Sobre una báscula, la humanidad pesaría 287 millones de toneladas, de las que 15 millones son de sobrepeso. Lo afirma un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la universidad de Londres. Es como si hubiera 242 millones de personas más en el mundo, anota el texto. Y también hay que alimentarlas.
La obesidad es una epidemia y el quinto factor de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Los kilos de más son una cuestión de salud, pero también social, dicen los investigadores. Las personas con sobrepeso necesitan más cantidad de energía para moverse. Eso significa más comida. “Todo el arroz, los cereales o la carne que EE UU emplea en alimentar su gordura podría sustentar a 22 millones de personas al día”, explica David Prieto-Merino, coautor del estudio junto a otros cinco expertos. El dato en todo el mundo asciende a 111 millones de personas que podrían comer de lo que ahora consumen de más los adultos con un índice de masa corporal superior a 25, para mantener (que no aumentar) su sobrepeso.
La investigación, con datos de 2005 —los más fiables disponibles, según los autores— y recién publicado, muestra que ese peso extra no está uniformemente repartido. Los países ricos son los más gordos, mientras que los pobres tienen serias dificultades para cubrir sus necesidades nutricionales. Según sus cálculos, 12 norteamericanos adultos pesan una tonelada (81 kilogramos de media), mientras que harían falta 17 asiáticos para llegar a esa cantidad (59 kilos).
“La lucha contra la gordura puede ser crucial para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ecológica”, escriben los autores. Tanto como el crecimiento poblacional, añaden. El pasado octubre la cantidad de habitantes sobre el planeta alcanzó los 7.000 millones. La ONU estima que en 2050 habrá 2.300 millones más. Lo que ha avivado el debate de si habrá recursos suficientes para sustentar a tanta gente. Los autores del informe apuntan la necesidad de considerar también la variable de la masa corporal cuando se estudian las implicaciones ecológicas del aumento de la población. El sobrepeso incrementa la demanda de alimentos. Si todo el mundo pesara lo mismo que la media norteamericana (81 kilos), sería como si hubiera 500 millones de personas más sobre la tierra en términos de consumo de comestibles. Y esa parece ser la tendencia. “Nuestro cuerpo está genéticamente programado para comer todo lo que podamos. Pero, con los avances tecnológicos, ahora no gastamos esa energía”, dice Prieto-Merino.
El experto añade: “Si dejáramos de consumir más de lo que necesitamos, esa comida podría ir a países donde no se cubren las necesidades alimenticias”. “La producción mundial de alimentos daría para comer a toda la población, pero el acceso es desigual”, añade Amador Gómez, director técnico de Acción Contra el Hambre. “Es un contrasentido que una parte del mundo se muera de sobrepeso y otra de desnutrición”, zanja.
Pero la solución no es fácil. “Haría falta una adaptación muy fuerte para vencer nuestra tendencia genética a comer todo lo que disponemos”, explica Prieto-Merino. Por eso propone un estilo de vida más activo, para quemar energía. Para Gómez, “la estrategia de fondo es la erradicación de la pobreza”, que mejoraría la posibilidad de acceso a los alimentos de las naciones que ahora no pueden competir en el mercado. La situación actual está lejos de alcanzar ese equilibro de fuerzas. “Si producimos demasiado lo tiramos antes que mandarlo a países pobres para que no bajen los precios. Es la perversión total”, denuncia Prieto-Merino. Un informe del Parlamento Europeo el pasado febrero confirma que el derroche de comida es una realidad: los europeos desperdiciamos 89 millones de toneladas al año de productos que serían comestibles. Aunque no lo relaciona con estrategias de mercado.
Los países ricos estamos más gordos y desperdiciamos más. El crecimiento descontrolado de la población es más propio de los países pobres. Todo amenaza la sostenibilidad del planeta. Por eso la comunidad científica ha querido llevar este tema a la Cumbre de Río+20. En un documento rubricado por Global Network of Science Academies (IAP), que engloba a 105 academias de todo el mundo, se alerta por primera vez de los riesgos del consumo voraz en el primer mundo y de la falta de control demográfico, sobre todo en las naciones en vías de desarrollo.
