Esta sección expone trabajos actuales, de carácter investigativo sobre la hipertensión arterial.
Por: Mikhail Benet Rodríguez, Alain Morejón Giraldoni, Anais Nuñez Hernández, Laura López Ángulo y Bárbara Lecuona Ventura. Revista Finlay de enfermedades no transmisible, vol 3, No 1 (2013).
La hiperreactividad cardiovascular constituye un marcador de riesgo cardiovascular, sin embargo, su prevalencia no es bien conocida por la población.
Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal. La muestra estuvo constituida por 859 normotensos a los cuales se les aplicó la prueba del peso sostenido. Las variables estudiadas fueron: edad, sexo, color de la piel, nivel de escolaridad, estado conyugal y las relacionadas con la hiperreactividad cardiovascular: presión sistólica, presión diastólica, presión arterial media, presión diferencial, índice de reactividad cardiovascular. Se determinó la razón de prevalencia en el intervalo con su intervalo de confianza del 95 %. En algunos casos se realizó la prueba Chi cuadrado de Pearson con un nivel de significación del 95 %.
La prevalencia de hiperreactividad cardiovascular fue de 45,1 % IC 95 % (41,8; 48,5). Se observó una razón de prevalencia de 1,44 IC 95 % (1,2;1,6) veces mayor en los hombres en relación a las mujeres. El 44,5 % de los blancos y el 46,8 % de los negros tuvieron hiperreactividad cardiovascular, así como el 52,8 % de las personas con más de 40 años por solo el 38,1 % cuando la edad era menor a este nivel. La prevalencia de hiperreactividad cardiovascular es alta, y mayor en los hombres, en los obesos y en los que tienen una edad superior a los 40 años. [Actualizado: 22 de abril 2013]
Captopril reduce toxicidad causada por la radioterapia
El daño pulmonar y cardiaco causado por el tratamiento radioterápico de los tumores de la región torácica puede limitarse con la administración de un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), captopril, según un estudio presentado en el II Forum de la Sociedad Europea de Radioterapia y Oncología (Estro), celebrado en Ginebra.
La investigadora principal del trabajo, Sonja Van der Veen, del Centro Médico Universitario de Groningen (Holanda), ha explicado que el objetivo de su equipo era averiguar si captopril podría proteger frente a la toxicidad pulmonar a corto plazo inducida por radiación. Anteriores estudios han demostrado que el daño causado en los vasos sanguíneos del pulmón puede jugar un papel importante en estas lesiones.
Para comprobar su hipótesis, los científicos irradiaron los pulmones, el corazón o ambos órganos de un conjunto de ratas y les administraron captopril inmediatamente después del tratamiento. Evaluaron la función pulmonar de los animales en intervalos de dos semanas.
“Al cabo de ocho semanas, cuando la toxicidad pulmonar temprana suele estar en su punto máximo, comprobamos que captopril mejoraba la función cardiaca y pulmonar de las ratas, pero nos sorprendió descubrir que esto sólo ocurría cuando se había incluido el corazón en el campo de radiación”, ha declarado Van der Veen.
Según la investigadora, ese efecto “no fue achacable a la protección de los vasos sanguíneos pulmonares, que fueron igualmente dañados con y sin captopril”. Un análisis a fondo mostró que el tratamiento con el IECA “mejoraba la función cardiaca y disminuía el nivel de fibrosis en el corazón poco tiempo después de la irradiación”.
Por lo tanto, la autora del trabajo concluye que la acción del fármaco “reduce la toxicidad pulmonar a corto plazo causada por la radioterapia al disminuir de forma directa el daño cardiaco agudo”.
Van der Veen y su equipo están colaborando con un grupo de investigación de la Clínica Mayo, en Rochester (Estados Unidos), para diseñar un ensayo clínico con pacientes tratados con radiación en el área torácica, a los que se les administrará un IECA o un placebo tras la radioterapia.
Asimismo, tienen previsto evaluar los efectos a más largo plazo de la inhibición de la enzima convertidora de angiotensina.
(Fuente: Diario Médico- Referido por Aldía-) [Actualizado: 23 de abril de 2013]
Merienda escolar e Hipertensión Arterial. ¿Un dúo de riesgo?
