Cuando son adolescentes las cigüeñas
Conversando naderías para espantar tensiones, las seis aguardan en la pequeña antesala. Las toscas y estériles batas, de lienzo unas, verdes otras, apenas permiten entrever sus figuras; pero, mirando de cerca, algunos de esos rostros que gesticulan, evidencian no haber vivido mucho, ni siquiera dos décadas. Difícil será saber si, de no haberse dado el lezamiano azar concurrente, alguna vez sus vidas se hubiesen cruzado, pero en esta mañana de lunes comparten, casi uniformadas, un mismo susto ante el aborto que les será practicado.
Recientes estudios indican que, lamentablemente, el aborto inducido y la regulación menstrual se han convertido en un método anticonceptivo en la Isla. No obstante, las últimas estadísticas apuntan a cierta disminución en el número de estas prácticas. El Anuario Estadístico de Salud de Cuba, correspondiente al pasado año, indica que si bien del 2007 al 2009 la curva de los abortos inducidos siguió una línea ascendente, alcanzando en ese último año un total de 84 mil 724; para el 2010 había disminuido el indicador. Mientras que en el 2009 de cada 100 mujeres embarazadas, 39,1 lo interrumpían; al siguiente año eran 35,6 las que tomaban tal decisión.
Según el profesor Miguel Sosa Marín, especialista en Ginecobstetricia y presidente de la Sociedad Cubana de Desarrollo de la Familia, menos de la cuarta parte de los abortos que se practican están relacionados con el fallo del anticonceptivo, en tanto que una parte significativa de tales interrupciones podría impedirse con una conducta más responsable de la pareja.
Pero, con los adolescentes en particular, algo parece estar fallando en cuanto al empleo de métodos de anticoncepción, los cuales, a su vez, son la barrera para las Infecciones de Transmisión Sexual, VIH incluido. Una seria investigación publicada por la Revista Cubana de Salud Pública sobre Percepciones de un grupo de adolescentes sobre iniciación sexual, embarazo y aborto, evidencia que estas conductas están condicionadas, entre otras razones, porque la educación sexual que reciben no siempre parece ser del todo efectiva.
No hemos sido capaces de proporcionar a los adolescentes, de la forma más apropiad, la educación necesaria para que adopten un comportamiento sexual responsable. Así asegura la investigación citada, donde se hace referencia a la necesidad de tomar en consideración el marco de referencia de los receptores. Ello influye directamente en la interpretación de esos mensajes educativos, porque son las audiencias las que más saben sobre sus comportamientos, los factores que los determinan y las condiciones en las que ocurren, indica el estudio.
Aun cuando hembras y varones deciden de común acuerdo, con muchos y diversos matices entre ambos géneros, el momento para iniciar la práctica de relaciones sexuales, lo cual está sucediendo a edades cada vez más tempranas en opinión de algunos expertos, parece continuar recayendo en las muchachas la responsabilidad de evitar el embarazo.
Una vez confirmada una preñez no deseada, más que la pareja, es la familia, según han constatado varios estudios, la que con mayor peso influye en la decisión de abortar, aunque, paradójicamente, no haya sido su participación tan decisiva para impedir la concepción.
Más que un problema familiar e incluso de la salud pública, el aborto en la adolescencia ha de ser un tema de interés social, en el más amplio sentido. Se convierte en un problema social sólo cuando la sociedad alcanza determinado grado de desarrollo y coincide con el crecimiento acelerado de la población de las ciudades, la incorporación de la mujer al trabajo, disminución en la tasa de mortalidad infantil y cambios demográficos que inician el envejecimiento de la población, esta es precisamente la problemática actual que enfrentamos en Cuba.
Así subraya el Master en Atención Integral a la Mujer, Diplomado en Ginecología Infanto Juvenil y Salud Reproductiva Adolescente; Profesor Auxiliar y Especialista de II Grado en Obstetricia y Ginecología, doctor Jorge Peláez Mendoza, en su investigación Aborto en la adolescencia. Consideraciones bioéticas en torno a la decisión de abortar, del año 2008.
Desde hace más de cuatro décadas el aborto es legal en la Isla, decisión que inscribió a la Mayor de las Antillas entre los pocos países del área donde ese es un proceder despenalizado. Se trata, sin dudas, de una importante conquista; el asunto está en considerarla en su justa dimensión y en apelar a ella de manera equilibrada.
Tal y como asegura el doctor Peláez Mendoza en las conclusiones de su investigación, y haciéndolo extensivo también al sexo masculino, que debe ser responsable por igual de la procreación, pretender limitar la autonomía de las adolescentes para enfrentar la planificación familiar es reducir su capacidad, pero liberar su autonomía sin prepararlas para saber usarla, puede conducir a decisiones que distorsionen sus necesidades y dañen su salud. Ampliar.
La Habana, octubre 31/2011 (Portal Cuba Sí)
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