(Fuente: London School of Hygiene &Tropical Medicine-EL PAÍS)
El 80% de los hipertensos interrumpe el tratamiento total o parcialmente en verano
El incumplimiento terapéutico aumenta un 20% con la llegada del verano, según la SEH-LELHA.
Ocho de cada diez pacientes hipertensos interrumpen total o parcialmente su tratamiento durante las vacaciones de verano, según la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), que aconseja a los pacientes hipertensos y a sus cuidadores viajar con el tensiómetro y no olvidar la medicación en casa.
“Además de cumplir con la medicación, es muy importante que se tomen la presión arterial una vez a la semana y que se pesen con la misma frecuencia para que los kilos que se ganen no le pillen por sorpresa”, explica la presidenta de SEH-LELHA, la doctora Nieves Martell.
El incumplimiento terapéutico aumenta un 20% con la llegada del verano, señala la SEH-LELHA, lo que incrementa el riesgo de angina, infarto, insuficiencia cardíaca, ictus o insuficiencia renal.
“Todas las precauciones son pocas para disfrutar de unos días de descanso sin contratiempos”, insiste Martell, quien recuerda que “una mala alimentación con gran carga de grasas y sal, junto con otros factores como el abuso del alcohol, el tabaco o la disminución de la actividad física diaria provoca un descontrol de la tensión arterial”, añade la Dra. Martell, que recomienda tomar zumos naturales a base de frutas, verduras y hortalizas de temporada o té con hiel, y disminuir el consumo de sal.
(Fuente: Jano.es)
Modificaciones en la leptina determinan el desarrollo de enfermedades metabólicas
Investigadores españoles constatan que los niveles altos de esta hormona actúan sobre el hipotálamo disminuyendo el apetito, y sobre el sistema nervioso autónomo estimulando el gasto energético.
Las modificaciones en los niveles de la hormona de la leptina durante la gestación o la lactancia podrían determinar un mayor riesgo de padecer enfermedades como obesidad y diabetes en la edad adulta, según investigadores del Departamento de Fisiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
Este trabajo, impulsado por la doctora Miriam Granado de la Universidad Autónoma de Madrid y los doctores Jesús Argente y Julie Chowen, del Departamento de Endocrinología del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, ha sido reconocido por la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad y publicado en Endocrinology y Obesity Facts.
Los autores observaron que la función principal de la lentina en el individuo adulto es inhibir la ingesta de alimentos y aumentar el gasto energético para, de esta forma, mantener el peso corporal. Por tanto, los individuos deficitarios en el gen de la leptina no disponen de este mecanismo de freno de la ingesta calórica, por lo que presentan una obesidad desmesurada.
Además de su función reguladora del peso corporal en la edad adulta, la leptina tiene también otras funciones importantes en la infancia, ya que interviene en el desarrollo de diferentes estructuras cerebrales implicadas en el control del apetito.
Los hallazgos de estos investigadores demuestran que los cambios puntuales en los niveles de leptina durante los primeros días de vida tienen una repercusión a largo plazo sobre los circuitos hipotalámicos implicados en la regulación de la ingesta, así como sobre el tejido adiposo, que ve modificada su capacidad para almacenar energía.
Ingesta y peso
Asimismo, la administración de una única dosis de leptina a ratas en su segundo día de vida tiene como consecuencia a largo plazo alteraciones hipotalámicas que derivan en una disminución de la ingesta de alimentos a la edad de cinco meses.
Sin embargo, esta disminución en la ingesta calórica no se acompaña de una disminución en la ganancia de peso corporal, lo que sugiere que, ante una reducción de la ingesta, el tejido adiposo disminuye su capacidad de disipar energía evitando así la pérdida de peso.
Por el contrario, una única inyección de un inhibidor de la acción de la leptina en el día nueve de vida de las ratas induce una disminución en la ganancia de peso corporal en la edad adulta sin producir cambios en la ingesta de alimentos, lo que implica, al contrario que en el caso anterior, un aumento en la capacidad del tejido adiposo para disipar energía.
(Fuente: Jano.es)
Simplificar la terapia garantiza el éxito en hipertensión
Josep Redón recalca las ventajas de simplificar los tratamientos para mejorar la adherencia, a la vez que se combinan fármacos con el olmesartán, tanto en enfoque dual como triple.
