Intervenciones educativas y preventivas en adolescentes y jóvenes
Las características de la epidemia varían enormemente de una región a otra, pero en todos los casos los jóvenes son el epicentro del problema. Cada día 5 000 jóvenes de entre 15 y 24 años son infectados por el VIH, lo que equivale a casi 2 millones de nuevas infecciones cada año. En los países donde el VIH se concentra entre los profesionales del sexo, los consumidores de drogas inyectables o los hombres que tienen relaciones homosexuales, los comportamientos de alto riesgo comienzan generalmente en la adolescencia y una buena parte de esas poblaciones de alto riesgo tiene menos de 25 años.
La mayoría de estos jóvenes carecen de los conocimientos y aptitudes básicas necesarias para evitar la infección por VIH, tienen acceso insuficiente a la información, al asesoramiento, a las pruebas, a los preservativos, a las estrategias de reducción del daño y a los servicios de atención y tratamiento de las infecciones de transmisión sexual. Son víctimas de factores socioeconómicos que no pueden controlar.
Está demostrado que los países que han reportado una disminución de la prevalencia de la infección por VIH son los que han conseguido modificar en mayor medida los comportamientos y la prevalencia entre los grupos de edades más jóvenes.
Debido a que la iniciación sexual ocurre muchas veces a edades muy tempranas, la educación sobre VIH/sida debe implementarse de la misma manera, a una edad temprana, antes de que los jóvenes practiquen conductas sexuales que los pongan en riesgo de contraer la infección.
Cuando los tomadores de decisiones, los planificadores de programas y los donantes deciden cómo asignar los limitados recursos disponibles a actividades de prevención del sida, necesitan la evidencia de qué funciona y qué no funciona.
Se impone entonces que los gobiernos y los organismos donantes inviertan no solo en proyectos de intervención sino también en evaluaciones de procesos y resultados y análisis de costo-beneficio, a fin de poder identificar y promover las intervenciones más eficaces.
Existe una metodología para evaluar la solidez de la evidencia sobre la eficacia de distintas intervenciones de prevención, que comprende los siguientes pasos:
- Primero, definir los tipos clave de intervención que los formuladores de políticas han de seleccionar teniendo en cuenta la población considerada.
- Segundo, definir el grado de evidencia que se necesitaría para justificar la aplicación generalizada de la intervención.
- Tercero, desarrollar criterios explícitos de inclusión y exclusión para los estudios revisados.
- Cuarto, examinar críticamente todos los estudios que reúnan las condiciones y sus resultados, por tipo de intervención.
- Quinto, resumir la robustez de los datos sobre la eficacia de cada tipo de intervención.
- Sexto, comparar la solidez de la evidencia aportada por los estudios con el umbral de evidencia que se necesitaría para recomendar la aplicación generalizada de la intervención.
- Séptimo, a partir de esa comparación, extraer recomendaciones basadas en la evidencia respecto a la aplicación de cada tipo de intervención en el entorno o grupo de población en cuestión.
Existen ambientes clave desde donde se puede aplicar con eficacia la intervención educativa dirigida a los jóvenes, cada uno con sus características particulares:
La escuela
En muchos aspectos, las escuelas son ambientes claves para contribuir a la disminución de la prevalencia del VIH entre los jóvenes. De los jóvenes que asisten a la escuela la mayoría entran a ésta antes de iniciar las relaciones sexuales. Sin embargo, las intervenciones en materia de educación sexual y educación sobre el VIH varían enormemente en las diferentes escuelas. La gran mayoría de las intervenciones de educación sexual y sobre el VIH basadas en las escuelas han demostrado ser capaces de reducir los comportamientos sexuales peligrosos declarados en los países en desarrollo.
Habría que aplicar de forma más generalizada las intervenciones basadas en programas de estudios que reúnan las características de las intervenciones más eficaces en el mundo desarrollado y en los