Para comenzar, cito un comentario que, no hace mucho tiempo, una madre me realizó: “Muchos padres pensamos que el incremento actual de la hipertensión arterial en edades tempranas en algunos lugares de nuestro país, tiene que ver con el alto consumo de carbohidratos en la alimentación, y especialmente en la merienda escolar de la secundaria básica que en su mayor porciento es a base de harina de trigo; apartándonos del hecho de que esta merienda posee todos los nutrientes necesarios para los niños y demás; mi preocupación, y la de muchos padres es ganar claridad si existe o no relación entre la introducción de la merienda escolar en Secundaria Básica y el alza de hipertensión en la adolescencia que ha experimentado Cuba”
La respuesta a este comentario tiene varios ángulos, primeramente, se debe recordar que la adolescencia es un periodo de crecimiento acelerado con un aumento muy importante tanto de la talla como de la masa corporal. Además, tiene lugar un cambio en la composición del organismo, de este modo se adquiere el 40-50% del peso definitivo, el 20% de la talla adulta y hasta el 50% de la masa esquelética.
Nutrición en la adolescencia. Evidencias actuales.
Hay que asegurar un aporte calórico suficiente, de acuerdo con la edad biológica y la actividad física, que permita el crecimiento adecuado y mantener un peso saludable, evitando sobrecargas calóricas en los casos de maduración lenta.
La distribución calórica de la ingesta debe mantener una proporción correcta de principios inmediatos: 10-15% del valor calórico total en forma de proteínas, 50-60% en forma de hidratos de carbono y 30-35% como grasa.
El reparto calórico a lo largo del día debe realizarse en función de las actividades desarrolladas, evitando omitir comidas o realizar algunas excesivamente copiosas. Es fundamental reforzar el desayuno, evitar picoteos entre horas y el consumo indiscriminado de tentempiés.
Se sugiere un régimen de cuatro comidas con la siguiente distribución calórica: desayuno, 25% del valor calórico total; almuerzo, 30%; merienda, 15-20%, y comida, 25-30%.
Adolescencia. Etapa difícil para una nutrición efectiva. ¿Por qué?
Las mayores demandas nutricionales derivadas del rápido crecimiento se contraponen con los cambios en la conducta alimentaria que ocurren en la adolescencia debido a factores culturales, a la necesidad de socialización y a los deseos de independencia propios de esta etapa. Estos hábitos alimentarios se caracterizan por:
– Alimentación desordenada con tendencia creciente a saltarse comidas, especialmente el desayuno y el almuerzo, concentrando la ingesta en el horario vespertino.
– Alto consumo de comidas rápidas, golosinas y bebidas azucaradas de alta densidad calórica y bajo contenido de nutrientes específicos.
– Baja ingesta de calcio debido al reemplazo de la leche por bebidas o infusiones de bajo contenido nutricional.
– Escaso control y conocimiento de los padres respecto a la alimentación de sus hijos adolescentes.
– Tendencia frecuente a dietas hipocalóricas especialmente en adolescentes mayores, alcanzando una prevalencia de hasta 60% en este grupo; asumiendo en muchos casos regímenes vegetarianos o dietas esotéricas muy restrictivas y desbalanceadas que pueden comprometer el potencial de crecimiento o inducir carencias específicas.
Como consecuencia de lo anterior, la adolescencia es una etapa con alta prevalencia de trastornos nutricionales siendo los más frecuentes, la malnutrición por exceso y las carencias específicas de hierro y de calcio.
La merienda escolar como alternativa. Algunos datos de interés.
La merienda escolar constituye el soporte material para la organización de las escuelas secundarias básicas urbanas con doble sesión, que no poseen el servicio de comedor escolar.
El programa se inició de forma experimental en Pinar del Río, luego en Ciudad de la Habana, Santiago de Cuba y en los municipios cabeceras de cada provincia, alcanzando la masividad en el curso 2003-2004.
Surge debido a preocupación del Comandante en Jefe Fidel Castro por los alumnos de secundaria, al revés que la gran mayoría de los de primaria, salvo excepciones, no disponen de comedor escolar.
