipertensos.
Esa enfermedad, sostienen datos de la SBH, es la responsable de 80% de los accidentes cerebrovasculares, de 40% de los infartos y de 25% de los casos de insuficiencia renal terminal en el país.
Sin embargo, afirma, las consecuencias de la hipertensión arterial pueden ser evitadas si los pacientes conocieran su condición y siguieran el tratamiento, que incluye el uso permanente de medicamentos y cambios en el régimen de vida.
Entre los cuidados para evitar la hipertensión arterial, la entidad menciona medirse la presión al menos una vez al año, practicar actividades físicas todos los días, mantener el peso ideal, adoptar hábitos alimenticios saludables, reducir el consumo de alcohol, abandonar el cigarro y alejar el estrés.
Estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, reveladas por el Día Nacional de Combate a la Hipertensión, muestran que las dolencias crónicas no transmisibles son responsables de 59% de las muertes en todo el mundo, y de 75% de los fallecimientos en el continente americano.
El ministro brasileño de Salud, José Gomes Temporao, presentará la campaña nacional “Prevenir la hipertensión es una decisión, solo depende de usted”, destinada a alertar a la población sobre esa dolencia.
Dirigida por las sociedades brasileñas de Hipertensión, de Cardiología, y de Nefrología, en alianza con el Ministerio de Salud, la campaña busca concienciar a la población sobre la importancia de prevenir y tratar esa enfermedad, que muchas veces no presenta síntomas, pero puede llevar a la muerte.
(Fuente: PL)
El evitar eventos cardiovasculares a través de la terapia combinada en pacientes que viven con hipertensión sistólica (Avoiding Cardiovascular Events through COMbination Therapy in Patients LIving with Systolic Hipertensión: ACCOMPLISH) el estudio mostró que el tratamiento antihipertensivo inicial con amlodipina más benazepril fue superior al benazepril más hidroclorotiazida en la reducción de la morbilidad y mortalidad cardiovascular. Investigadores de los EE.UU. y Grecia evaluaron los efectos de estas combinaciones de fármacos en la progresión de la enfermedad renal crónica.
Once mil quinientos seis (11.506) pacientes con hipertensión que estaban en alto riesgo de eventos cardiovasculares fueron asignados al azar a través de una central teléfonica basado en sistema interactivo de respuesta de voz en una proporción 1:1 para recibir 20 mg de benazepril más 5 mg de amlodipina (n = 5.744) o 20 mg de benazepril más 12,5 mg de hidroclorotiazida (n = 5.762), vía oral una vez al día. Las dosis fueron forzadas para ajustarse a los pacientes para alcanzar los objetivos recomendados de presión arterial. El ensayo se terminó antes de tiempo (seguimiento medio 2,9 años) a causa de una eficacia superior de benazepril más hidroclorotiazida en comparación con amlodipina más benazepril.
Hubo 113 (2.0%) eventos de progresión de la enfermedad renal crónica en el grupo de benazepril más de amlodipina en comparación con 215 (3,7%) en el grupo de benazepril más hidroclorotiazida (HR 0,52, significativo). El acontecimiento adverso más frecuente en pacientes con enfermedad renal crónica fue edema periférico (amlodipina más benazepril, 189 de 561, 33,7%; benazepril más hidroclorotiazida, 85 de 532, 16,0%). En los pacientes con enfermedad renal crónica, el angioedema fue más frecuente en el grupo de amlodipina más benazepril que en el grupo de benazepril más hidroclorotiazida. En los pacientes sin enfermedad renal crónica, mareos, hipopotasemia e hipotensión fueron más frecuentes en el grupo de benazepril más hidroclorotiazida que en el grupo de benazepril más amlodipina.
Los investigadores concluyeron: “El tratamiento inicial antihipertensivo con benazepril más amlodipina se debe considerar en lugar de benazepril más hidroclorotiazida, ya que disminuye la progresión de la nefropatía en mayor medida.”
(Fuente: http://www.cimfweb.org)
La presión arterial alta es considerada una de las principales enfermedades crónico degenerativas de la actualidad. La mayoría de los pacientes cursan sin ningún síntoma durante años, esta es la razón que convierte a la hipertensión arterial en una enfermedad peligrosa.
Los factores que predisponen a la elevación de la presión arterial son ya conocidos: Sedentarismo, tabaquismo, obesidad, diabetes mellitus, y familiares con presión alta. Casi la mitad de los pacientes con Diabetes padecen tarde o temprano de presión arterial elevada.
En un grupo de pacientes la enfermedad aparece de una manera insidiosa y confusa, con dolores de cabeza esporádicos, mareos súbitos, palpitaciones y sensación de “ falta de aire” al respirar, esto ocasiona que el paciente se auto-recete o acuda con varios médicos como neurólogos, otorrinolaringólogos, oculistas u oftalmólogos durante meses o años, retrasando el diagnóstico de hipertensión arterial.
