El amor en los tiempos del sida

Adolescentes. Imagen: CDCSe pone la camisa y el jean favorito. Arregla su peinado y se perfuma. La noche presagia una aventura. Hoy, como de costumbre, espera «ligar» a alguna chica. Al parque llegan personas de diversos caracteres. Piensan hacer del momento una fiesta de hedonismo. Poco importan para él los esquemas y la carga de prejuicios. Tampoco hay horario que frene la carrera del placer. Luego, se va con la muchacha de la ropa ajustada. Busca un rinconcito para amarse a retazos. Ignora que esa entrega le costará la vida.

Así de simple podemos llegar al abismo: una puerta invisible que espera en cualquier parte y a la que somos vulnerables todos. Las conductas irresponsables son el principal boleto, pero no se confíe: una pareja estable, un matrimonio longevo, un apasionamiento sin límites, no están exentos de riesgo. Por más trillado que parezca, cuando usted tiene sexo desprotegido con su pareja, indirectamente lo está haciendo con sus relaciones anteriores.

La baja percepción de riesgo es uno de los factores que propician la propagación del virus. Mientras, la propia naturaleza de las relaciones sexuales conduce a una conducta irreflexiva, pues los instintos dominan la razón y no siempre se piensa en las consecuencias. El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida) no respeta género ni preferencia. No importa el nivel cultural ni la profesión.

El sida no es la única infección de transmisión sexual (ITS). El Condiloma, los Herpes genitales, la Hepatitis B y C, por ejemplo, representan un peligro de muerte, pero también facilitan la entrada al organismo del VIH. Interrumpir el coito, usar condón solo cuando se va a eyacular, lavarse los genitales después de la relación sexual, no precaven de ninguna enfermedad de este tipo.

Dejar de protegerse porque «no me gusta usar preservativo, solo lo empleo con parejas ocasionales, es señal de desconfianza, invalida el placer», son algunas de las creencias erróneas que existen en la población. Las mujeres son muy vulnerables porque todavía muchas no exigen el uso del condón, ya sea por timidez, falta de autoestima o temor a la respuesta o reacción egoísta y dominante del hombre. Por eso, no hay otra alternativa que potenciar una cultura de prevención y fidelidad la cual anule, cada día más, las raíces machistas y la idiosincrasia de que en cuestiones de sexo manda el macho  (Yelaine Martínez Herrera). Ampliar.

Fuente: Periódico 26. La Tunas, Cuba. Diciembre 10/2012