Entre el 15 y el 20 % de los pacientes hipertensos necesitan tomar una triple combinación de fármacos antihipertensivos. La combinación de varios medicamentos en una sola pastilla supone un cambio de régimen terapéutico que favorece la adherencia al tratamiento, mejora el control de la presión sanguínea y reduce los efectos secundarios. Josep Redón, catedrático de Medicina Interna en la Universidad de Valencia y presidente de la Sociedad Europea de Hipertensión, insiste en que la falta de conciencia sobre el riesgo que muestran tanto pacientes como algunos médicos es decisiva en la interrupción del cumplimiento y adherencia a los tratamientos antihipertensivos.
Numerosos estudios constatan que se trata de un problema multifactorial en el que intervienen causas técnicas como las dosis prescritas y la simplificación de la medicación -muchas pastillas en distintos horarios pueden desalentar al paciente-, pero también se estima el factor educativo: la forma en que el paciente comprende el impacto y las razones del tratamiento.
Se observa, además, una diferencia entre lo que dicen las guías y la práctica médica cotidiana, debido a la llamada “inercia clínica”, que el internista califica de inexplicable. “Cuando un médico le dice al paciente con presión sanguínea de 150 mmHg que vuelva a los tres meses está poniéndole en riesgo”. Actualmente, en personas que no padecen diabetes u otros factores de riesgo, se consideran aceptables los niveles de presión arterial sistólica inferiores a 140 mmHg y de presión diastólica por debajo de 90 mmHg. El internista recuerda el cambio de paradigma que se ha dado en el tratamiento de la hipertensión: “Ya no decimos que cuanto más baja esté la presión arterial sea mejor, sino que se trate cuanto antes, aunque nos queda por saber cuándo es ese antes”.
MÁS CONTINUIDAD CON ARA II
En la conmemoración de los diez años de olmesartán en Europa, celebrada en Roma por la compañía que lo investigó y desarrolló, Daiichi-Sankyo, Redón ha explicado que el cumplimiento y la adherencia al tratamiento mejora el control de la presión sanguínea, y reduce los riesgos de insuficiencia cardiaca crónica, cardiopatía coronaria e ictus. Ha aportado datos que demuestran que la menor tasa de discontinuidad se da en los tratados con ARA II. También ha mencionado la combinación de tres antihipertensivos: olmesartán medoxomil, amlodipino e hidroclorotiazida, pendiente de comercialización en Europa como Sevikar, en cinco dosis distintas para pacientes que padecen hipertensión moderada o grave.
(Fuente: Boletin al día)
Consideraciones farmacológicas sobre principios activos en plantas medicinales con actividad diurética (pdf: 98 Kb)
Por: Maykel Pérez Machín y Francisco J. Morón Rodríguez. Revista Latinoamericana de Hipertensión. Vol. 6 – Nº 2, 2011.
Apesar de los nuevos fármacos disponibles en la actualidad, el uso de los diuréticos todavía representa una excelente alternativa de tratamiento antihipertensivo para prevenir eventos cardiovasculares en diversos grupos de pacientes y constituyen una de las clases más valiosas de medicamentos a elegir como terapia inicial de la hipertensión arterial esencial.
Históricamente, su clasifi cación ha sido un mosaico de ideas como: el sitio de acción (diuréticos de asa), efi ciencia (diuréticos de techo alto), estructura química (diuréticos tiazida), similitud de acción con otros diuréticos (diuréticos parecidos a tiazidas), efectos sobre la excreción de potasio (diuréticos ahorradores de potasio), entre otras.
Por: Tamenobu Ueda, Hisashi Kai y Tsutomu Imaizumi1 on behalf of the MAPPY Study Investigators. Hypertension Research (2012) 35, 708–714.
The treatment of morning hypertension has not been established. We compared the efficacy and safety of a losartan/hydrochlorothiazide (HCTZ) combination and high-dose losartan in patients with morning hypertension. A prospective, randomized, open-labeled, parallel-group, multicenter trial enrolled 216 treated outpatients with morning hypertension evaluated by home blood pressure (BP) self-measurement. Patients were randomly assigned to receive a combination therapy of 50 mg losartan and 12.5 mg HCTZ (n=109) or a high-dose therapy with 100 mg losartan (n=107), each of which were administered once every morning.
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