En general el diagnóstico de presión alta es sencillo, por eso se ha recomendado a cualquier tipo de médico, independientemente de su especialidad, medir la presión arterial de manera sistemática independientemente del motivo de consulta y, si resulta elevada, canalizar con el médico Internista o Cardiólogo para su corroboración o descarte.
La mejor manera de medir la presión arterial es con un aparato llamado esfigmomanómetro o baumanómetro, el mejor es el clásico de “mercurio”, sin embargo por cuestiones de estética o mercadotecnia ha sido sustituido por otros de tipo digital o electrónicos que aparentan ser más seguros pero no lo son; sin embargo sí son más fáciles de usar por los pacientes y médicos. La presión arterial se debe de medir en reposo y la cifra normal es de 120/80 mmHg- milímetros de mercurio- una vez que se detecta una presión mayor de 130/90mmhg en varias ocasiones días o semanas: se diagnostica Hipertensión Arterial Sistémica y se debe de iniciar el tratamiento de por vida.
Esto último es importantísimo porque la presión arterial alta no se cura, sólo se controla, y en ocasiones el paciente toma los medicamentos sólo por una semana, se “alivia” o se siente mejor y suspende el tratamiento para posteriormente tener una recaída o subida de la presión arterial.
En otros pacientes la presión alta se manifiesta de manera más aparatosa: con vómitos, nausea, dolor de cabeza intenso, mareos, inflamación de la cara, pies y manos; el mareo puede ser tan intenso que impide al paciente moverse del lugar donde se encuentra, todos estos síntomas son una manifestación de falta de flujo sanguíneo cerebral y pueden vaticinar la aparición de una embolia o hemorragia cerebral; si esto llega a suceder aparecen los datos clásicos de desviación de la boca, parálisis de un párpado, dificultad para hablar, parálisis de un brazo o de la mitad del cuerpo.
Todo lo anterior representa una complicación de la Hipertensión Arterial. La otra gran complicación dela presión arterial alta es el sufrimiento cardiaco agudo traducido como un infarto o el sufrimiento crónico que da lugar a la falla cardiaca.
En los últimos años, debido al fenómeno de obesidad infantil se ha descubierto un mayor número de casos de hipertensión en los niños y adolescentes alrededor de los 10 a 18 años, esta situación resulta rara para los pediatras e internistas acostumbrados a ubicar a la presión arterial como una enfermedad clásica del adulto-viejo. En este sentido se puede decir que los médicos empezamos a tratar a niños con “vejez prematura” desde el punto de vista de patología.
Existen muchos fármacos para controlar la enfermedad: los clásicos como el enalapril o captopril son efectivos, siempre y cuando no produzcan la tos como efecto colateral. Otro grupo son los calcio antagonistas como la nifedipina, y los más modernos son los de la familia de “sartanes” por ejemplo telmisartan que generalmente se combinan con diuréticos.
En todo paciente también se debe controlar el peso, ejercicio, colesterol y triglicéridos, reducir la ingesta de sal. Algunas asociaciones médicas han puesto en duda la relación del estrés y la presión alta. Sin embargo, en la práctica diaria es común que los pacientes refieran la asociación de estrés con la subida de la presión arterial.
Lo importante es prevenir y detectar a tiempo la enfermedad; si el paciente es bien tratado y sigue las indicaciones difícilmente se complica.
(Fuente: Milenio)
La Fundación Española del Corazón celebra la XXVI Semana del Corazón de Madrid, en la que los madrileños podrán medir su riesgo cardiovascular.
Los expertos alertan sobre la importancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular
Rebajar en cinco milímetros de mercurio la presión arterial supone una reducción de hasta un 10% de sufrir un infarto de miocardio. Perder entre un 5% y un 10% del peso corporal puede llegar a reducir las enfermedades coronarias en un 48% en los hombres y en un 40% en las mujeres
Cuando la mujer alcanza la menopausia, es decir, cuando pierde su actividad estrogénica, se multiplican los factores de riesgo cardiovascular, produciéndose más diabetes, colesterol elevado, sedentarismo y obesidad
La Fundación Española del Corazón (FEC), que celebró hasta el domingo 6 de junio la Semana del Corazón de Madrid, alerta sobre la importancia de controlar, desde la infancia, los factores de riesgo cardiovascular
Es por este motivo que hasta el 6 de junio, en una gran carpa situada en la Plaza de España, los madrileños podrieron realizarse pruebas gratuitas para medir su riesgo cardiovascular. Además, se tomó la tensión arterial, se midió el índice de masa corporal (IMC) y el colesterol y se asesoró a nivel nutricional
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo y en nuestro país. De hecho, casi una de cada tres defunciones en España se deben a este tipo de patologías
La Fundación Española del Corazón (FEC), con el apoyo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), está aprovechando la celebración de la Semana del Corazón de Madrid para alertar a los ciudadanos de la importancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular, con el fin de atajar la que hoy es la primera causa de muerte en España y en el mundo. Aunque este año la Semana del Corazón se centra en uno de los factores de riesgo: la obesidad, los expertos recuerdan que la gran mayoría de los factores de riesgo de una enfermedad cardiovascular son evitables y, por tanto, prevenibles.
