Women at risk of HIV can continue to use hormonal contraception but with condoms

Las mujeres con alto riesgo de contraer el VIH pueden continuar utilizando los anticonceptivos hormonales inyectables, a pesar de las investigaciones que indican que su uso aumenta la susceptibilidad de las mujeres a la infección. Así concluye un trabajo de revisión realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde se determinó que la evidencia de que el uso de los anticonceptivos hormonales aumenta el riesgo de transmisión del VIH en las mujeres no fue concluyente y que las mujeres con alto riesgo de VIH puede continuar usando los anticonceptivos hormonales inyectables, pero junto con los condones.

La OMS publicó esta orientación en respuesta a un estudio que evaluó a casi 3.800 parejas serodiscordantes de siete países africanos publicado en línea en The Lancet Infectious Diseases en octubre de 2011. Este estudio encontró que las mujeres que utilizan anticonceptivos hormonales, principalmente acetato de medroxiprogesterona inyectable, tenían el doble de riesgo de contraer el VIH.

El estudio provocó un debate entre grupos internacionales de desarrollo, porque los anticonceptivos hormonales inyectables son una de los métodos de anticoncepción más utilizados por que las mujeres en los países pobres para reducir el número de embarazos no deseados.

El grupo de 75 expertos de la OMS, tras una deliberación detallada y prolongada de las revisiones sistemáticas de evidencia, encontró que esta no era suficientemente concluyente para cambiar la orientación actual. La mayor parte de su preocupación se centró en la relación entre los anticonceptivos de progestágeno inyectables y la adquisición del VIH, pero no pudieron establecer una clara relación causal aunque no descartaron definitivamente la posibilidad de un efecto.

El grupo pidió una mayor investigación en esta área y dijo que mantendrá la evidencia en constante revisión.

Fuente
Women at risk of HIV can continue to use hormonal contraception but with condoms.
Gulland, A. BMJ 2012;344:e1226