Síndrome de Stevens-Johnson y sida. Conducción anestésica en una paciente obstétrica
El síndrome de Stevens-Johnson tiene una evolución grave, a menudo fatal. Se considera como una variedad de eritema multiforme en su forma ampollar cutáneo-mucosa. Su comienzo es repentino, con fiebre de 39 a 40, cefalea, malestar general, dolor de garganta, lesiones de vesículas y ampollas en cavidad oral, que se agravan con la presencia de pseudomembranas, salivación y ulceraciones que dificultan la ingestión de los alimentos.
Otras manifestaciones son la conjuntivitis bilateral, úlcera de la córnea, epistaxis, retinitis y formación de costras en los orificios nasales. La cara, las manos y los pies pueden estar lesionados y presentar erupción hemorrágica, ampollas, y/o petequias, inflamación de algunos o todos los orificios: boca, fosas nasales, conjuntiva, vagina, y ano, se observa con frecuencia, así como la vaginitis y la balanitis pueden ser graves.
Se presenta una paciente de 35 años de edad, de la raza negra, que ingresó en el Hospital Provincial Ginecobstétrico Ana Betancourt de Mora de la ciudad de Camagüey, hospitalización realizada por protocolo de la institución. Con diagnóstico de Síndrome de Steven-Johnson como variante severa de un mes de evolución e infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Presentaba embarazo a término de 39,2 semanas que comenzó en trabajo de parto, con pruebas de bienestar fetal idóneas, anunciada para intervención quirúrgica cesárea de urgencia. Ante una paciente obstétrica con estas entidades los cuidados anestésicos constituyen hoy un reto para los anestesiólogos.