Especialistas reunidos en la XX Conferencia Mundial del Sida, que se realizó en Melbourne, Australia, finalizaron ayer el encuentro con un llamado a terminar con la discriminación y la criminalización de las prácticas sexuales ya que obstaculizan “el acceso a realizarse un test de VIH o un tratamiento”, informó el infectólogo argentino Pedro Cahn.
El encuentro, que se realizó desde el domingo 20, reunió a científicos, médicos, organismos internacionales y activistas de todo el mundo, quienes firmaron la declaración Nobody left behind (Nadie se queda atrás), cuyo eje central es la lucha contra la discriminación. El fin del sida sólo es posible si se superan las barreras de la criminalización, el estigma y la discriminación que siguen siendo factores clave de la epidemia, dice la declaración.
Lo mejor que tienen estos encuentros es la diversidad de actores que participan; entonces uno no sólo conoce investigaciones de otros lugares, sino que se genera un debate en torno de la problemática de los derechos humanos, dijo Cahn, director de la Fundación Huésped, quien participó de la conferencia, a la agencia Télam. El especialista explicó que lo que se está denunciando en la declaración es que todavía existen más de 80 países en los que las personas son discriminadas por ser homosexuales, transexuales o son detenidas si consumen drogas, en lugar de contenerlas. Si vas a la cárcel por ser gay, como en Uganda; o por ser usuario de drogas, como en Europa del Este o Rusia, entonces las posibilidades de que te acerques a un sistema de salud a realizarte un test de VIH o bien que accedas a un tratamiento se reducen, y aumenta la exposición de sectores vulnerables, señaló.
Patricia Pérez, titular de Más Paz Menos Sida, quien suscribió también la declaración aunque no se encontraba en Melbourne, señaló que ésta es una problemática que se reitera en cada encuentro: disminuyen quizá los países con políticas discriminatorias, pero el problema mundial subsiste. Pérez, quien reconoció el descenso del porcentaje de activistas en el encuentro debido a la dificultad presupuestaria que implica la participación, dijo que el VIH ha sido una enfermedad muy compleja que ha tenido una respuesta muy rápida desde el punto de vista científico-clínico; sin embargo, la gente se sigue infectando y se sigue muriendo, y esto es por la falta de paz. Introducir la paz como un factor de prevención es clave porque mientras exista la violencia en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en la sociedad, no hay contextos donde –por ejemplo– la persona pueda pensar en colocarse un preservativo, sostuvo.
Durante la conferencia, el organismo de las Naciones Unidas que trabaja sobre el tema, Onusida, presentó sus nuevas metas para 2020: el 90, 90, 90. El 90 por ciento de las personas con VIH deberán estar diagnosticadas; el 90 por ciento de ellas deberán estar bajo tratamiento y, de éstas, el 90 por ciento deberá tener su carga viral indetectable. Son objetivos muy altos, para lograrlo habría que poner en tratamiento a 28 millones de personas. Si se consiguiera, el sida dejaría de ser un problema de salud pública, opinó Cahn.
Fuente: GPSida