Mensaje de Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, para el Día Mundial del Sida de 2019
Creo firmemente en las comunidades. Las comunidades son las que pueden hacer realidad el cambio. Las comunidades son nuestra mayor esperanza para erradicar el sida, porque son ellas quienes llevan luchando contra el VIH desde el principio.
Mientras la epidemia causaba estragos en nuestros países, en nuestras ciudades y en nuestros pueblos, las mujeres formaban comunidades y se apoyaban para soportar juntas la carga del cuidado de sus familias.
Desde hace muchísimo tiempo hemos dado por sentado su voluntariedad.
Ante la adversidad, las comunidades de hombres gais, trabajadores sexuales y personas consumidoras de drogas se han organizado para reivindicar su derecho a la salud como ciudadanos en condiciones de igualdad.
Por ello, sabemos que las comunidades han demostrado su gran valía. No cabe debate alguno al respecto.
Sin las comunidades, 24 millones de personas de todo el mundo hoy no tendrían acceso al tratamiento. Sin las comunidades lideradas por mujeres que viven y están afectadas por el VIH, no estaríamos hoy cerca de poner fin a las nuevas infecciones entre los niños, así como tampoco seríamos capaces ni de criar huérfanos ni de cuidar de los enfermos.
Hace 25 años, una mujer de Burundi llamada Jeanne fue la primera persona que hizo público su estado serológico positivo. Actualmente Jeanne se encarga de hacer que los líderes asuman su responsabilidad y de luchar por el derecho a la atención sanitaria.
A pioneras como Jeanne se han unido líderes jóvenes como Yana, una joven ucraniana de 20 años que nació con el VIH. Yana fundó Teenergizer, un grupo que reúne a jóvenes de todas las partes del este de Europa. En un mundo en el que los hombres mayores tienen el mando, su único objetivo es que jóvenes como ella puedan alzar la voz y elegir.
Pensemos en Fiacre. Vive en la República Centroafricana y, como otros miles de jóvenes, llegó allí desplazado por el conflicto. Fiacre va en bicicleta a una clínica y pasa todas las barreras y controles con el objeto de recoger sus medicinas antirretrovíricas y las de los miembros de su grupo. De no ser por él, todas y cada una de esas personas tendrían que enfrentarse solas a un viaje que es peligroso. Es simplemente sorprendente.
Como pueden ver, las comunidades marcan la diferencia en todo el mundo.
Sin embargo, debe cambiar nuestra actitud de dar por sentado el esfuerzo de las comunidades.
En este Día Mundial del Sida, ONUSIDA quiere elogiar y rendir homenaje a los logros que los activistas y las comunidades han cosechado en la lucha contra el VIH. Queremos recordar y honrar a todos los que se han ido quedando por el camino. Fueron ellos y ellas quienes desafiaron el silencio y acercaron a las comunidades los servicios que salvan vidas. Sin embargo, y por sólidas que resultan, las infinitas contribuciones realizadas por las mujeres y por muchos otros no podrán reemplazar nunca la responsabilidad de los Gobiernos.
Recordemos que los Gobiernos se han comprometido a que, al menos, el 30 % de los servicios del VIH sean liderados por las comunidades.
También han acordado que el 6 % de toda la financiación para el VIH irá destinada a la movilización de las comunidades, la promoción de los derechos humanos y el cambio de leyes dañinas que no hacen sino obstaculizar nuestro camino para erradicar el sida.
Seamos claros: hoy por hoy defender los derechos humanos y plantar cara a la discriminación, la criminalización y el estigma constituye un trabajo arriesgado.
Hagamos, por tanto, un llamamiento a los Gobiernos para que abran los espacios, con el fin de que los activistas puedan llevar a cabo su trabajo de la mejor manera que saben.
Con las comunidades al frente y los Gobiernos cumpliendo sus promesas, lograremos acabar con el sida.
Winnie Byanyima
Directora Ejecutiva de ONUSIDA
Fuente: ONUSIDA
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