Un segundo estudio halló que una mala nutrición incide en la asociación entre la pobreza y la enfermedad renal, y un tercer estudio halló que los pacientes negros de enfermedad renal son más propensos a tener hipertensión no controlada que los blancos.
Los tres informes fueron presentados el viernes en la reunión anual de la Sociedad Americana de Nefrología (American Society of Nephrology) en San Diego. Las investigaciones presentadas en reuniones médicas se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
La terapia alcalina se usa para tratar a los pacientes de enfermedad renal con acidosis metabólica (un exceso de ácido en el cuerpo) grave. Los investigadores examinaron si añadir frutas y verduras (que son altamente alcalinas) a las dietas de los pacientes de enfermedad renal con acidosis metabólica menos severa proveía algún beneficio.
Los 108 pacientes del estudio se asignaron al azar para recibir frutas y verduras adicionales, un medicamento alcalino oral o nada. Tras tres años, consumir frutas y verduras o tomar el fármaco oral redujo un marcador de acidosis metabólica y preservó la función renal a niveles similares.
“Nuestros hallazgos sugieren que comer fruta a diario evita más visitas al nefrólogo”, comentó en un comunicado de prensa del Colegio de Medicina Texas A&M el autor del estudio, el Dr. Nimrit Goraya.
El segundo estudio incluyó a más de 2,000 personas, y halló que el 5.6 por ciento de las que vivían en la pobreza tenían enfermedad renal, frente al 3.8 por ciento de las que no vivían en la pobreza. También halló que los que vivían en la pobreza tenían una ingesta dietaria más baja de fibra, calcio, magnesio y potasio, y unos niveles más altos de colesterol.
“Una dieta malsana se asocia con la enfermedad renal entre los individuos pobres”, señaló en el comunicado de prensa la autora del estudio, la Dra. Deirdra Crews, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins. “Las intervenciones dietarias diseñadas para satisfacer las necesidades de esta población podrían ayudar a reducir las disparidades en la enfermedad renal”.
El tercer estudio observó el control de la presión arterial entre 6,600 adultos blancos, negros, hispanos y asiáticos que sufrían de enfermedad renal. Los pacientes recibieron atención primaria en una red de salud que atiende a personas sin seguro y con seguro público en San Francisco.
En general, la presión arterial de los pacientes era casi 20 por ciento más alta que los estimados nacionales, y los negros tenían tasas más altas de presión arterial sin controlar que los blancos, señalaron la Dra. Delphine Tuot, de la Universidad de California en San Francisco, y colegas.
Los investigadores anotaron que las minorías raciales y étnicas son más propensas a desarrollar insuficiencia renal que los blancos, quizás en parte debido a un peor control de la presión arterial.
Aunque la investigación encontró una asociación entre la dieta y el control de la enfermedad renal entre los pacientes, no probó causalidad.
(Fuente: HealthDayNews)
Freno a la hipertensión con yogur, arándanos y sésamo
Nuevas investigaciones revelan que el consumo de estos tres alimentos ayuda tanto a mantener a raya las cifras de tensión arterial como a prevenirla.
Seguir una dieta sana y equilibrada supone el mejor escudo frente a diferentes enfermedades. Patologías como la tensión arterial guardan una clara relación en función de los alimentos que se ingieran. Más allá de moderar el consumo de sal, principal enemigo de la hipertensión, en el marco del congreso de la Asociación Americana del Corazón, que tuvo lugar esta semana, se presentó el efecto que pueden ejercer sobre la tensión arterial el consumo de diferentes alimentos.
En concreto, un nuevo estudio reveló que las personas que complementan su dieta con yogur son, a largo plazo, menos propensos a tener la tensión alta y, de media, tienen una menor presión arterial sistólica que los que no lo toman. Durante 15 años, los investigadores seguieron a más de dos mil voluntarios que, al inicio del estudio, no padecían hipertensión. Los participantes tuvieron un 31 por ciento menos de posibilidades de tener la tensión alta, siempre y cuando el dos por ciento de las calorías totales de la dieta vinieran de la ingesta de este lácteo bajo en grasa y, al menos, cada tres días.