Durante el curso 2010-2011, el Programa de la Merienda Escolar benefició a335 819 comensalesde 700 Secundarias Básicas Urbanas, del país. El costo de la merienda es 0.13 centavos CUC y 3.00 en MN; la misma se oferta de forma gratuita.El gasto en un curso escolar es de 227 958 720.00 pesos MN y 9 878 211.00 CUC.
La Merienda Escolar está diseñada para cubrir el 30% de las recomendaciones nutricionales de los adolescentes, lo que correspondería a la frecuencia alimentaria del almuerzo. En estas edades, los adolescentes deben obtener a partir de la dieta 2452 Kcal,74 g de proteína,63 g de grasa y 398 g de carbohidratos, por lo que esta merienda debe aportar 736 kcal,22.2 g de proteína, 19 g de grasas y 119.4 g de carbohidratos, para ser consecuente con el 30 % antes referido.
Según estudios del Instituto Nacional de Nutrición e Higiene de los Alimentos de Cuba, de las 11 combinaciones que se ofertan en la actualidad de merienda escolar, la media del porciento de adecuación cubre las necesidades de energía que se requiere para esa frecuencia alimentaria en grasas, carbohidratos y proteínas.
Aunque, el trabajo que ha desarrollado el Grupo Nacional de la Merienda Escolar desde el año 2006, en conjunto con el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos y el Ministerio de Salud Pública, ha hecho posible que el Programa de la merienda escolar se haya ido perfeccionando cada vez mas y logrando una mejor calidad nutricional y sanitaria de los alimentos que se ofertan.
La merienda escolar. ¿Eficaz?
Es cierto que la merienda escolar proporciona la cantidad adecuada de calorías y nutrientes para el adolescente. En mi opinión personal, su mayor “desventaja” es que en las diferentes combinaciones que se ofertan de merienda escolar, el de sal en su confección es no despreciable, y como se sabe el exceso de sal está considerado como uno de los factores que hacen más proclives a cualquier individuo a presentar cifras de presión arterial anormales.
Sin embargo,considero que es una buena opción, siempre que los padres conozcan que la clave es balancear la dieta.
¿Como?
Es complicado, lo sabemos, pero es nuestro deber hacerlo. No se debe culpar a la merienda escolar y a todos los problemas inherentes a su introducción (que no son objeto de esta reflexión), que van desde la aceptación por parte del adolescente de su calidad (gusto) hasta lo que conlleva para la familia ese “extra” que en no pocas ocasiones los padres (no todos pueden) dedican a “fortalecer” el almuerzo de sus descendientes en las Secundarias Básicas.
Hasta el momento en la bibliografía revisada para la redacción de estas líneas no encontré estudios realizados en Cuba que hayan medido nivel de aceptación del educando por la merienda escolar. Lo cierto es, que es una alternativa, hasta el momento necesaria y teóricamente eficaz (esto es importante), a lo que se suma que con la voluntad de varios “factores” se podría hacer plausible su aplicación práctica de manera todavía más eficiente.
Realmente no creo que sea este momento de la merienda escolar, la clave del alza de la hipertensión arterial (HTA) entre la población adolescente, el problema de la HTA va mucho más allá. Pero, como el objetivo hoy es la dieta, creo que la mayor preocupación en este contexto, esta fuera de la escuela, que es cuando la alimentación desordenada y la preferencia por la comida “chatarra” son la regla. Es aquí donde los padres deben desempeñar el papel principal: no es prohibir, si no convencer pacientemente al adolescente del daño al que están expuestos al ingerir de manera inadecuada la muy amplia gama de alimentos, que yo llamo “hipertensores” (pizas, mantecados, helados, etc), y que de manera lamentable proliferan día a día, incluso de procedencia casera, donde la certeza una composición optima de nutrientes y los excesos de sal no son descartables. ¿Existe acaso una Comisión Evaluadora Estatal de los alimentos de confección en el domicilio y que se expenden cerca de las escuelas donde estudian nuestros hijos?
Si, sin dudas, el problema es muy complejo.
