Enfermedades diarreicas agudas
La diarrea es una consecuencia de la disfunción en el transporte de agua y electrolitos a nivel del intestino. Como resultado de esta alteración se produce un aumento de la frecuencia, cantidad y volumen de las heces, así como un cambio en su consistencia por el incremento de agua y electrólitos contenidos en ellas. Todo esto condiciona un riesgo, que es la deshidratación y los trastornos del equilibrio hidromineral.
Las enfermedades diarreicas son una importante causa de morbimortalidad en el mundo. A pesar de persistir como un importante problema de salud pública en la región, en los últimos años la diarrea aguda infecciosa ha declinado como causa de muerte y morbilidad en Latinoamérica en forma paralela al mejoramiento de las condiciones de vida de la población. Además de este impacto, las infecciones gastrointestinales mantienen su vigencia por tres factores que han complicado su manejo. El primero de ellos está constituido por la emergencia de la resistencia antimicrobiana en varios de los agentes etiológicos bacterianos de diarrea de la comunidad (por ejemplo Shigella). En segundo lugar, el panorama se ha complicado por la aparición de nuevos agentes de diarrea que son introducidos por el desarrollo económico e industrial (por ejemplo Salmonella enteritidis, en la nueva taxonomía Salmonella serotipo Enteritidis) y, en tercer lugar, por las limitaciones que tiene el laboratorio microbiológico tradicional para detectar la diversidad de agentes conocidos y que impiden el reconocimiento de agentes que requieren medios de cultivos especiales (por ejemplo Campylobacter) o que necesitan de un reconocimiento clonal o patogénico más que de especie (por ejemplo Escherichia coli entero-hemorrágica).
Estos factores limitan la aplicación de esquemas de tratamiento que han sido validados en zonas con un perfil limitado de resistencia antimicrobiana e impiden un diagnóstico microbiológico apropiado al no contar con las herramientas adecuadas de reconocimiento bacteriológico. Por otra parte, para algunos de los patógenos emergentes no se cuenta con tratamientos específicos efectivos, enfrentando al clínico a circunstancias en las que debe evitar su uso (por ejemplo en S. enteritidis).
Los objetivos del tratamiento en los pacientes afectados por diarrea son aliviar los síntomas, evitar las complicaciones, en lo posible acortar la enfermedad y también evitar la diseminación de agentes patógenos en la comunidad.
Diferentes estrategias están disponibles para cumplir estos objetivos. Ellas involucran:
- el seguimiento de una dieta específica
- el uso de sales de rehidratación oral
- antiinflamatorios
- antidiarreicos
- antimicrobianos.
La diarrea continúa siendo un problema epidemiológico debido a la emergencia de resistencia bacteriana y la identificación de nuevos agentes causales. La mayoría de los casos de diarrea evolucionan en forma autolimitada requiriendo sólo manejo dietético, analgesia, e indicaciones simples.
Enfermedades diarreicas y VIH/sida
La diarrea constituye un problema para muchos enfermos de VIH/sida y es causa de que el organismo pierda agua y minerales. Esta pérdida es aún mayor si el enfermo tiene vómitos. En los casos graves, la diarrea produce deshidratación, mala absorción de los alimentos, fuerte adelgazamiento y malnutrición, y da lugar a debilidad y a ulteriores enfermedades. En los niños pequeños, la diarrea puede agravarse rápidamente y, si no se trata, conducir a la muerte.
La diarrea puede tener muchas causas. Puede ser un síntoma de enfermedad o un efecto secundario de la administración de medicamentos; es producida frecuentemente por el consumo de alimentos contaminados como consecuencia de una escasa higiene alimentaria. El consumo de determinados alimentos suele agravar la diarrea.
Se suele creer equivocadamente que cuando se padece de diarrea es necesario dejar de comer y de beber, y que se han de tomar medicamentos. Sin embargo, reducir la ingesta alimentaria puede agravar más el problema. Discuta el empleo de medicamentos contra la diarrea con un agente de salud o médico. No utilice medicamentos que se han recetado para otras personas.
