Importancia clínica de las Chlamydias
La naturaleza de las Chlamydias ha sido muy controvertida. Llamadas inicialmente por Sir Samuel Bedson como Bedsonia, fueron por mucho tiempo consideradas virus, hasta que más tarde se dio a conocer su naturaleza bacteriana. Son microorganismos gram negativos, intracelulares obligados, que producen infecciones crónicas y persistentes.
Básicamente su composición genética, constituida por DNA y RNA, contiene pared celular y ribosomas similares a las bacterias gram negativas y son inhibidas por las tetraciclinas. Su principal característica es el ciclo replicativo intracelular, lo cual las convierte en parásitos obligados. Este crecimiento intracelular permite a las Chlamydias provocar una infección crónica, al evitar la apoptosis de la célula infectada.
La Chlamydia Trachomatis contiene alrededor de 18 serovariedades y provoca una variedad de infecciones en el hombre: infecciones oculares como el tracoma y la conjuntivitis de inclusión e infecciones genitales que incluyen la uretritis no gonocócica, linfogranuloma venéreo, Síndrome de Reiter, Síndrome de Fitz Hugh Curtis, enfermedad inflamatoria pélvica, transmisión perinatal como neumonía y conjuntivitis de inclusión en el lactante, relacionada con el embarazo ectópico crónico ó persistente (EEP). El hallazgo patognomónico del EEP, una entidad clínico-patológica infrecuente con evolución poco clara, se realiza durante o después de la cirugía, mediante la identificación de vellosidades coriales. Existe una relación directa entre el serotipo y la enfermedad que producen las diferentes cepas de esta especie.
Atendiendo a las características antigénicas se han descrito 18 serotipos: A, B, Ba, C, D, Da, E, F, G, H, I, Ia, J, K, L1, L2, L2a y L3.
Fuente: Rev Cubana Med Gen Integr vol.29 no.2 Ciudad de La Habana abr.-jun. 2013