El consumo de yema de huevo es “casi tan malo como fumar” para los enfermos de ateroesclerosis, según un estudio de la Universidad Occidental (Canadá). El trabajo, dirigido por el doctor David Spence y cuyos resultados se han publicado en la revista Atherosclerosis, evidencia que la ingesta de este alimento “acelera esta enfermedad de un modo similar al tabaco”.
Concretamente, los expertos aseguran que el consumo regular de yemas de huevo tiene sólo un 33% menos de efectos negativos que el de cigarrillos. Según advierten, este hábito puede producir “el aumento de la acumulación de placa en la carótida”, lo que supone un factor de riesgo para el accidente cerebrovascular y el infarto de miocardio.
Tal como concluye el doctor Spence, “se ha demostrado que, con el envejecimiento, la placa se acumula poco a poco en las arterias, y las yemas de huevo hacen que ello suceda más rápidamente”.
(Fuente: Revista Finlay)
Por: Lomelí, Catalina; Rosas-Peralta, Martín; Lorenzo, Antonio; Saucedo, Néstor. Arch Cardiol Mex.2012; 82 :93-104 – vol.82 núm 02.
Se ha encontrado una elevada prevalencia de microalbuminuria en una muestra aleatoria de pacientes hipertensos, seguidos de manera ambulatoria en consultas de médico especialista, indicando que el riesgo cardiovascular elevado es habitual en la práctica clínica. Es necesario realizar no sólo la detección precoz de la hipertensión, sino también ofrecer un tratamiento multifactorial más estricto basado en el bloqueo de receptores de angiotensina y el control de otros factores de riesgo cardiovascular para facilitar la prevención primaria y secundaria.
Freno a la hipertensión con yogur, arándanos y sésamo
Nuevas investigaciones revelan que el consumo de estos tres alimentos ayuda tanto a mantener a raya las cifras de tensión arterial como a prevenirla.
Seguir una dieta sana y equilibrada supone el mejor escudo frente a diferentes enfermedades. Patologías como la tensión arterial guardan una clara relación en función de los alimentos que se ingieran. Más allá de moderar el consumo de sal, principal enemigo de la hipertensión, en el marco del congreso de la Asociación Americana del Corazón, que tuvo lugar esta semana, se presentó el efecto que pueden ejercer sobre la tensión arterial el consumo de diferentes alimentos.
En concreto, un nuevo estudio reveló que las personas que complementan su dieta con yogur son, a largo plazo, menos propensos a tener la tensión alta y, de media, tienen una menor presión arterial sistólica que los que no lo toman. Durante 15 años, los investigadores seguieron a más de dos mil voluntarios que, al inicio del estudio, no padecían hipertensión. Los participantes tuvieron un 31 por ciento menos de posibilidades de tener la tensión alta, siempre y cuando el dos por ciento de las calorías totales de la dieta vinieran de la ingesta de este lácteo bajo en grasa y, al menos, cada tres días.
En la misma línea de investigaciones, las personas que cocinan con una mezcla de aceites de salvado de arroz y sésamo registraron una caída significativa de la presión arterial y mejoraron los niveles de colesterol, según otro estudio. La presión arterial sistólica bajó una media de 14 puntos entre los que utilizan sólo la mezcla de aceites y 16 puntos para los que tomaban medicación. Los que combinaron fármacos y aceite obtuvieron un descenso de 36 puntos.
En cuanto a la diastólica, se redujo en once puntos para los que incluían el aceite, en doce para los que tomaban fármacos y en 24 para los que combinaban ambas cosas. En cuanto al colesterol, en los que emplearon los aceites, el colesterol «malo» o LDL descendió un 26 por ciento, mientras que el «bueno» o HDL aumentó un 9,5 por ciento.
Por otra parte, el consumo regular de zumo de arándanos bajo en calorías puede reducir la presión arterial en adultos sanos. Después de ocho semanas, los valores de presión arterial se había reducido significativamente de un promedio de 121/73 mmHg a 118/70 mmHg para los que beben el jugo de arándano bajo en calorías, mientras que el grupo al que se le administró un placebo no mostró ningún cambio.
(Fuente: La Razón)
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