El organismo elimina las sustancias tóxicas presentes en el intestino mediante la diarrea. Aun cuando la mayoría de las diarreas cesan al cabo de un par de días, la mejor cura es beber mucho líquido, o una solución de rehidratación oral (véanse los cuadros de las págs. 37 y 38), no interrumpir el consumo de alimentos y tratar las causas subyacentes, si son conocidas, hasta que cese la diarrea.
La mayoría de las diarreas pueden tratarse en el hogar, siguiendo las sencillas indicaciones que aparecen más adelante. Conviene recabar el consejo de un agente de salud si el trastorno dura más de tres días, si se produce fiebre, si aparece sangre en las heces, o si se produce gran debilidad. Es mejor prevenir que curar. Pueden evitarse muchos casos de diarrea siguiendo las reglas de higiene elementales.
No deje de comer cuando tenga diarrea; beba abundantemente
Recomendaciones generales. Beba diariamente más de ocho vasos de líquido, especialmente agua. También conviene beber otros tipos de líquidos para reponer las sales que se han perdido y suministrar energía. A continuación se dan algunas indicaciones relativas a alimentos que se digieren fácilmente y a bebidas que pueden contribuir a la rehidratación del organismo y a proporcionar sales, energía y vitaminas.
Alimentos y bebidas recomendados. Consuma sopas, zumos de frutas diluidos en agua, o una solución de rehidratación oral.
- Coma alimentos blandos, en puré o húmedos, por ejemplo hortalizas blandas y frutas, gachas de cereales, arroz, banano, patatas y guisados con harina refinada de maíz, arroz, cebada o patatas. Entre las hortalizas blandas están también el calabacín, la calabaza y las zanahorias, así como la sopa de verduras. En el Anexo 1 se mencionan varias recetas.
- Para reponer los minerales que se han perdido, consuma verduras y frutas blandas, especialmente bananos, mangos, papayas, sandías, calabacines, calabazas, patatas y zanahorias.
- Coma alimentos refinados (fibras solubles) como arroz blanco, harinas de maíz, pan blanco, fideos y patatas.
- Pele y cocine las hortalizas y frutas para que puedan soportarse mejor.
- Consuma alimentos calientes, pero no muy calientes o muy fríos.
- Consuma comidas no muy abundantes, pero coma con frecuencia.
Alimentos y bebidas que hay que consumir en cantidades limitadas o que hay que evitar. El consumo de algunos alimentos puede agravar la diarrea. Procure eliminar de la dieta un alimento a la vez y observar si se nota la diferencia.
- Las grasas pueden intensificar la diarrea y causar náuseas. Debe entonces reducirse la ingesta de grasas, y se debe emplear menos aceite para la cocción de los alimentos, o suprimir el aceite del todo; se deben quitar de la carne las grasas visibles o la piel, y los alimentos se deben hervir y no freír. Sin embargo, las grasas son una importante fuente de energía, y en una dieta no deben suprimirse a menos que sea realmente necesario.
- Las hortalizas y frutas verdes, poco maduras y ácidas, como los tomates, la piña y los cítricos, a veces no son tolerados.
- La leche a veces no es tolerada; por lo tanto, hay que comprobar si se digiere mejor la leche calentada o el yogur.
- El café, el té y el alcohol pueden aumentar la deshidratación. Deben ser sustituidos por otros líquidos como el agua, las infusiones de hierbas y las sopas.
- Los alimentos muy picantes como el chile y la pimienta pueden a veces acentuar la diarrea.
- Se deben evitar ciertos alimentos como los frijoles, los brécoles, las coliflores, las coles, las coles de Bruselas, las cebollas y los pimientos verdes, que producen gases.
Más información:
Aprender a vivir con el VIH/sida. 6. Saber manejar las complicaciones producidas por el VIH/sida
Nota informativa del Ministerio de Salud Pública de Cuba
Manejo ambulatorio del síndrome diarréico agudo en adultos
Fisiopatología de la diarrea aguda
Fuente: Infomed. Revistas Médicas/ Periódico Juventud Rebelde/FAO
Actualizado: julio 20/2012