Es el caso del tabaquismo, de la hipertensión, del colesterol, de la diabetes o del sedentarismo, además del sobrepeso y de la obesidad. Asimismo, según señala el Dr. José Luis Palma, miembro del Servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal, “existen otros factores que influyen en el riesgo cardiovascular, como el sexo, ya que en los hombres el riesgo cardiovascular es más alto hasta que la mujer alcanza la menopausia, momento en el que el riesgo se iguala; la genética, y la edad”.
Tres de cada diez muertes que se producen en la población femenina están directamente relacionadas con la salud cardiovascular. Según el Dr. Palma, “la mortalidad cardiovascular se da en el 50% de las mujeres a partir de los 65 años y, a partir de la menopausia, la mujer tiene un peor pronóstico que el hombre”. Este hecho se debe a que cuando la mujer alcanza la menopausia, es decir, cuando pierde su actividad estrogénica, se multiplican los factores de riesgo cardiovascular, produciéndose más diabetes, colesterol elevado, sedentarismo y obesidad.
Concretamente, a partir de los 50 años, el 50% de las mujeres padece hipertensión y una de cada tres, diabetes o trastornos de metabolismo de los hidratos de carbono o colesterol elevado. Esto se debe a que la mujer deja de recibir la protección natural de los estrógenos. De hecho, según señala el Dr. Palma, la presencia de enfermedad cardiovascular en la mujer fértil “es incluso rara”.
Además, las patologías cardíacas tienen distinta incidencia, evolución y pronóstico en la población en función del sexo; sin embargo, la sociedad, ni los facultativos, no han asumido estas diferencias hasta hace pocos años, lo que ha perjudicado significativamente a la mujer y ha provocado que las enfermedades cardiovasculares se conviertan en la primera causa de muerte entre el sexo femenino, por encima del cáncer.
Para prevenir o reducir nuestro riesgo cardiovascular, lo recomendable es actuar sobre los factores removibles. Esto es, mantener una alimentación sana y equilibrada evitando el exceso de azúcares y grasas; poseer una tensión arterial por debajo de 13/8; mantener el colesterol por debajo de los 200 miligramos; el azúcar, por debajo de 100 miligramos; no fumar, y realizar al menos 150 minutos de ejercicio regular a la semana.
Manteniendo estos parámetros en nuestros hábitos de vida podemos intervenir de forma muy clara en nuestro riesgo cardiovascular. De esta forma, por ejemplo, rebajando en cinco milímetros de mercurio la presión arterial, reduciremos entre un 6% y un 10% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.
Otro claro ejemplo es la incidencia del tabaquismo, que multiplica por tres el riesgo cardiovascular; mientras que dejar de fumar reduce la tasa de reinfarto y muerte súbita entre un 20% y un 50%. En este sentido, cabe destacar la posibilidad de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo. Esta clara relación dosis-efecto, muestra que por cada 10 cigarrillos diarios se produce un 18% de incremento de mortalidad en hombres y 31% en mujeres.
Por su parte, el sobrepeso y la obesidad, factor de riesgo al que se dedica este año la Semana del Corazón bajo el lema ‘Aligera tu corazón. El sobrepeso es un riesgo’, es también un factor de riesgo muy influyente en la enfermedad cardiovascular y del que se pretende concienciar a la población. En este sentido, es destacable que perder entre un 5% y un 10% del peso corporal puede llegar a reducir las enfermedades coronarias en un 48% en los hombres y en un 40% en las mujeres.
Se calcula que el 70% de las complicaciones cardiovasculares están relacionadas con la obesidad. La obesidad, además, puede inducir al desarrollo de otras enfermedades, como la diabetes, la hipertensión arterial, el infarto cerebral, la apnea del sueño y la osteoartritis.
La Semana del Corazón, ubicada en una gran carpa dividida en dos zonas muy visuales, una dedicada a los malos hábitos y otra a los buenos, se celebró la semana pasada en una gran carpa situada en la Plaza de España, donde los madrileños podieron realizarse pruebas gratuitas para medir su riesgo cardiovascular.
