Asegurar que ninguna mujer quede atrás
Cuando una mujer migrante llega a tu país, ¿es tratada con respeto? ¿O es inmediatamente vulnerable al abuso y a la explotación? A medida que las niñas se convierten en adolescentes, ¿están facultadas para protegerse de un embarazo no deseado y de infecciones de transmisión sexual? ¿O son dejadas atrás?
¿Qué pasa con las mujeres que enfrentan situaciones difíciles como la violencia doméstica o el VIH? ¿Saben que son apoyados? ¿O se sienten avergonzadas y juzgadas?
¿Qué hay de las mujeres y las niñas indígenas? ¿Tienen igual acceso a la salud, educación y oportunidades? ¿O sus posibilidades son limitadas por el racismo, la marginación y la pobreza?
En este Día Internacional de la Mujer es una oportunidad para que “pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”. Para América Latina y el Caribe, eso significa mirar más allá de los importantes avances que se han hecho para mejorar las oportunidades y los resultados para las mujeres y niñas. Ahora debemos preguntarnos: “¿Quién se está quedando atrás? ¿Cómo podemos llegar a ellas?
Tres de cuatro mujeres embarazadas que viven con VIH en el Caribe tuvieron acceso a un tratamiento antirretroviral para prevenir la transmisión a sus hijos en 2017. ¿Qué pasa con los demás? Algunos de ellos ya sabían su estado de VIH y tenían miedo de cómo serían tratados por enfermeras o médicos. Algunos vivían en la pobreza extrema o en áreas remotas y no podían llegar a la clínica. Otros consideraron que no tenían derecho a acceder a la atención médica porque son migrantes indocumentados.
Fuente: ONUSIDA América Latina y el Caribe | marzo 2019
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