27/05/2020
Don Jaime fue uno de aquellos emprendedores catalanes que cimentaron el buen nombre del tabaco cubano. En 1827, aprovechando la derogación de los impuestos reales que cargaban a la industria tabacalera, fundó un modesto taller que llegó a floreciente fábrica y grabó desde 1845 su nombre en la historia del habano. Para asegurar suministro en calidad y cantidad convenientes a su negocio, don Jaime compró vegas en la archifamosa Vueltabajo, en el occidente de Cuba. Su emprendimiento afectó los intereses de un comerciante tabaquero de la zona, llamado, por cosas del destino, Pedro Mató. Ver más…
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