El fin del cólera puede estar cerca
En 1997, Vietnam se convirtió en el primer (y, hasta ahora, único) país en brindar vacunación rutinaria contra el cólera a sus ciudadanos, no solo durante las emergencias. Los casos han disminuido de manera significativa, según un estudio realizado en 2014, y en 2003 el cólera desapareció de Hue, donde se enfocó principalmente la campaña.
Sin embargo, Dang no realizó un estudio clínico clásico, y la fábrica de las vacunas vietnamitas no cumplía con los estándares de la OMS, por lo que no se permitió que la agencia de la ONU la comprara.
“No es una vacuna elegante; solo es un montón de células muertas, el tipo de tecnología usada desde Louis Pasteur”, dijo Clemens, ubicado al centro.
Puesto que no había ninguna compañía farmacéutica con un incentivo para pagar estudios clínicos o fábricas, su invento languideció en “el valle de la muerte”: la costosa brecha entre un producto que funciona en un laboratorio y una versión hecha en una fábrica que sea segura para millones.
En 1999, Clemens se acercó a lo que ahora es la Fundación Bill y Melinda Gates, que entonces apenas se estaba organizando.
“Literalmente, estaban operando en un sótano”, dijo. “Recibí una carta de Bill Gates. Su tono era relajado: ‘Aquí tienen 40 millones de dólares. ¿Me podrían mandar un informe de vez en cuando?’”.
“Pero, sin ese apoyo”, continuó Clemens, “esto no habría visto la luz del día”.
Con ese dinero reformuló la vacuna de Dang, llevó a cabo un estudio clínico exitoso en Calcuta y encontró una empresa india, Shantha Biotechnics, que podría cumplir con los estándares de la OMS.
Lanzada al público en 2009 con el nombre de Shanchol, venía en un vial del tamaño de una torre de ajedrez, no necesitaba sustancia amortiguadora y costaba menos de dos dólares por dosis. Sin embargo, suscitó poco interés, incluso por parte de la OMS.
La vacuna carecía de una campaña publicitaria como las que las compañías farmacéuticas lanzan para sus productos comerciales, y la “atención en sala al cólera” estaba salvando muchas vidas (siempre y cuando pudiera organizarse). La nueva vacuna no se utilizó en el brote de cólera ocurrido en Zimbabue en 2009 ni al comienzo del explosivo brote en Haití en 2010.
El “valle de la muerte” se extendía: sin clientes, Shantha no tuvo dinero para construir una fábrica más grande. El punto muerto terminó cuando Paul Farmer, fundador de Partners in Health, que ha trabajado en el centro de Haití desde 1987, comenzó a denostar públicamente a la OMS por no actuar con mayor rapidez.
La agencia aprobó Shanchol en 2011 y desde entonces la vacuna ha estado ganando aceptación poco a poco. En 2013, se comenzó a crear un acopio de emergencia y GAVI Alliance destinó 115 millones de dólares para elevarlo a seis millones de dosis.
La vacuna se está usando en Haití y en brotes en Irak, Sudán del Sur y otras partes. Una segunda versión, Euvichol, sintetizada en Corea del Sur, se aprobó en 2015.
A fines de este año, Bangladés espera poder comenzar a eliminar los persistentes brotes de cólera. Una empresa empezó a fabricar una versión local de la vacuna, llamada Vaxchol. Firdausi Qadri, un investigador en jefe del ICDDR,B, calculó el año pasado que para que tenga éxito se requiere de casi 200 millones de dosis.
Por fin el mundo tiene una vacuna que, administrada de forma rutinaria, podría terminar con uno de los grandes flagelos de la historia. Sin embargo, aún no se puede asegurar qué es lo que pasará.
Con 1,4 mil millones de personas en riesgo, es enorme el posible costo de la vacunación en países donde el cólera es endémico. Además, la enfermedad suele moverse, emergiendo y despareciendo entre las muchas causas de la diarrea.
Incluso Bill Gates, que pagó gran parte de la investigación, ha dicho: “Es verdad que tenemos una vacuna contra el cólera, pero ¿dónde debe usarse?”.
Recordando su larga lucha para demostrar el valor de la vacuna, y luego para ganar su aceptación, Clemens ofreció una explicación que combina la melancolía con la crítica: “Quizá no somos malos científicos, pero fuimos pésimos promotores”.
“Si esta enfermedad se hubiera presentado en niños estadounidenses, habrían hecho estudios clínicos tan pronto como para la vacuna Sabin contra la polio”.
Fuente: Artículo publicado en el New York Times