Entre estas pruebas destaca la medición de la carótida, una novedosa prueba a través de la cual se puede detectar la presencia de arterioesclerosis y en consecuencia, saber con antelación las posibles enfermedades cardiovasculares que puede llegar a desarrollar una persona. Además, varios expertos tomaron la tensión arterial, midieron el índice de masa corporal (IMC) y el colesterol y se asesoró a nivel nutricional.
(Fuente: Noticias medicas)
Los niveles bajos de actividad y aptitud físicas en jóvenes aumentan de forma significativa el riesgo de desarrollar presión arterial alta, según muestra un estudio que duró veinte años.
Un tercio de los casos de hipertensión arterial podrían evitarse con mejor aptitud física y niveles altos de actividad en personas jóvenes. Así lo afirma un trabajo de investigación que duró veinte años y concluyó que “la actividad física regular es una manera en que se puede ayudar a mantener la presión arterial a niveles normales”.
El estudio, que fue publicado en la revista “Hypertension”, encontró que alrededor de un tercio de todos los casos de hipertensión arterial se podrían prevenir con mejor aptitud física.
“Los que tenían la menor aptitud física, según se determinó por el tiempo en una caminadora y los informes de los mismos pacientes, eran más propensos a desarrollar hipertensión”, apuntó la autora del estudio, Mercedes Carnethon, profesora asistente de medicina preventiva de la Facultad de medicina Feinberg de la Universidad Northwestern de Chicago.
Hasta uno de cada tres estadounidenses sufre de hipertensión, también conocida como presión arterial alta, según los cálculos más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. La presión arterial alta es un factor de riesgo de la enfermedad cardiaca, el accidente cerebrovascular y la enfermedad renal, según los CSin embargo, los investigadores se preguntaban si los niveles de actividad y aptitud físicas en la adultez temprana podían afectar el riesgo de desarrollar presión arterial alta más adelante en la vida.
Para responder a esa pregunta, reclutaron a 4,618 hombres y mujeres entre los 18 y los treinta años de edad para un estudio a largo plazo de los factores de riesgo cardiovasculares. Los voluntarios del estudio completaron una prueba con caminadora y un cuestionario sobre la actividad física al inicio del mismo. Además, se evaluó su salud general en seis citas de seguimiento durante veinte años.
Poco más de mil personas del estudio desarrollaron presión arterial alta, que se definió como tener presión arterial superior a 140/80 mm Hg, o haber recibido una receta de medicamentos para la afección.
Incluso luego de ajustar por otros factores de riesgo cardiaco y para la presión arterial alta conocidos, como fumar, la edad, la raza, el sexo, el colesterol y la dieta, los investigadores encontraron que niveles menores de actividad y aptitud físicas se relacionan con mayor riesgo de hipertensión arterial.
Carnethon apuntó que este estudio es especialmente útil debido a que no dependió únicamente de los informes de los mismos pacientes sobre actividad física, también usó una medida objetiva de dicha actividad, la prueba con caminadora.
Los investigadores calculan que si la gente se moviera más y pudiera aumentar su nivel de aptitud física, se podrían prevenir alrededor de 34 por ciento de los casos de hipertensión.
Carnethon señaló que el motivo de que la conducta sedentaria de los adultos jóvenes se traduzca a un mayor riesgo de presión arterial elevada más adelante en la vida probablemente sea que la conducta sedentaria no cambia a medida que la gente envejece. “Lo que encontramos es que dichas conductas de salud tienden a seguir a edades más avanzadas”, apuntó Carnethon.
“Los resultados de este estudio no son demasiado sorprendentes, pero creo que lo impresionante es la cantidad de hipertensión que se puede prevenir. Por ejemplo, en las mujeres blancas, la diferencia entre los niveles bajos y altos de aptitud física es un riesgo quintuplicado en el grupo del nivel bajo. La magnitud de la diferencia fue sorprendente”, aseguró el Dr. Goutham Rao, director clínico del Centro de Gestión del Peso y el Bienestar del Hospital Pediátrico de Pittsburgh.
“La mayoría de los casos de hipertensión son controlables o reversibles. La buena noticia es que no hay un momento en que el aumento en la actividad física no resulte benéfico”, añadió Rao. Pero, comentó, es mejor comenzar más joven, porque la gente que es activa en la juventud tiene más probabilidades de mantenerse activa en la adultez.
(Fuente: Derf)
Años | No. Dispensarizados | % población |
1997 | 862 303 | 10.0 |
1998 | 1 085 595 | 12.5 |
1999 | 1 427 829 | 16.5 |
2000 | 1 740308 | 20.0 |
2001 | 1 894 796 | 21.7 |
2002 | 1 997236 | 22.4 |
2003 | 2 099 327 | 23.5 |
2004 | 2 135 496 | 23.9 |
2005 | 2 189 337 | 24.0 |
2006 | 2 211 780 | 24.3 |
2009 | 2 276 431 | 24,8 |
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