En la misma línea de investigaciones, las personas que cocinan con una mezcla de aceites de salvado de arroz y sésamo registraron una caída significativa de la presión arterial y mejoraron los niveles de colesterol, según otro estudio. La presión arterial sistólica bajó una media de 14 puntos entre los que utilizan sólo la mezcla de aceites y 16 puntos para los que tomaban medicación. Los que combinaron fármacos y aceite obtuvieron un descenso de 36 puntos.
En cuanto a la diastólica, se redujo en once puntos para los que incluían el aceite, en doce para los que tomaban fármacos y en 24 para los que combinaban ambas cosas. En cuanto al colesterol, en los que emplearon los aceites, el colesterol «malo» o LDL descendió un 26 por ciento, mientras que el «bueno» o HDL aumentó un 9,5 por ciento.
Por otra parte, el consumo regular de zumo de arándanos bajo en calorías puede reducir la presión arterial en adultos sanos. Después de ocho semanas, los valores de presión arterial se había reducido significativamente de un promedio de 121/73 mmHg a 118/70 mmHg para los que beben el jugo de arándano bajo en calorías, mientras que el grupo al que se le administró un placebo no mostró ningún cambio.
(Fuente: La Razón)
Estudio cuestiona papel de azúcar de la fruta en la hipertensión
Las bebidas dulces se han relacionado con un riesgo ligeramente mayor de padecer hipertensión arterial, pero una investigación estadounidense señala que el azúcar de la fruta podría no ser culpable, como apuntaban estudios anteriores.
Los investigadores siguieron a más de 200 000 hombres y mujeres durante más de 38 años y hallaron que el consumo habitual de bebidas azucardas, ya sea que contuviesen azúcares o las endulzadas artificideterminante, informó el grupo en Journal of General Internal Medicine.
“No sabemos qué causa el aumento del riesgo en las bebidas azucaradas o endulzadas artificialmente”, dijo Lisa Cohen, principal autora del estudio e investigadora en el departamento médico de la Universidad de Maryland.
“Es difícil decir que por la fructosa en sí aumenta el riesgo de hipertensión”, agregó.
Estudios anteriores habían señalado a la fructosa como un factor relacionado con el riesgo de padecer hipertensión, pero Cohen señaló que solo tomaron una instantánea en el tiempo y no pudieron determinar qué era primero, si la hipertensión arterial o el gusto por las bebidas dulces.
Cohen y sus colegas analizaron los datos de tres estudios masivos, incluyendo a cerca de 224 000 trabajadores de la salud, cuya dieta y salud fueron seguidos durante entre 16 y 38 años.
Ningún participante había sido diagnosticado con hipertensión antes del inicio del estudio.
Con el tiempo, aquellos que tomaban al menos una bebida azucarada al día tenían un 13 % más de posibilidades de desarrollar la enfermedad más que aquellos que las consumían una vez por mes o menos.
Del mismo modo, las personas que tomaban al menos una bebida endulzada artificialmente al día tenían un 14 % más de posibilidades de ser hipertensos en comparación con aquellas que ingerían menos, o incluso ninguna.
Para ver si la fructosa era la responsable, los investigadores también estudiaron a la gente que tenía altos niveles de fructosa en sus dietas de otras fuentes, como las frutas.
Entre quienes obtenían un 15 % de sus calorías de fuentes de fructosa que no eran las bebidas, el riesgo de desarrollar hipertensión fue incluso más bajo que en las personas que ingerían muy poca fructosa.
“Uno pensaría que si la fructosa era el factor causante, entonces comer una gran cantidad de manzanas (por ejemplo) podría aumentar también el riesgo de hipertensión”, dijo Cohen a Reuters Health.
El vínculo “marcadamente” mayor entre las bebidas dulces carbonatas y el riesgo de hipertensión podría ser explicado por el tamaño más amplio de las raciones asociadas con los refrescos, o cualquier otro ingrediente desconocido común a todos ellos, dijeron los investigadores, aunque destacaron que se necesitará más investigación al respecto.
(Fuente:Boletín de Prensa Latina referido por el Boletín Al día)
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