La hipertensión arterial en una enfermedad muy peligrosa.
La presión arterial alta es considerada una de las principales enfermedades crónico degenerativas de la actualidad. La mayoría de los pacientes cursan sin ningún síntoma durante años, esta es la razón que convierte a la hipertensión arterial en una enfermedad peligrosa.
Los factores que predisponen a la elevación de la presión arterial son ya conocidos: Sedentarismo, tabaquismo, obesidad, diabetes mellitus, y familiares con presión alta. Casi la mitad de los pacientes con Diabetes padecen tarde o temprano de presión arterial elevada.
En un grupo de pacientes la enfermedad aparece de una manera insidiosa y confusa, con dolores de cabeza esporádicos, mareos súbitos, palpitaciones y sensación de “ falta de aire” al respirar, esto ocasiona que el paciente se auto-recete o acuda con varios médicos como neurólogos, otorrinolaringólogos, oculistas u oftalmólogos durante meses o años, retrasando el diagnóstico de hipertensión arterial.
En general el diagnóstico de presión alta es sencillo, por eso se ha recomendado a cualquier tipo de médico, independientemente de su especialidad, medir la presión arterial de manera sistemática independientemente del motivo de consulta y, si resulta elevada, canalizar con el médico Internista o Cardiólogo para su corroboración o descarte.
La mejor manera de medir la presión arterial es con un aparato llamado esfigmomanómetro o baumanómetro, el mejor es el clásico de “mercurio”, sin embargo por cuestiones de estética o mercadotecnia ha sido sustituido por otros de tipo digital o electrónicos que aparentan ser más seguros pero no lo son; sin embargo sí son más fáciles de usar por los pacientes y médicos. La presión arterial se debe de medir en reposo y la cifra normal es de 120/80 mmHg- milímetros de mercurio- una vez que se detecta una presión mayor de 130/90mmhg en varias ocasiones días o semanas: se diagnostica Hipertensión Arterial Sistémica y se debe de iniciar el tratamiento de por vida.
Esto último es importantísimo porque la presión arterial alta no se cura, sólo se controla, y en ocasiones el paciente toma los medicamentos sólo por una semana, se “alivia” o se siente mejor y suspende el tratamiento para posteriormente tener una recaída o subida de la presión arterial.
En otros pacientes la presión alta se manifiesta de manera más aparatosa: con vómitos, nausea, dolor de cabeza intenso, mareos, inflamación de la cara, pies y manos; el mareo puede ser tan intenso que impide al paciente moverse del lugar donde se encuentra, todos estos síntomas son una manifestación de falta de flujo sanguíneo cerebral y pueden vaticinar la aparición de una embolia o hemorragia cerebral; si esto llega a suceder aparecen los datos clásicos de desviación de la boca, parálisis de un párpado, dificultad para hablar, parálisis de un brazo o de la mitad del cuerpo.
Todo lo anterior representa una complicación de la Hipertensión Arterial. La otra gran complicación dela presión arterial alta es el sufrimiento cardiaco agudo traducido como un infarto o el sufrimiento crónico que da lugar a la falla cardiaca.
En los últimos años, debido al fenómeno de obesidad infantil se ha descubierto un mayor número de casos de hipertensión en los niños y adolescentes alrededor de los 10 a 18 años, esta situación resulta rara para los pediatras e internistas acostumbrados a ubicar a la presión arterial como una enfermedad clásica del adulto-viejo. En este sentido se puede decir que los médicos empezamos a tratar a niños con “vejez prematura” desde el punto de vista de patología.
Existen muchos fármacos para controlar la enfermedad: los clásicos como el enalapril o captopril son efectivos, siempre y cuando no produzcan la tos como efecto colateral. Otro grupo son los calcio antagonistas como la nifedipina, y los más modernos son los de la familia de “sartanes” por ejemplo telmisartan que generalmente se combinan con diuréticos.
En todo paciente también se debe controlar el peso, ejercicio, colesterol y triglicéridos, reducir la ingesta de sal. Algunas asociaciones médicas han puesto en duda la relación del estrés y la presión alta. Sin embargo, en la práctica diaria es común que los pacientes refieran la asociación de estrés con la subida de la presión arterial.
Lo importante es prevenir y detectar a tiempo la enfermedad; si el paciente es bien tratado y sigue las indicaciones difícilmente se complica.
(Fuente: Milenio)
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