Niños
Uno de los desafíos más trágicos y difíciles que plantea la epidemia de sida es el número creciente de niños y niñas que han perdido a sus progenitores o aquellos cuyas vidas no volverán a ser las mismas debido a la enfermedad. Se estima que en el 2010, el número de niños huérfanos por causa del sida podría superar los 25 millones. No hay nada que pueda hacer desaparecer el dolor que estos niños y niñas han sufrido ya. Sin embargo, un cambio consciente en nuestras atenciones y nuestros esfuerzos puede contribuir a aliviar el sufrimiento que muchos de ellos soportan, y a proporcionarles unas perspectivas mejores de futuro.
La mayoría de los niños huérfanos por culpa del sida viven en países en desarrollo, en su mayor parte (82%) en el África subsahariana. A medida que la infección se propaga, el número de niños que han perdido a sus progenitores debido al sida comienza a crecer también en otras regiones, por ejemplo en Asia, América Latina y el Caribe, y Europa oriental.
En una situación de empobrecimiento y a menudo sin progenitores que los eduquen y los protejan, los huérfanos y los niños vulnerables se enfrentan a un riesgo creciente de abuso y de infección por VIH. Muchos de ellos se ven obligados a realizar tareas peligrosas y sufren explotación sexual a cambio de dinero, protección, vivienda o alimentos.
La mayor parte de los niños con VIH adquieren la infección a través de su madre, lo cual puede ocurrir durante el embarazo, parto o la lactancia materna. Sin la aplicación de ninguna intervención durante estos tres períodos las tasas de Transmisión Materno Infantil (TMI) del VIH pueden variar entre un 15% y un 30%, siempre y cuando se use lactancia artificial, pero con lactancia materna prolongada estas tasas pueden alcanzar valores tan altos como un 30% a un 45%.
Sin embargo la TMI puede ser reducida hasta en un 2% o aún menos si se usan intervenciones intensivas que incluyan antirretrovirales, intervenciones obstétricas como la cesárea electiva a las 38 semanas y el uso exclusivo de lactancia artificial. El tratamiento a la mujer embarazada debe considerar dos aspectos fundamentales:
_ el cuidado a la propia salud de la mujer
_ a reducción de la TMI
Por lo tanto la selección de los antiretrovirales deberá tener en cuenta ambos aspectos tratando siempre de no producir daños ni en la salud de la madre ni en el feto. Deben considerarse los efectos dañinos potenciales sobre ambos, incluyendo posibles efectos teratogénicos, alteración del curso normal del embarazo como parto pre-término y crecimiento intrauterino retardado. Aunque estudios recientes presentan evidencia de que estos riesgos no son grandes, deben de todas formas tenerse en cuenta.
De un 30-60% de los niños que se infectan por vía materna tienen niveles de virus detectables en sangre (por carga viral) dentro de las 48 horas de nacidos, indicando que la infección puede haber ocurrido durante su desarrollo intrauterino. Aproximadamente el 90% de los niños infectados presentarán marcadores virales a los 12-30 días de infección y casi el 100% entre los 30 y 90 días de nacido. Los patrones de carga viral son diferentes en los niños infectados perinatalmente si se comparan con los de los adultos. Los niños infectados generalmente presentan una carga viral que se mantiene con valores altos durante más tiempo que en los adultos hasta alrededor del primer año de vida. Luego comienza un lento decrecimiento pero raramente llega a ser indetectable de forma espontánea.
El método de diagnóstico preferido para el diagnóstico de infección por VIH en la infancia es la PCR.
A finales del 2007 Cuba reportó un total de 288 niños hijos de madres seropositivas y de ellos, 30 adquirieron el virus de la inmudeficiencia humana (VIH). De los 30 niños con VIH por transmisión maternoinfantil, dos son asintomáticos y 10 fallecieron por esta causa. Los otros 18 se mantienen con tratamiento antirretroviral de gran actividad. Hay además 197 diagnosticados como no infectados o sanos, y 59 que aún están en estudio, porque no han cumplido los dos años.
Desde que se detectó el primer caso de sida en 1985, la isla puso en marcha un programa de prevención del VIH/sida con un componente de atención materno-infantil para disminuir la transmisión vertical (infección del niño durante el embarazo). Esta estrategia incluye los tratamientos antirretrovirales a la madre y los infantes que lo requieran, técnica de reacción en cadena de la polimerasa a los 15 días de nacido y atención especial a la familia.
Actualizado: agosto/2011
Fuente: Juventud Rebelde, CNP ITS/VIH/sida, MINSAP, ONUSIDA