Percepción de condiciones de trabajo y salud en portadores de VIH

Lacito rojo. Imagen: Prensa LatinaNos adentramos ya en el cuarto decenio de la epidemia mundial de SIDA. La mayoría de los más de cuarenta millones de personas infectadas por el VIH (de los que cerca de cinco millones contrajeron el virus en 2005) están en su edad más productiva; se estima que ascienden a nueve de cada diez de los infectados. Los efectos de la epidemia son devastadores, no sólo para los trabajadores y sus familias, sino también para las empresas y la economía de países y regiones enteros.
El sida se ha vuelto un problema de gran magnitud en el lugar de trabajo y un reto enorme para el desarrollo. En torno a la incidencia sobre el empleo y el mercado de trabajo, conviene considerar que, según las estimaciones, había, ya hace diez años, 23 millones de trabajadores portadores del VIH que tenían de 15 a 49 años de edad.

En Cuba desde 1993 se ha adoptado una nueva modalidad de atención, el Sistema de Atención Ambulatoria (SAA), el que tiene como objetivo la atención, a través de los diferentes niveles del Sistema Nacional de Salud (SNS), a las personas con VIH.

En el Reglamento sobre ese sistema para portadores del  VIH y enfermos del sida se expresa que en el centro sanatorial se estudiarán las posibilidades de incorporación laboral que puedan existir para el paciente en la propia institución sanatorial en centros del SNS o en el centro de trabajo de procedencia con vistas a obtener vías alternas para su productiva incorporación laboral, efectuando las propuestas que correspondan a la Comisión Técnica Provincial. A su  vez se enuncia que el Ministerio de Salud Pública establecerá las coordinaciones pertinentes con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) para determinar los  puestos de trabajo que no pueden ser ocupados por los pacientes acogidos y aprobados para el SAA.

La epidemia de sida está concentrada en la población adulta, en una fase del ciclo vital donde la persona es económicamente más productiva. Al afectar el segmento de la población que corresponde a la fuerza laboral de un país, el SIDA produce impactos económicos negativos para las familias, las empresas y la sociedad.

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Fuente: Revista Cubana de Salud y Trabajo 2013;14(1):32-8