Implicaciones de la trasmisión del VIH a partir de espermatozoides humanos durante la fecundación
En la actualidad más de 33,3 millones de personas están infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana 1 (VIH-1) alrededor del mundo, y anualmente ocurren 2,6 millones de nuevas infecciones. En Colombia, se estima que el número de individuos infectados con el VIH es de 160 000, para una prevalencia de la infección del 0,4 % – 0,7 %, la mayoría de infectados son hombres entre 25 y 35 años , con una razón de 3:1 con respecto a las mujeres infectadas.
Aunque la probabilidad de contagio del VIH por relaciones sexuales es baja, estas continúan siendo la principal fuente de transmisión en el mundo. De ahí que la principal medida de prevención sea el uso del preservativo, que a su vez impide la concepción natural. Sin embargo, el aumento de la supervivencia y la mejor calidad de vida de los pacientes seropositivos, debido a los tratamientos antirretrovirales, han motivado el interés de las parejas serodiscordantes de tener hijos, buscando métodos de reproducción asistida, tratando de minimizar el riesgo de transmisión.
En las parejas serodiscordantes en las cuales el seropositivo es el hombre, es importante tener en cuenta la disminución de la fertilidad, por los cambios de los parámetros seminales, los cuales se han relacionado con el recuento de linfocitos T CD4+. Así mismo, es importante tener en cuenta el riesgo de trasmisión.
Hasta hace unos años se había atribuido la transmisión del virus a las partículas virales que se encuentran en forma libre en el líquido seminal o asociadas a linfocitos y macrófagos, presentes en el eyaculado. El espermatozoide no se había considerado como posible fuente de infección, por no expresar sobre su membrana la molécula CD4, que actúa como receptor viral y porque varios reportes previos indicaron que estas células no albergaban ADN proviral. Sin embargo, se ha reportado la interacción del virus con el espermatozoide a través de otras moléculas como el receptor de manosa, el galactosil alkil acilglicerol y más recientemente el heparán sulfato.
Autores: Jurany Andrea Sánchez,MD,I Walter Cardona-Maya,PhD,II María Teresa Rugeles PhDI
Fuente: Rev Cubana Obstet Ginecol vol.39 no.3 Ciudad de la Habana jul.-sep. 2013