Pero, considero que el mayor “pecado” que uno puede cometer en este contexto es saber algo y no aplicarlo. Por lo tanto en mi “trayectoria” atendiendo adolescentes me he dado cuenta de tres aspectos básicos, que enumero:
1- La existencia de padres preocupadospor la salud de sus hijos que posean los conocimientos básicos de la nutrición adecuada es fundamental, y en Cuba, la mayoría, más que menos, sabe lo que no es bueno para la salud en el ámbito de la alimentación. Recordar, que no es solo preocuparse, si no ocuparse, pero de manera inteligente (dar el ejemplo, motivar constantemente en el cumplimiento de lo orientado por el facultativo, hacer un “pacto”, etc.)
2- Cuando los médicos saben como motivarlos, los adolescentes responden bien, es decir se adhieren bien al tratamiento impuesto.
3- Cuando los padres o tutores, involucran al resto de la familia y sobre todo a la escuela (profesor guía, promotor de salud, profesor de educación física), los resultados son mejores en modo muy significativo.
Estoy consciente, de que hacer una “dieta” adecuada en torno a una buena salud en mi país se torna en una tarea propia de un Hércules, por todo lo que ello conlleva, pero no debemos culpar a solo un momento del día (la merienda escolar), estaríamos siendo injustos con una opción eficaz, aunque, sin dudas, todavía perfectible.
(Fuente: Blog: htaadolescencia.vcl.sld.cu) [Actualizado: 25 de abril 2013]
Esta sección mostrará algunos trabajos que puedan ser útiles a nuestros facultativos por su interés práctico o teórico.
Por: Scott S Billecke y Pamela A Marcovitz. DOVE MEDICAL March 2013, Volume 2013:9 Pages 95 – 104.
The use of multiple drug regimens is increasingly recognized as a tacit requirement for the management of hypertension, a necessity fueled in part by rising rates of metabolic syndrome and diabetes. By targeting complementary pathways, combinations of antihypertensive drugs can be applied to provide effective blood pressure control while minimizing side effects and reducing exposure to high doses of individual medications. In addition, combination therapies, including angiotensin converting enzyme (ACE) inhibitors and calcium channel blockers (CCBs), have the added benefit of reducing cardiovascular mortality and morbidity over other dual therapies while providing equivalent blood pressure control. It is possible that angiotensin receptor blockers (ARBs), which unlike ACE inhibitors are minimally affected by upregulation of alternative pathways for angiotensin II accumulation following long-term treatment, would also provide such outcome benefits. [Actualizado: 25 de abril 2013].
Antihypertensive therapy: nocturnal dippers and nondippers. Do we treat them differently?
Por: Chakrapani Mahabala, Padmanabha Kamath, Unnikrishnan Bhaskaran, Narasimha D Pai y Aparna U Pai. DOVE MEDICAL March 2013, Volume 2013:9 Pages 125 – 133.
Hypertension is a major independent risk factor for cardiovascular diseases. Management of hypertension is generally based on office blood pressure since it is easy to determine. Since casual blood pressure readings in the office are influenced by various factors, they do not represent basal blood pressure. Dipping of the blood pressure in the night is a normal physiological change that can be blunted by cardiovascular risk factors and the severity of hypertension. Nondipping pattern is associated with disease severity, left ventricular hypertrophy, increased proteinuria, secondary forms of hypertension, increased insulin resistance, and increased fibrinogen level. Long-term observational studies have documented increased cardiovascular events in patients with nondipping patterns. [Actualizado: 25 de abril 2013]
Por: Chad M Cannon, Phillip Levy, Brigitte M Baumann, Pierre Borczuk, Abhinav Chandra, David M Cline, Deborah B Diercks, Brian Hiestand, Amy Hsu, Preeti Jois, Brian Kaminski, Richard M Nowak, Jon W Schrock, Joseph Varon y W Frank Peacock. BMJ Open 2013;3:e002338 doi:10.1136/bmjopen-2012-002338.
Systemic hypertension is a common medical condition affecting over 75 million Americans and over 1 billion people worldwide. Currently, it is estimated that 1–2% of patients with hypertension will have a hypertensive emergency during their life. Defined by the presence of acute end-organ dysfunction, hypertensive emergencies are high risk, associated with in-hospital and 30-day death rates of 2–3% and 11%, respectively, and a 90-day re-admission rate of nearly 40%. Rapid recognition, evaluation and treatment of hypertensive emergencies are necessary to prevent permanent or progressive end-organ damage (EOD). [Actualizado: 25 de abril 2013]
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