La violencia contra niñas, niños y adolescentes
Hoy en América Latina y el Caribe hay 48.000 niños menores de 15 años afectados por VIH y cerca 735.000 adolescentes entre 15 y 24 años. La conexión entre VIH y violencia, aunque no sea actualmente evaluable, se ha sin duda potenciado, puesto que la creciente difusión del VIH/SIDA ha tenido un fuerte impacto sobre la de los niños y niñas.
La vulnerabilidad es el resultado, entre otros factores, de la pobreza, los conflictos armados y el empleo de niños en trabajos peligrosos, la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes que, contribuyendo a potenciar la epidemia, crea una dinámica que se retroalimenta. La difusión de la epidemia, produce un rápido crecimiento del número de los huérfanos, que se enfrentan a situaciones de empobrecimiento y sin progenitores que puedan cuidarlos y educarlos, lo cual los expone a riesgos crecientes de abuso y nuevamente, de infección por VIH. Además, muchos de ellos terminan viéndose obligados a realizar tareas peligrosas y sufren explotación sexual a cambio de dinero, “protección”, vivienda o alimentos.
Actualmente el número de huérfanos debido al VIH/SIDA en América Latina y el Caribe es de 752.000103. El maltrato, la explotación y la usurpación de la herencia son algunas de las amenazas más típicas para los huérfanos y los niños vulnerables. En ese sentido es muy importante el papel desarrollado por la comunidad, junto con organizaciones religiosas y otras organizaciones comunitarias, para dar seguimiento a la situación de los niños y niñas, intervenir cuando sea necesario y alertar a las autoridades en casos de maltrato. Paralelamente, el papel de los gobiernos será el de garantizar que los jueces y los líderes tradicionales desarrollen conciencia de estos problemas y tengan clara la legislación y los procedimientos existentes para proteger a los niños y niñas de estos tipos de abuso.
Otro problema típico de los niños, niñas y adolescentes huérfanos/as por el VIH/SIDA es la discriminación o/y el abandono. Se ven obligados a dejar sus hogares y vivir fuera de su entorno familiar. Además, en algunas ocasiones, sufren rechazo por su familia ampliada más a menudo que los niños y niñas huérfanos por otras causas.
Fuente: Informe de América Latina en el Marco del Estudio Mundial de las Naciones Unidas